sábado, 28 de diciembre de 2013

“Cristo Rey” avanzamos…de la mano de Leticia

Como por estos lados se ha convertido en una especie de deporte nacional hablar mal de cualquier película dominicana sin siquiera haberla visto, que es lo que nos disgusta o, por lo menos, buscarle las tres patas o cinco al gato, aclaramos: no estamos diciendo que “Cristo Rey” va a estar entre las mejores del año, la lista que sigue a este comentario, sino que es una película que está muy por encima del funesto promedio que llevamos desde “Pasaje de ida” hasta este diciembre.
Y sí, avanzamos de la mano de Leticia Tonos porque lo que ella vuelve a probar con este, su segundo largometraje, es que tiene buena mano para hacer cine.
Porque la historia, el guión que concibieron ella y Alejandro Andújar, puede ser calificado de algo simplista y, posiblemente, de tomar detalles prestados como la secuencia inicial con los chicos del barrio despertando el ambiente con su “concierto”, y la final, también llevada con los niños.
Sin embargo, a pesar de la escasa profundización de la historia, de ese remedo barrial empobrecido del “Romeo y Julieta” del inmortal bardo británico, razón por la cual la tachamos de simplista, hay detalles que sacan el relato de lo convencional  como es el hecho de que, apegándose más a nuestra realidad que a la tragedia original, los “buenos” del film no resultan ser los triunfadores, los traidores sonríen a sus anchas y los abusadores, los que roban, asesinan y extorsionan de antes, de ahora y de siempre, continúan apoltronados gozando la gran vida.
Y eso no es cosa de todos los días en nuestro cine y, por cierto, ni siquiera en nuestro “modelo para armar” norteamericano, es más parte de la temática del cine europeo y tal vez de manera esporádica en el cine latinoamericano y el oriental.
“Cristo Rey” cuenta con 96 minutos y podemos dar fe, aunque no sea la nuestra muy cristiana, de que no percibimos baches, o sea, momentos en los cuales se haga notoria la falta de movimiento (que no de acción, que es otra cosa).


2013: Lo mejor del año

Como apuntara uno de los chicos en “Cineasta radio” hace unos días, lo mejor del año casi podría decirse “lo mejor de Fine Arts”. Sin embargo, aunque el grueso de la calidad apareció en las pantallas de esas pequeñas salas, ese mismo día encontramos una apreciable cantidad estrenadas en salas comerciales normales.
También como es natural, ninguna cinta dominicana figura en esa selección, y las que se pueden señalar como destacadas son pocas: “¿Quién manda?” y “Cristo Rey”, que el resto no levanta cabeza a no ser por el carácter de su denuncia, como “Noche de circo”.
Pero, para no perder más tiempo, aquí les va la lista, aparte la mejor (que son dos), las demás no aparecen por orden cualitativo.
La mejor del año: “Amour” (Amor), de Michael Haneke, empatada con “Gravity” (Gravedad), de Alfonso Cuarón. El profundo y hermoso intimismo de la francesa, y profundidad espectacular de la norteamericana, en apariencia, polos opuestos, en calidad, magnificencia cinematográfica.

1.- Bestias del sur salvaje (Beast of the southern west), de Ben Zeitlin.
2.- “The Master”, de Paul Thomas Anderson
3.- “Elena” (Jelena), de Andrea Zuyangintsev
4.-La reina infiel (A royal affair), de Nicolaj Arcel
5.- Intriga (Prisoners), de Denis Villeneuve
6.- Captain Phillips (Capitán Phillips), de Paul Greengrass
7.- Los Miserables (Les miserables), de Tom Hooper



sábado, 21 de diciembre de 2013

‘El Hobbit: la desolación de Smaug’



Nos imaginamos a Peer Jackson, de 15 años, en su Nueva Zelandia natal deslumbrado viendo “Taxi Driver”, “The Front”, “Carrie”, todas excelentes, pero tal vez prefiriendo “Rocky”, “King Kong” o “Midway” porque, aunque no tan buenas, son espectaculares, taquilleras. O sea, que tienen más de show que de cine. Y, tal vez también, en ese año 1976, Peter, como casi otro cualquier joven, decidió que iba a hacer también películas espectaculares y, sobre todo, que haciéndolas se iba a hacer millonario, multimillonario.
Y ha cumplido con sus esperanzas y deseos Peter Jackson. Descubrió, como lo hubiera hecho un buscador de oro en el Klondike a fines del siglo 19, un perfecto filón: Tolkien.
Porque Tolkien creó todo un mundo de ficción, pero, sobre todo, creó un mundo repleto de exotismo, de aventuras, de batallas, de seres extraordinarios, enanos algunos, normales otros, monstruosos los más.
Y eso, sobre todo en sus aspectos exteriores más llamativos, es el mundo Tolkien-Jackson. Cuando vean “The Hobbit: the Desolation of Smaug”, eso es lo que van a encontrar, en especial, unas películas pensadas para hacer cine y, más aún, para hacer dinero. La novela en la que se inspira no es demasiado extensa, pero, sabichoso, conociendo la pasión de miles y miles por el autor, la dividió en tres para sacarle más provecho.
Por supuesto, usted ve este film y se percata de que Jackson está haciendo cine de verdad, que hay secuencias que revelan una enorme capacidad de puesta en escena como esa de la fuga del grupo entonelados, o sea, viajando vertiginosamente por un río metidos en toneles, una edición capaz de dejar a cualquiera sin aliento.
Y toda la película, todos sus extenuantes 161 minutos (léase: dos horas y 41




http://www.listin.com.do/entretenimiento/2013/12/20/304211/ElHobbit-la-desolacion-de-Smaug

‘Don Jon’, un chico con talento


El chico a quien nos referimos es Joseph Gordon Levitt, que es, fíjense bien, el actor principal de “Don Jon”, pero también su guionista y, por si todo eso fuera poco, también es el director de la película.
Por supuesto, no es que vayamos a decir ahora que la cinta es una tremenda maravilla pero, aun siendo una buena película está muy por encima de numerosos directores veteranos y, sobre todo, de muchos debutantes.
Además, “Don Jon” no es una simple y anodina historia de amor mezclada con comedia que sigue los trillados y facilones senderos de las fórmulas establecidas: chico y chica se enamoran, luego se separan y, al final, se arreglan para el esperado final feliz.
No, “Don Jon” no es tradicional, no es predecible y, por encima de todo ello, tampoco es una historia  fácil de digerir.
Jon, el personaje central, a quien le dicen “Don Juan” por ser un chico conquistador, de esos que van a los lugares de diversión junto a sus dos amigos inseparables y, en tanto ellos miran y aprenden, él se goza a una chica en la pista de baile, en los sillones del establecimiento y, luego, en su cama, de ella o suya, que da lo mismo.





sábado, 14 de diciembre de 2013

“Intriga” no hay otra palabra: ¡formidable!

Denis Villeneuve es, aunque apenas hemos visto dos obras suyas, un maestro. “Incendies” es tan excelsa que se pasa de excelente. Y ahora, “Intriga”, es una de las mejores cintas de este 2013.
Ese título es inocuo. El verdadero, el que sí da la idea, es “Prisoners”, porque esta historia original de Aaron Guzikowski nos cuenta sobre personajes que no están encerrados físicamente, pero, mentalmente, son prisioneros de sus formas de pensar, de sus idiosincrasias, de sus creencias.
Keller Dover, desde el mismo inicio de la acción, cuando está con su hijo adolescente cazando en el bosque, antes de disparar al ciervo reza a su dios, reza para que sus pecados sean perdonados. Y cuando decide hacer lo que es el nudo de la acción y no podemos revelar, muy a pesar de lo repugnante de lo que se dispone a hacer, también reza para tener fuerzas, para que su dios le ayude en su misión. Y si los secuestradores hacen lo que hacen, también lo hacen en nombre de su dios que, por cierto, es el mismo al que reza el piadoso Keller.
Con la excepción de Loki, el policía investigador, todos o casi todos los personajes centrales son prisioneros de su mente, son víctimas de sus creencias, se convierten, para mal, nunca para bien, en verdaderos seres enloquecidos por la obsesión de un supuesto cumplimiento de su deber, de su misión en la tierra.

sábado, 7 de diciembre de 2013

“Cuestión de Tiempo”


Era de esperarse, porque Richard Curtis escribió el formidable guión de “Cuatro bodas y un funeral”, y escribió y dirigió “Love actually”, una estupenda comedia.
La presente, “About Time”, bien podría denominarse también “About Love”, pero, no se equivoquen, no es, ni por asomo, una comedia romántica como podrían pensar, sino, más bien, una comedia sobre el amor, el amor entre  parejas, el amor entre hermanos, el amor entre padres e hijos, el amor entre amigos.
Desde ese punto de vista, la historia del joven Tim y su padre, la historia de Tim y Mary, la de Tim y su hermana Kit Kat, la de sus amigos y su madre, es compleja por las vueltas y revueltas que ofrece, por los cambios de tiempo, de adelante a atrás y en ocasiones no una sino varias veces en una misma situación.
Estas podrían causar algo de confusión, como de seguro ahora estarán pensando, pero Curtis y su encargado de fotografía, y mucho más su editor, se las arreglan no solo para que comprendamos toda la historia hasta en sus más mínimos detalles sino para que la disfrutemos, para que nos emocionemos, para que, llegado el momento, sintamos prácticamente lo mismo que sienten Tim y su padre.
Porque, como las dos películas de Curtis antes señaladas, este señor demuestra de nuevo y de manera fehaciente que es excelente creando situaciones que abarquen los sentimientos más íntimos de los seres humanos.

“Noche de Circo”

 Hace unas semanas vimos un “Biodegradable” que, al pasar de la Era de Trujillo al futuro se convertía casi en Orwell. Ahora, sin que digamos que Alan Nadal anda copiando y menos plagiando, “Noche de circo” tiene mucho del Sartre de “Hui clos” (A puerta cerrada, obra teatral, 1944).
Mientras en aquella un mayordomo introducía a cuatro personas en una sala y estos durante más de una hora se destrozaban sicológicamente, ahora diez personas despiertan encerradas en un amplio galpón y ninguno de ellos sabe quién les llevó allí.
Hasta cierto punto, la idea viene siendo la misma, la diferencia se cae de la mata: los diálogos de Sartre son infinitamente mejores tanto desde el punto de vista literario como desde el sicológico.
En “Noche de Circo” no tenemos personas como personajes, sino personajes-símbolos: no hay un Juan o una María ni un José, sino un Niño Rico,  en Cura, un Policía, un Forzudo, cuidador de salón de fiestas, una Actriz, una Asistente Social, un Anciano en silla de ruedas, un Político, un Juez, un Banquero.
La idea es que, se puede inferir, todos están no en un lugar determinado (aunque lo sea también), sino en una especie de infierno o purgatorio donde todos tienen culpa de algo y los sucesivos enfrentamientos forzados entre unos y otros van dejando salir sus respectivas culpas, sus pecados contra de la sociedad donde viven. Porque esa es, en realidad, la idea de la historia: una denuncia de la corrupción generalizada de esos “actores” sociales.
El problema es que muchos de los diálogos son un tanto vacuo.

“Tesis sobre un homicidio”


Veamos, ¿Por qué muy interesante y no muy buena? Porque, a nuestro juicio, el tema central, esa obsesión que domina al personaje central, al Profesor Roberto Bermúdez en relación a su joven alumno en el curso que enseña de derecho es un estupendo como tal, pero no tanto su desarrollo en el guión. 
Porque una cosa es lo que se plantea y otra muy diferente como se lleva esa idea en su desarrollo, y, a nuestro entender, hay una buena cantidad de detalles que hacen que flaquee esa idea, detalles que, tratándose como se trata de una película que cuenta sobre la investigación de un brutal asesinato por la Justicia, pero, sobre todo, por la propia investigación paralela que hace Bermúdez, no podemos revelar.
Lo que sí podemos decirles es que, sobre todo durante los últimos 15 o veinte minutos del filme no dejen de poner atención porque es durante ese lapso que tienen que dilucidar ustedes, como espectadores, la clarificación de ese final.
Desde ese punto de vista, “Tesis sobre un homicidio es una obra interesante que cuenta con una muy buena dirección, con acertadísimos movimientos y selecciones de ángulos en la fotografía y con una excelente edición.
Además, las actuaciones son, en conjunto, buenas, sobresaliendo, como era de esperarse, ese grande de la escena argentina e internacional que es Ricardo Darín.

sábado, 30 de noviembre de 2013

“Los juegos del hambre: en llamas”


“The Hunger Games”, la historia inicial que vimos no hace mucho, resultó una sorpresa doble: hizo tanto dinero que hasta sus productores estaban con un palmo de narices, y fue tal su calidad que también los críticos se quedaron casi igual.
Claro, lo primero fue el resultado de una formidable campaña de promoción que se inició vía internet de manera tal que, cuando llegó el estreno, miles de boletas estaban vendidas. Eso, con el complemento de una historia bastante original y bien manejada por Gary Ross, dio como resultado lo que ya dijimos: una fortuna en la taquilla.
Lo otro es que, con esa historia original y un guión bien hilvanado, con buenas interpretaciones en conjunto y con la señalada buena dirección de Ross, el resultado lógico fue una aceptación casi masiva de la crítica.
Pero hay algo que nos llama poderosamente la atención: la presente, siendo una secuela, recibió menos críticas (207) que la original (275) y, a pesar de ello, tuvo un punto menos que la que ahora vemos.
Fíjense, no es que sea imposible que una secuela resulte mejor que la inicial, es algo que ha sucedido varias veces ya, pero es que, pensándolo bien, no encontramos nosotros, muy particularmente, razones de peso como para que nos guste más esta que aquella.
Ambas son cintas muy apreciables desde el punto de vista cinematográfico, sin que por ello consideremos que son un ejemplo del Séptimo Arte ni nada siquiera cercano, pero, si se fijan bien en la historia que nos cuentan Simon Beaufoy y Michael Arndt podrán apreciar que, hasta cierto punto, salvando la introducción, obligadamente diferente, lo que se plantea como meollo de la historia (que es precisamente lo que busca y gusta el gran público), viene siendo lo mismo que cuenta la primera: el desafío en medio de la selva de los buenos contra los malos, para entonces arribar a un final que, como comprobarán, no es tal, porque no es más que una simple preparación para la tercera parte que, a su vez, dará el pie amigo a la cuarta, o sea, es un aperitivo para el 2014 y el 2015, y eso, naturalmente, es algo que no es demasiado de nuestro gusto.

"La noche de las bestias”

 No nos parece que “The Purge” sea una película despreciable porque, a decir verdad, no está mal llevada por su director, James DeMonaco, pero, a nuestro juicio, presenta un problema que no nos parece potable: no tragamos esa historia que se inventó el mismo DeMonaco.

Fíjense: según lo que se nos cuenta, en el año 2022, la sociedad norteamericana era un verdadero remanso de paz: no hay desempleo, no hay criminalidad apreciable, todos viven apaciblemente tranquilos.

Pero, ¿qué sucede? Pues que los psicólogos sociales aducen que, para que se mantenga esa ideal situación, hay que dejar un resquicio oportuno para que escape la violencia, por esa razón, una vez al año, de 7 de la tarde a 7 de la mañana, aquel que lo desee puede dar rienda suelta a sus más bestiales instintos, robar, estuprar, matar, lo que le venga en ganas, y durante esas 12 horas ni los bomberos, ni la policía ni mucho menos el ejército intervienen.

Puede que aparezca algún psicólogo social que diga que eso podría ser eficaz en esa circunstancia, pero, en lo que aparece, a nosotros nos parece algo perfectamente disparatado.

sábado, 23 de noviembre de 2013

"El mayordomo"


Sí, en efecto, es otro film de Lee Daniels, ese director que nos apasionó hace unos pocos años con su “Precious”, y que luego, este mismo año, nos sacudió hasta el punto de vista de lo chocante por duro e inusitado con “The Paper boy”.
Ahora vuelve y vuelve con su tema recurrente: el tema social en Estados Unidos visto desde el punto de vista de los negros, porque, naturalmente, él, Daniels, es un director negro que, evidentemente, está pisando sobre las huellas de Spike Lee, con la única diferencia de que, hasta el día de hoy, aunque ha demostrado que  sabe y puede hacer buen cine, no ha alcanzado el nivel de excelencia de su imitado, en lo que a temática se refiere.
Con “The Butler” teníamos el temor de que nos atragantaran dos horas y 12 minutos repletos de los sabores y sinsabores de ese Cecil Gaines, desde que era un niño esclavo en 1926 hasta que visitó al recién triunfante Barak Obama en 2008, dejando caer a todo un Almirante que le servía de guía aquello de “no te preocupes, conozco el camino”.
Por suerte, la preocupación de Daniels nos lleva, tal y como si fuera una especie de “Road Movie” sin vehículo, desde aquella lejana época en los tórridos campos de algodón, a través de esos 82 años pasando por los muy diferentes lugares de trabajo del Sr. Gaines hasta la Casa Blanca, donde habría de permanecer durante nada menos que 30 años.

‘Fenómeno siniestro 2’

 Desde hace unos pocos años se ha desatado en Hollywood y sus alrededores (léase “independientes” aprovechadores) un movimiento que tiene como precursores a gente como los creadores de “Paranormal Activity” y otros films como el inicial de esta serie, “Grave Encounters”, que consiste en lo más simple que se puede imaginar: hacer películas de terror gastando lo mínimo posible con la esperanza de lograr el tal anhelado “Blockbuster”, o sea, un film que cueste muy poco y haga mucho en taquilla (por estos lados hacen lo mismo, pero no con terror, sino con comedia).
Por ejemplo, la citada “Paranormal...” costó entre 10,000 y 15,000 dólares, algo con que no se hace un comercial de 30 segundos, y ha recaudado más de 300 millones. Secuelas de esta peliculita han resultado algo más costosas, pero han recaudado también sumas fabulosas.
La idea, por si acaso no lo han entendido aún, es dar muchos sobresaltos a los espectadores.

sábado, 16 de noviembre de 2013

“Biodegradable” Una que debió ser mejor


El cine es un Arte, pero también un comercio, un objeto de cambio: el creador, en ocasiones, quiere hacer verdadero cine, pero sabe que precisa de algo a cambio, y ese algo es, necesariamente, el dinero.
Por supuesto que a la mayoría de quienes hacen cine en nuestro país esa idea ni siquiera les ha pasado por la mente porque lo único que prima en ellos es hacer dinero a como dé lugar sin siquiera pensar en si lo que hacen posee por lo menos rudimentos de planteamientos estéticos.
Dicho esto, quiero hacer notar que Juan Basanta, aunque por supuesto quiere en lo más íntimo que “Biodegradable” haga dinero, con seguridad no tenía esa idea como prioridad cuando inició la escritura del guión junto a Manuel Fondeur, tomando como base la novela de William Mejía “Una rosa en el quinto infierno”, y ya eso, para nosotros por lo menos, le vale puntos a su favor.
Emprender una historia de ciencia ficción con nuestros algo precarios medios es una osadía, aunque lo que cuenta sea una aproximación a Orwell y su premonitoria novela con todo y su actualizado “Gran Hermano”.
Pero, además de ser Arte y comercio, un film es, también, puesta en escena y guión. O sea, tiene que llenar requisitos en lo que se refiere a la dirección, a la fotografía, a la musicalización, sonorización, edición  y actuación, pero, también en lo que se refiere a lo que cuenta, o sea, al guión, lo que se expresa en lo narrado, los diálogos, las implicaciones de eso que se narra en lo que se refiere a la ideología, al pensamiento, a lo que sienten y viven sus personajes.

“El abogado del crimen”


A esta hora de la noche, cuando escribo sobre “The Counselor”, todavía no estamos muy convencidos de que haya sido Ridley Scott quien dirigió este film y no su hermano, el fallecido Tony. Porque todavía recordamos la tremenda impresión que nos produjeran los primeros 60 segundos de “The Duellists”, su primer largo, la rutilante belleza, la elegancia rítmica de la edición, la certeza de que se está haciendo algo a conciencia aunque sea en ese brevísimo lapso.
Porque “The Counselor”, podríamos jurarlo, a ratos casi nos parece una comedia, macabra. De siniestra crudeza, pero comedia al fin y al cabo. Nos parece que el guión de Cormack McCarthy merecía más tiempo de exposición, que las ideas fluyen con excesiva celeridad o, para mejor expresarlo, que esas ideas se diluyen, pierden peso específico, porque parecen estar comprimidas para saciar al hambriento no con una calmada y suculenta comida sino con un envío de “fast food”.
Nos gusta el guión de McCarthy o, para mejor expresarlo, nos gustan mucho los diálogos en los cuales expresa con dureza no exenta de un amargo sentido del humor sus conceptos sobre la vida y la muerte, sobre la finitud del ser humano, sobre su escasa capacidad para dominar el sendero de su existencia.

sábado, 9 de noviembre de 2013

‘Rush’ Emocionante y excelente

 Nunca hemos sido fanáticos, ni siquiera simples aficionados a las carreras de Fórmula 1 como lo es, por ejemplo, Gabriel, mi hijo menor, o como tampoco lo es mi amigo Jorge Dueñas, quien aduce, para hacer comprender el porqué de su desinterés, el hecho de que, siendo dos pilotos igualmente buenos, siempre o casi siempre triunfará quien tenga el auto más potente.
Puede que los entendidos refuten ese argumento, pero nosotros lo compartimos también. Todo ese exordio para que comprendan lo que tuve que vencer, también de entrada, para ver y, sobre todo, para aceptar con placer este film de Ron Howard.
Y es que, para comenzar, “Rush” no es una película sobre tremebundas carreras con los consabidos héroes del volante. Ellos están ahí, son Nicky Lauda y James Hunt, pero no están en esa función tan elemental de las cintas cliché sobre ese deporte.
Existieron en verdad, lo que se cuenta sucedió tal y como lo vemos, pero el enfoque no es, precisamente, sobre quién gana o no, sino que se convierte en un ligero pero muy interesante estudio de caracteres: se nos presentan los dos personajes, Nicky Lauda es ya veterano corredor y campeón del pasado año (hablamos de los años 70), y James Hunt se inicia en la Formula 1.
Pero luego, para mejor comprensión de los personajes, surge el “flash back” para explicarnos algo fundamental para comprender la sicología ambos: Lauda deja a un lado la herencia familiar y los deseos de su padre sobre su porvenir, y  toma dinero prestado para ingresar como piloto; pero, además, sabe sobre ese asunto, sabe sobre la dinámica de los autos de carreras, sobre su funcionamiento, sobre la técnica de su fabricación, y logra con ello mejorar el Ferrari que habrá de manejar imponiendo condiciones al fabricante y patrocinador.

‘El Gallo’ ¡Horror que la sangre hiela!


Que nos cuelguen del palo mayor si logran que nos expliquemos lo que vemos durante los 86 minutos de proyección en la sala 1 de Fine Arts.
Pasaron “El Gallo”, escrita y dirigida por Juan Fernández y, claro, vimos la sucesión de imágenes, el tal Gallo bajando de un avión esposado, luego de ser deportado de Estados Unidos, donde pasó 20 años preso tal vez por asesinato (algo se insinúa que puede hacer pensar tal cosa), le vemos ir al barrio donde vive una buena anciana madre de un chico que estaba preso junto con él y que, aparentemente, era su amante pero espichó, o sea, murió allí, preso.
Todo eso se entiende. Pero luego empiezan a pasar cosas en un colmado donde un tipo está todo el tiempo mal encarado y maltrata a la chica dueña del local.
Y empiezan a aparecer mujeres, travestis, lesbianas, prostitutas, transexuales, toda una fauna que conversa aquí y allá, y todo parece indicar que Fernández se propone un análisis de la vida en ese entorno degradado, pero las escenas brincan de un lado a otro, las “chicas” en la “bolita del mundo”, las chicas conversan con Gallo, Gaby, es maltratada por un cliente y, claro, frente al Gallo que la defiende valeroso, y Gaby está entonces enamorado del Gallo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

“César debe morir”, admirable obra de los Taviani

 Tal vez algunos la recuerden , tal vez muchos no, pero es el caso que los hermanos Taviani, Paolo y Vittorio, directores de cine italianos, han remedado, hasta cierto punto, lo que hiciera el inmortal Vittorio De Sica en 1948 cuando hizo ese film que muy pronto llegó a convertirse en un clásico para todos los amantes del cine de este planeta: “Ladrones de bicicletas”.
En esa película, perfecto ejemplo del neorrealismo que retrata las vicisitudes del pueblo italiano a raíz de terminar la Segunda Guerra Mundial, tanto el obrero protagonista, interpretado por Lamberto Maggiorani, como todos los demás, eran personas normales y corrientes de Roma, y fueron probados y luego escogidos por De Sica para protagonizar su monumental obra.
Eso no se ha hecho de nuevo… hasta ahora. Porque “Cesare deve moriré” es una fantástica obra de los Taviani en la cual prueban que sí, se puede lograr tal proeza.


“Sanky Panky 2” chocarrería dispersa y anodina


Debemos confesar que aunque la “Sanky Panky” original no nos gustó, de todos modos estaba (y sigue estando) en lo que se refiere a calidad cinematográfica por encima de varios bodrios exquisitos que la precedieron y muy por encima de muchos otros que luego aparecieron en el muy vapuleado género de la comedia.
Pero, como apunta Pachico en este mismo diario, y cito: “Las segundas partes…”. No tuvo que escribir mucho más porque todos o casi todos quienes andamos metidos en asuntos de cine sabemos lo que apuntar algo así implica: Nunca segundas partes fueron buenas, con muy escasas excepciones que incluso él, Pachico, menciona.
La presente comienza y no bien aparecen algunos nombres surge el primer “video clip” para “animar a la audiencia”, pensamos.
Luego aparecerán otros dos, el segundo de los cuales está tan metido a la fuerza que no nos explicamos su larga insistencia. En medio de los dos primeros aparece un formidable comercial: manzana, mango, coco, palabras para enseñar a las chicas italianas a hablar español y, a seguidas: ¡batería! Por qué batería, se preguntarán, si no es una palabra común del idioma. Pues, simple, para levantar la tal batería y mostrar su maravillosa marca comercial. Burdo el asunto. Pero nada de eso nos hubiera importado un pepino si, por lo menos, la historia, original de su director, José Enrique Pintor, tuviera algo de sentido, ya que no podemos pedir que posea belleza, profundidad, elegancia, gracia o algo por el estilo, sino por lo menos algo de sentido común.

domingo, 27 de octubre de 2013

‘La montaña’ sorprendentemente buena


Sí, sorprendentemente, porque, para comenzar, no conocíamos a su creador, Taba Blanchard, “Tabaré”, por lo cual no teníamos fundamentos para apoyarnos en una idea de resultados. 
Pero, además, desconfiábamos por una razón que nos parece razonable: hacer un documental contando con pocos medios técnicos sobre esa expedición podría resultar una empresa ardua y terminar en algo tal vez cansador, aburrido, reiterativo.
Pero resulta que este señor Blanchard, además de capacitado en su función de realizador y guionista, es astuto. Porque, tal vez pensando lo mismo que nosotros, decidió no dejar el filme en manos de sus expedicionarios y se sacó un as de la manga: cuando se sabe a través de la prensa que los tres jóvenes dominicanos van a intentar la subida al Monte Everest, la montaña más elevada de nuestro globo terráqueo, tres muchachos de un pueblo costero del sureste se entusiasman de tal manera con la idea que deciden emularles y, para hacerlo, deciden escalar nuestra más alta montaña: el pico Duarte.
De esa manera, Blanchard resuelve la posibilidad del agotamiento del espectador, al hacer las dos expediciones en un montaje alterno que diversifica el relato conjunto.
Pero no se trata solamente de que impidió el cansancio del espectador: Blanchard consigue algo que desde hace muchos años venimos diciendo como un logro direccional: hacer que el espectador se emocione viendo una historia cuyo final sabe de antemano. Entonces, los detalles de esa hazaña nos van envolviendo poco a poco en tanto el relato de los muchachos que buscan la ansiada cima del Duarte nos divierten y hasta, a la medida de la importancia comparativa, también nos emocionan.

‘Capitán Phillips’: Formidable dirección de Paul Greengrass

Acabamos de escribir sobre “La montaña” diciendo que uno de los factores a su favor es que cuenta una historia ya conocida pero, aún así, logra emocionarnos, lo cual implica, como es natural, que se trata de una película bien hecha.
Pues bien, “Captain Phillips” es algo más de lo mismo: en el año 2009, el barco mercante que era dirigido por el Capitán Richard Phillips fue interceptado por los tristemente célebres piratas somalíes y el relato de lo que sucedió salió en todos los diarios del mundo, en la radio y en la TV, aparte, como es natural, de la Internet que todos o casi todos tenemos frente a la nariz todos los días.
Y entonces, ¿en qué consiste que encabecemos este artículo diciendo que la dirección de Paul Greengranss es formidable?
Pues, en que ese señor, a pesar de no ser un “autor” ni nada por el estilo, es un artesano que sabe utilizar los resortes propios del lenguaje cinematográfico para embelesarnos, para hacernos sentir emociones insospechadas con casi cualquier tipo de historia: “Bloody Sundary”, “The Bourney Supremacy”, “United 93”, “The Bourne Ultimatum”, “Green zone”, son todas o casi todas ellas historias muy diferentes las unas de las otras, pero en todas lo que predomina es ese formidable manejo del lenguaje cinematográfico, detalle que roza la perfección en “United” y “Ultimatum”.

sábado, 19 de octubre de 2013

“Gravedad” Alfonso Cuarón…¡Maestro!



Todavía, a horas de haber salido de la sala de cine donde vimos “Gravity”, sentimos la presión, la sofocación, la sensación del espectador sentado en el borde de la butaca pendiente de la próxima secuencia, de la escena que viene, del más mínimo movimiento de la prodigiosa cámara de un Enmanuel Lubetzki dirigido por ese señor a quien ya, sin empacho alguno, llamamos “Maestro”.
Y todo eso que sentimos se comprende, muy difícil de describir, de expresar en simples palabras para un artículo informativo porque, mis amigos, el Arte, así, con mayúscula, no puede ser descrito ni explicado ni contado; hay que vivirlo, hay que experimentarlo, sentirlo.
Por esa razón se nos hace prácticamente imposible explicar lo que significó ver “Gravity”, porque no tenemos palabras para ello. Claro, podemos decirles ahora que cuenta sobre una pareja de astronautas en una misión en el espacio, a 600 kilómetros sobre la superficie terrestre, misión que, a pesar de lo extraordinario que suena para nosotros, simples mortales que vemos películas, manejamos un auto, comemos con la esposa y nos reunimos con hijos y nietos, para ellos, para la Doctora Ryan Stone y el Teniente Comandante Matt Kowalski, es casi vivir la rutina de la investigación espacial.
Hasta que sucede lo que se cuenta y nos sentimos inmersos en esa sobrecogedora aventura en la que ambos bordean la muerte.
 Pero, por favor, por esto que les decimos no vayan a caer en el error de pensar, creer o colegir que “Gravity” es otra mojiganga de monstruos o de seres malignos del espacio exterior; nada más distante de lo que van a ver.

“Jobs”: Una tontería

Por el hecho de que una presunta obra de Arte, literatura, teatro, pintura, cine, cual sea, trate sobre la vida de una persona de gran relevancia en la vida pasada o actual no implica calidad en ella. “Jobs”, por supuesto, pretende contar la vida del formidable creador de un mundo de computadoras, Apple.  Se inicia cuando ya es mayor, 2001, vuelve atrás a sus años de estudiante rebelde a principios de los 70. 
Perfecto, cuando terminan esas dos horas y ocho minutos sabemos de manera sucinta y superficial esos pormenores de la vida de Steve Jobs, los altibajos de su trabajo desde cuando trabajaba con su pequeño grupo de amigos en un garaje de la casa de su padre hasta alcanzar la cima en su trabajo creativo.
Y todo eso está bien, claro, si lo que deseamos es conocer esos detalles vivenciales, los problemas que tuvo, su carácter (como creador científico, insuperable, como ser humano, despreciable), pero, y ahí viene la pregunta: y si esa fuera la idea, ¿no hubiera sido mejor un simple documental? Porque, recuerden, no se trata de Jobs y lo que hizo, se trata, entendemos, de hacer cine con la historia de ese señor, y nos parece que lo conseguido por el realizador Joshua Michael Stern está muy lejos de ello.

sábado, 12 de octubre de 2013

‘Ponchao’: más embasado por bolas


En este país de nuestras penas y alegrías cualquier muchacho se para en una esquina de su barrio y discute sobre las jugadas del juego de la noche anterior tal y como si fuera el “manager” del equipo de su preferencia.
En este mismo país, ese mismo muchacho verá “Ponchao” y se dará cuenta de los errores y las incongruencias que pululan en esta comedia, demostrando, de manera palpable, saber más sobre beisbol que sus guionistas.
Por ejemplo, que por más que se afeite Manny Pérez nunca va a parecer un joven que se quite unos añitos para firmar con un equipo profesional dominicano, porque de 44 no se puede volver a los veinte.
Por ejemplo, que un equipo profesional no contrata un lanzador para que esté en el banco descansando mientras un tal Fernando (José Guillermo Cortines) es quien lanza todos los juegos, algo que se demuestra cuando, al comenzar uno de esos partidos, el Fernando no llega  y solo gracias a ese hecho fortuito es que permiten a Alex lanzar.
Pero hay otros detalles que a lo mejor el muchacho no capta: que Alex está contratado por un equipo profesional, lo cual implica un muy buen sueldo, pero, a pesar de ello, su querida esposa Rosalina sigue viviendo en una choza que se alumbra con una vela.

‘Ginger & Rosa’

La enorme mayoría de quienes hoy leen estas líneas o escuchan lo que decimos por la radio no vivieron la llamada “crisis de los cohetes” de 1962. Las preocupaciones que ahora les embargan son muy diferentes: el costo de la vida, la seguridad, la corrupción, etc.
Nada de ello es comprable con el enorme peso de la angustia vivida en aquel año, porque, tal vez por un simple guiño, toda la humanidad que conocemos se iba a ir a la mismísima...
Y ese es el drama que nos plantea Sally Potter, la directora británica que nos brindó “Orlando” hace ya unos años; y los personajes sobre los que se centra esa angustia son, sobre todo, dos chicas, dos adolescentes, en especial Ginger, que se toma el asunto muy en serio y, a pesar de su corta edad, participa de reuniones, en grupos de protesta, en todo lo que en ese entonces se hacía para estigmatizar la bomba.
Pero ese problema no es el único que embarga a la chica. Además, sufre porque admira a su padre, liberal inmerso en la protesta radical, que traiciona a la esposa y se separa de ella. Ginger trata de refugiarse en sus brazos, pero Roland, el padre, es casquivano y pronto seduce a Rose, la amiga íntima de su

‘200 cartas’

Esperamos que  recuerden  que hace un par de semanas escribimos sobre este film que nos llega de Puerto Rico, y que es una agradable comedia bien interpretada que cuenta una historia dentro del marco habitual de la comedia romántica que se sale de la horma habitual, o sea, que es algo diferente aunque no maravilloso.
Bien actuada en conjunto, tiene un problema que advertimos ya: la dirección no es lo mejor que tiene, su creador se empeña en llevar a extremos exagerados esa especie de “road movie” en que se convierte su relato y llega entonces a introducir a sus personajes en situaciones que no se soportan en su lógica, algo que, aparte de que no las creemos, alargan innecesariamente la película haciendo que a ratos resulte algo cansona.

sábado, 5 de octubre de 2013

De lo mejor en el Festival Fine Arts, “La parte de los ángeles”


De entrada, una confesión: no hemos ido con frecuencia a este Festival a pesar de la abundancia de películas de calidad. Ahora bien, de las pocas que hemos visto, una destaca con gran brillo entre todas: “The angel’s Share”, de Ken Loach.
Y nada de extraño porque desde que vimos hace ya más de 40 años una de sus primeras, “Poor cow”, nos percatamos de la firmeza de su mano como realizador.
Loach es, casi con toda seguridad, el director británico que mejor trata los entresijos de la clase popular inglesa. En esta oportunidad nos enfrenta a un cuarteto de derrelictos sociales  que se conocen mientras prestan servicios comunitarios en una ciudad de Escocia. Todos ellos tienen un pasado de violencia, drogas, hurto, o sea, que son todo menos ciudadanos modelos. Y todos ellos, por supuesto, enfrentan un negro futuro porque son  muy escasas las posibilidades que tienen de salir del agujero en que están metidos porque, sobre todo, aunque desearan (y lo desean en realidad) hacer algo diferente, emprender algo nuevo y productivo dentro de los límites que les traza la sociedad, no cuentan con los medios económicos ni con las relaciones apropiadas para hacerlo.

“Nosotros los nobles”, agradable y bien actuada


Según informaciones secretas que nos suministrara uno de los chicos de “Cineasta Radio”, tal vez Hugo, puede que Rubén o Edwin, no Pablo porque no estaba el día del asunto, este film de Gary Alazraky (no hemos podido certificar si es hijo o nieto o lo que sea de Benito Alazraky, director mexicano de amplia filmografía desde los años 50 hasta los 90) ha sido uno de los más exitosos en lo que a taquilla se refiere en este año.
  Y, francamente, no nos explicamos el porqué.
Porque, sí, en efecto, es una historia agradable y entretenida la que nos cuenta Alazraky en este su debut direccional, pero tampoco nada como para irse de cabeza. Tal vez su extremada popularidad se daba a que, hasta cierto punto, “Nosotros los Nobles” se aproxima peligrosamente a una historia telenovelesca y, cualquiera lo sabe, las telenovelas son el género en imágenes preferido por una inmensa mayoría de latinoamericanos, y los mexicanos no constituyen, por supuesto, una excepción.

“Percy Jackson y el mar de los monstruos”

 Lo mismo: violencia y efectos Vimos la primera, “Percy Jackson y el ladrón del trueno”, y no nos gustó. Eso implica, casi por “difor”, como nos parece se escribe ese término tan usado por los adictos a la computadoras, que la segunda nos iba a gustar menos.
Pues no esperen sorpresas; así sucedió.
 Primero, porque es casi un desacato tomar las hermosas leyendas griegas, como las del Vellocino de Oro, para construir un relato mostrenco protagonizado por un grupo de mocosos para ofrecer un herrumbroso ejercicio de violencia necia y de efectos especiales.

sábado, 28 de septiembre de 2013

‘200 cartas’ agradable y bien hecha

Lo confesamos de entrada: luego de ver los primeros 5 minutos de este film, sentimos envidia. Sí, envidia, pues nos percatamos en ese breve lapso de que estábamos viendo una película manejada por un profesional, por una persona que sabe hacer cine sin necesidad de adornitos, efectos especiales carísimos ni superestrellas.
Por supuesto, no es que “200 cartas” sea el film del año, la última Coca Cola en el desierto ni nada por el estilo, pero sí eso que dijimos y reafirmamos.
 “200 cartas”, siendo una comedia romántica, parte de una idea que, salvo que alguien nos corrija, encontramos original: Raúl trabaja en una empresa junto a Juan,  en Nueva York, pero en su mente, en su corazón, lo que vibra es una pasión fortísima: la creación de una novela gráfica protagonizada por un personaje llamado Iro (que significa ‘hombre’ en lengua taína, así como Irauna es ‘mujer’). Raúl vive inmerso en esa obsesión pero, para distraerle, Juan le invita a unos tragos en un bar y allí conoce a María Sánchez y se siente fuertemente atraído por ella. Luego de un incidente en el bar, la chica se marcha mientras Raúl queda  inconsciente luego del pleito, pero tiene en su poder un collar que María dijo aprecia porque era de su abuela.
 Infatuado, Raúl decide ir a Puerto Rico a buscar a la chica, va con Juan, conocen a Yolanda y a Rebeca y la primera decide ayudarle a buscar a la María. Pero hay 200 María Sánchez en la guía y, para facilitar la tarea, deciden enviar una carta a cada una y esperar respuesta.    
 Y allá van Raúl, Juan, Yolanda y Rebeca tras la etérea amada.        



‘Elysium’, interesante, pero nada del otro mundo

Porque, si bien es “otro mundo” el que verán en “Elyseum”, ese otro no es porque no sea nuestra querida y maltratada Tierra, sino porque, ya en 2154, ha sido aún más maltratada y por ello la división de clases no es como ahora sino literal: los poderosos, los que poseen la riqueza, han abandonado nuestro entorno basural y se han ido a vivir como reyes (como lo que son) en unas maravillosas estaciones espaciales con todos los servicios y comodidades, en tanto el resto, o sea, millones y millones, deambulan por todos lados arrastrando su hambre, su miseria, sus enfermedades y su desgracia normal y consuetudinaria.
Y así, en ese año, conocemos a May, y sabemos que cuando pequeño una monjita que le cuidaba le habló de su futuro, y a Frey, su amiga de entonces que habrá de aparecer de nuevo más adelante, cuando May se entregue de  lleno a la peligrosa aventura de ingresar en el Paraíso de los privilegiados.
A Neill Blomkamp, director y guionista de este film, que es un director joven con apenas otra película en su haber, “Distrito 9”, lo conocimos por esa y nos dimos cuenta de que tenía material para ser un buen director.

sábado, 21 de septiembre de 2013

“Kick-Ass 2”


No nos gustó “Kick-Ass”, la original, pero no era un film despreciable. Por supuesto, aunque la presente es una secuela, de todos modos siempre se tienen esperanzas por aquello de que “lo último que se pierde es eso: la esperanza”.
Pero, sabiendo como sabíamos que este asunto cuenta con una hora y cuarenta y tres minutos, cuando apenas íbamos por unos 50 desistimos.



“Contra el viento”: hermosa y muy bien actuada

Comentaba con los chicos de “Cineasta radio” algo que desde hace años vengo notando: cuando de llevar a las imágenes historias que cuenten sobre problemas dentro del seno familiar, los europeos y, posiblemente, los franceses aún más, poseen una elegancia y una delicadeza que les es peculiar y, además, profundizan en la sicología de sus personajes con certeza, sin desviaciones necias ni tonterías para adornar.
En este film, “Des vents contraries”, de la autoría de Jalil Lespert con guión escrito por Marion Laine, el mismo Lespert y Olivier Adam basado en la novela original de este último, se nos presentan de entrada los miembros del matrimonio Anderen, Paul y Sarah. En la primera secuencia, como ocurre en tantos y tantos matrimonios, ellos discuten porque uno de los dos debe llevar a los niños al colegio y ambos tienen una excusa para no hacerlo. La discusión se torna agria y, en un momento, Sarah rompe con todo, dice estar harta y se marcha.
Eso puede ser el inicio de una ruptura normal que, en ocasiones, conduce a divorcio. Pero, en el presente caso, todo se agrava porque no hay otro pleito, no hay abogados, no hay intentos de conciliación por una muy sencilla razón: Sarah se ha marchado pero, sencillamente, ha desaparecido, y por más diligencias que hace Paul, no es posible encontrarla.
Entonces la historia toma otro rumbo imprevisto: Paul se marcha con los niños a un pueblo de la costa a vivir con su hermano mayor, y los hechos toman otro curso porque el hermano se siente molesto aduciendo que Paul abandonó el hogar de sus padres y no estuvo con ellos cuando murieron.
Imposible contarles más detalles, sólo decir que, como es natural, todo cambia en la vida de Paul, en la vida de los niños, hasta en la vida de Alex, el hermano, y en las vidas de otros personajes que aparecen y se mezclan de una u otra manera con ellos, sobre todo con Paul, como el amigo árabe, con la chica alumna.


“El Ataque”

Para aquellos que dicen que nos ensañamos con las películas dominicanas, ojo con la presente, “White house down”, del insigne director Roland Emmerich. Primero, los de Hollywood se repiten miserablemente; hace apenas un par de meses que vimos la misma historia boba de la Casa Blanca tomada por los malos y con el inflado Gerald Butler salvando a todos.
Segundo, aparte de no ser originales, son muy malos con los guiones, algo en lo que se parecen a los del patio: esos 10 minutos que salen al final como plaza para bombardear, se convierten en la realidad del espectador en media hora.

sábado, 14 de septiembre de 2013

‘Mi angelito favorito’

“Los ángeles más laboriosos son los que están al cuidado de niños y borrachos. Estos dos personajes, al no contar con la verticalidad de la razón, se mantienen perpetuamente al borde del precipicio”.    
Estas líneas que transcribimos no tienen nada que ver con la película sobre la cual hacemos hasta lo imposible por escribir de manera coherente. Pertenecen a una novela titulada “La salamandra”, de la autoría de Pedro Antonio Valdez, y las citamos porque aluden a los ángeles igual que la susodicha cinta, en la cual el personaje central, como alude su título, es un “angelito”.
Pero existe una ligera diferencia entre ambos personajes: cuando Valdez hace alusión a los ángeles lo hace dentro de un contexto literario muy bien delineado, no es una mención gratuita, no es una necedad para llenar unas líneas o un capítulo, sino como un elemento que le es esencial en esa parte precisa de su historia, como se comprende al leer el capítulo y, por supuesto, la novela en sí.
Y de esa manera encontramos la gran diferencia entre un artista creador que domina su oficio y sabe a conciencia lo que tiene entre manos, que escribe sin tener en mientes la posibilidad de hacerse rico millonario, sino por el placer de infinito que vibra y bulle en todos los que escribimos por dejar salir todo eso que nos ruge en el interior y que pugna siempre por brotar, y aquellos que, lo dicen sin rubor, lo único que les pica es el bolsillo, o sea, el deseo incontenible de ganar más y más dinero, sin importarles un rábano si lo que hacen o producen posee el más mínimo valor estético o por lo menos cierta adecuación formal que distinga su obra frente a las demás.
Porque ese es el problema: a nosotros, como muy probablemente a todos los demás críticos de cine del país, no nos importa para nada que alguien gane dinero haciendo cine, dinero, mucho dinero, y que incluso se ufanen de ello.

‘Superclásico’ comedia de sabor agridulce

Lo primero es preguntar de dónde diablos sacaron ese título, “Superclásico”, o de dónde sacaron el que sale viendo el film, “Noches de amor y vino”, aunque ese podría cuadrar mejor.
Es una comedia ¿? danesa que nos cuenta sobre Christian, cuya esposa le abandonó y se fue a Buenos Aires a “jugar” con un futbolista joven y rico. Y Christian va a la ciudad porteña con su hijo de 16 años dizque a divorciarse pero con la idea subconsciente de recuperar a su amada Anna.
Pero lo que sucede durante esa visita es una extraña mezcla de comedia, de desazón, de borracheras y hasta de sexo, con el esposo viviendo en la mansión deJuan Díaz, el futbolista, con el chico Oscar prendado de una chica que alcanza a ver en una visita guiada del cementerio de la Recoleta, con ese mismo chico abandonando el lar familiar para irse a un hotel, con el Christian desafiando a Juan a que ataja cualquier disparo a portería que haga el profesional y terminando por lastimar al Juan arruinando su carrera y con la Anna hecha una furia al ver una fortuna en contratos volar, y con el marido que se resiste a firmar los papeles del divorcio ido también al mismo hotel del hijo sin saber de su tan próxima existencia..