sábado, 28 de septiembre de 2013

‘200 cartas’ agradable y bien hecha

Lo confesamos de entrada: luego de ver los primeros 5 minutos de este film, sentimos envidia. Sí, envidia, pues nos percatamos en ese breve lapso de que estábamos viendo una película manejada por un profesional, por una persona que sabe hacer cine sin necesidad de adornitos, efectos especiales carísimos ni superestrellas.
Por supuesto, no es que “200 cartas” sea el film del año, la última Coca Cola en el desierto ni nada por el estilo, pero sí eso que dijimos y reafirmamos.
 “200 cartas”, siendo una comedia romántica, parte de una idea que, salvo que alguien nos corrija, encontramos original: Raúl trabaja en una empresa junto a Juan,  en Nueva York, pero en su mente, en su corazón, lo que vibra es una pasión fortísima: la creación de una novela gráfica protagonizada por un personaje llamado Iro (que significa ‘hombre’ en lengua taína, así como Irauna es ‘mujer’). Raúl vive inmerso en esa obsesión pero, para distraerle, Juan le invita a unos tragos en un bar y allí conoce a María Sánchez y se siente fuertemente atraído por ella. Luego de un incidente en el bar, la chica se marcha mientras Raúl queda  inconsciente luego del pleito, pero tiene en su poder un collar que María dijo aprecia porque era de su abuela.
 Infatuado, Raúl decide ir a Puerto Rico a buscar a la chica, va con Juan, conocen a Yolanda y a Rebeca y la primera decide ayudarle a buscar a la María. Pero hay 200 María Sánchez en la guía y, para facilitar la tarea, deciden enviar una carta a cada una y esperar respuesta.    
 Y allá van Raúl, Juan, Yolanda y Rebeca tras la etérea amada.        



‘Elysium’, interesante, pero nada del otro mundo

Porque, si bien es “otro mundo” el que verán en “Elyseum”, ese otro no es porque no sea nuestra querida y maltratada Tierra, sino porque, ya en 2154, ha sido aún más maltratada y por ello la división de clases no es como ahora sino literal: los poderosos, los que poseen la riqueza, han abandonado nuestro entorno basural y se han ido a vivir como reyes (como lo que son) en unas maravillosas estaciones espaciales con todos los servicios y comodidades, en tanto el resto, o sea, millones y millones, deambulan por todos lados arrastrando su hambre, su miseria, sus enfermedades y su desgracia normal y consuetudinaria.
Y así, en ese año, conocemos a May, y sabemos que cuando pequeño una monjita que le cuidaba le habló de su futuro, y a Frey, su amiga de entonces que habrá de aparecer de nuevo más adelante, cuando May se entregue de  lleno a la peligrosa aventura de ingresar en el Paraíso de los privilegiados.
A Neill Blomkamp, director y guionista de este film, que es un director joven con apenas otra película en su haber, “Distrito 9”, lo conocimos por esa y nos dimos cuenta de que tenía material para ser un buen director.

sábado, 21 de septiembre de 2013

“Kick-Ass 2”


No nos gustó “Kick-Ass”, la original, pero no era un film despreciable. Por supuesto, aunque la presente es una secuela, de todos modos siempre se tienen esperanzas por aquello de que “lo último que se pierde es eso: la esperanza”.
Pero, sabiendo como sabíamos que este asunto cuenta con una hora y cuarenta y tres minutos, cuando apenas íbamos por unos 50 desistimos.



“Contra el viento”: hermosa y muy bien actuada

Comentaba con los chicos de “Cineasta radio” algo que desde hace años vengo notando: cuando de llevar a las imágenes historias que cuenten sobre problemas dentro del seno familiar, los europeos y, posiblemente, los franceses aún más, poseen una elegancia y una delicadeza que les es peculiar y, además, profundizan en la sicología de sus personajes con certeza, sin desviaciones necias ni tonterías para adornar.
En este film, “Des vents contraries”, de la autoría de Jalil Lespert con guión escrito por Marion Laine, el mismo Lespert y Olivier Adam basado en la novela original de este último, se nos presentan de entrada los miembros del matrimonio Anderen, Paul y Sarah. En la primera secuencia, como ocurre en tantos y tantos matrimonios, ellos discuten porque uno de los dos debe llevar a los niños al colegio y ambos tienen una excusa para no hacerlo. La discusión se torna agria y, en un momento, Sarah rompe con todo, dice estar harta y se marcha.
Eso puede ser el inicio de una ruptura normal que, en ocasiones, conduce a divorcio. Pero, en el presente caso, todo se agrava porque no hay otro pleito, no hay abogados, no hay intentos de conciliación por una muy sencilla razón: Sarah se ha marchado pero, sencillamente, ha desaparecido, y por más diligencias que hace Paul, no es posible encontrarla.
Entonces la historia toma otro rumbo imprevisto: Paul se marcha con los niños a un pueblo de la costa a vivir con su hermano mayor, y los hechos toman otro curso porque el hermano se siente molesto aduciendo que Paul abandonó el hogar de sus padres y no estuvo con ellos cuando murieron.
Imposible contarles más detalles, sólo decir que, como es natural, todo cambia en la vida de Paul, en la vida de los niños, hasta en la vida de Alex, el hermano, y en las vidas de otros personajes que aparecen y se mezclan de una u otra manera con ellos, sobre todo con Paul, como el amigo árabe, con la chica alumna.


“El Ataque”

Para aquellos que dicen que nos ensañamos con las películas dominicanas, ojo con la presente, “White house down”, del insigne director Roland Emmerich. Primero, los de Hollywood se repiten miserablemente; hace apenas un par de meses que vimos la misma historia boba de la Casa Blanca tomada por los malos y con el inflado Gerald Butler salvando a todos.
Segundo, aparte de no ser originales, son muy malos con los guiones, algo en lo que se parecen a los del patio: esos 10 minutos que salen al final como plaza para bombardear, se convierten en la realidad del espectador en media hora.

sábado, 14 de septiembre de 2013

‘Mi angelito favorito’

“Los ángeles más laboriosos son los que están al cuidado de niños y borrachos. Estos dos personajes, al no contar con la verticalidad de la razón, se mantienen perpetuamente al borde del precipicio”.    
Estas líneas que transcribimos no tienen nada que ver con la película sobre la cual hacemos hasta lo imposible por escribir de manera coherente. Pertenecen a una novela titulada “La salamandra”, de la autoría de Pedro Antonio Valdez, y las citamos porque aluden a los ángeles igual que la susodicha cinta, en la cual el personaje central, como alude su título, es un “angelito”.
Pero existe una ligera diferencia entre ambos personajes: cuando Valdez hace alusión a los ángeles lo hace dentro de un contexto literario muy bien delineado, no es una mención gratuita, no es una necedad para llenar unas líneas o un capítulo, sino como un elemento que le es esencial en esa parte precisa de su historia, como se comprende al leer el capítulo y, por supuesto, la novela en sí.
Y de esa manera encontramos la gran diferencia entre un artista creador que domina su oficio y sabe a conciencia lo que tiene entre manos, que escribe sin tener en mientes la posibilidad de hacerse rico millonario, sino por el placer de infinito que vibra y bulle en todos los que escribimos por dejar salir todo eso que nos ruge en el interior y que pugna siempre por brotar, y aquellos que, lo dicen sin rubor, lo único que les pica es el bolsillo, o sea, el deseo incontenible de ganar más y más dinero, sin importarles un rábano si lo que hacen o producen posee el más mínimo valor estético o por lo menos cierta adecuación formal que distinga su obra frente a las demás.
Porque ese es el problema: a nosotros, como muy probablemente a todos los demás críticos de cine del país, no nos importa para nada que alguien gane dinero haciendo cine, dinero, mucho dinero, y que incluso se ufanen de ello.

‘Superclásico’ comedia de sabor agridulce

Lo primero es preguntar de dónde diablos sacaron ese título, “Superclásico”, o de dónde sacaron el que sale viendo el film, “Noches de amor y vino”, aunque ese podría cuadrar mejor.
Es una comedia ¿? danesa que nos cuenta sobre Christian, cuya esposa le abandonó y se fue a Buenos Aires a “jugar” con un futbolista joven y rico. Y Christian va a la ciudad porteña con su hijo de 16 años dizque a divorciarse pero con la idea subconsciente de recuperar a su amada Anna.
Pero lo que sucede durante esa visita es una extraña mezcla de comedia, de desazón, de borracheras y hasta de sexo, con el esposo viviendo en la mansión deJuan Díaz, el futbolista, con el chico Oscar prendado de una chica que alcanza a ver en una visita guiada del cementerio de la Recoleta, con ese mismo chico abandonando el lar familiar para irse a un hotel, con el Christian desafiando a Juan a que ataja cualquier disparo a portería que haga el profesional y terminando por lastimar al Juan arruinando su carrera y con la Anna hecha una furia al ver una fortuna en contratos volar, y con el marido que se resiste a firmar los papeles del divorcio ido también al mismo hotel del hijo sin saber de su tan próxima existencia..

domingo, 8 de septiembre de 2013

“Aprendices” Otra de asnos y mentecatos

Decididamente, la culpa del muy pronunciado deterioro del cine comercial de pura rutina de la fábrica de celuloide que es Hollywood la tieneÖel público. En otras palabras, lo mismito que sucede por estos lados. ¿Qué deseamos expresar con eso de la culpabilidad? Pues, muy sencillo: Estados Unidos tiene unos 315 millones de habitantes y, de esos, tal vez la mitad, o por lo menos 140 millones, deben ser jóvenes de 23 años o menos.
Y, por si acaso andan los lectores por los cuernos de la luna, esos jóvenes norteamericanos son tan carentes de cultura como el que más, y muy probablemente más que nuestra propia juventud que, por lo menos, se manifiesta en asuntos de política, corrupción y problemas sociales. Y es el caso que toda esa inmensa cantidad de imberbes se siente reflejada por las actitudes, las formas de actuar y de pensar de enanos mentales como son los personajes que interpretan en todas o casi todas sus películas actorzuelos como Vince Vaughan, Owen Wilson, presentes en “The Internship”, la bazofia que ahora comentamos, y otros que alcanzan peores niveles de estupidez como son Adam Sandler y los mangansones de su grupo.






“Red 2”: No más que pura bulla

Bruce Willis, Helen Mirren, John Malkovich, Mary-Louise Parker, Anthony Hopkins, Catherine-Zeta Jones de ñapa, el surcoreano Byung-hun Lee. Ese es el muy nutrido reparto de “Red 2”, la secuela de la muy celebrada por la crítica norteamericana de 2010, aquella dirigida por Robert Schwentke. 
Por supuesto, como ya es tradición en el mercado de Hollywood, si un film gusta y, como es natural, hace dinero, se ordena el guión de la secuela casi antes de que la de turno haya pasado dos meses en exhibición.
Y, también como es natural, al amanuense afortunado que escribe el desaguisado se le especifica que debe tener más movimiento, más acción, más de todo, y en ese “de todo” los productores se buscan nuevas caras para reforzar a los anteriores: si ya no pueden volver con Morgan Freeman ni con Richard Dreyfuss, pues no hay problemas, se les sustituye nada menos que con actores de peso (en este caso, de pesos: léase $$$) que están en las góndolas del picoteo millonario como Catherine-Zeta Jones y nada menos que Sir Anthony Hopkins.
Esto para que, convenientemente aderezados con sus nuevas personalidades diegéticas hagan sus correspondientes muecas y payasadas a diestra y siniestra.