sábado, 29 de junio de 2013

Kon-Tiki: Merecida candidatura al Oscar


Esta película nos resultó apasionante y, además, un ejemplo de cine hecho con determinación, conocimiento y gracia, y cuyo costo total fue apenas de menos de 17 millones de dólares           


En 1947, Thor Heyerdahl, científico y antropólogo Noruego, expuso la teoría de que los incas de Sur América (Perú, específicamente), habían viajado en épocas anteriores al descubrimiento de América desde esas costas del Pacífico hasta la Polinesia.
Era una teoría y, como tal, no era compartida por otros antropólogos que la juzgaban incluso disparatada. Entonces Thor junto a un grupo de osados compañeros, decidió probar su teoría haciendo ellos mismos el viaje con una balsa armada de vela y timón similar a las primitivas de los incas. Y emprendieron un viaje que muchos consideraron como imposible: 8,000 kilómetros en aquella rústica barca a través de un océano que, contradiciendo su nombre, siempre ha sido revuelto y brutal.
Y lo lograron, alcanzaron la Polinesia. Thor Heyerdahl filmó su larga y peligrosa travesía y su documental incluso ganó el Oscar del año 1951 en su género.
Ahora, 61 años después, unieron sus esfuerzos en un propósito común Inglaterra, Noruega, Dinamarca, Alemania y Suecia y los directores noruegos Joachim Ronning y Espen Sandberg reprodujeron fielmente aquella osada travesía y, aunque como es natural con menos riesgos que sus predecesores, rodaron los incidentes de aquella travesía que duró nada menos que 101 días, y su película compitió este año como mejor película en idioma no inglés y, aunque no resultó triunfadora, es realmente muy destacable.


“Guerra Mundial Z”, los Zombies están de moda

Los zombies están de moda, lo cual no implica que tengan que gustarme las películas que sobre ellos se hacen, a menos que las hagan en tono de parodia. Tampoco implica que los zombies nos preocupen como tales.
Mucho más nos preocupan los prototipos locales: los “zombicorruptos”, que nos dominan durante casi toda nuestra vida como país; los “zombimpunes”, que son consecuencia de los primeros; los “zombintolerantes”, que tienen por credo la idea de que ellos y sólo ellos tienen la razón en lo que sea y todos los demás son pura basura, como se ha demostrado, de nuevo y de manera fehaciente y más que patente, con el simple anuncio de un embajador de USA que es “gay”.
Y, ya sobre la película, que tampoco nos preocupa, nos parece que tanto su director (como el del otro estreno de esta semana, David Barrett, realizador de “Fire with Fire”) no tiene la menor idea de en qué consiste lo que en el lenguaje cinematográfico se denomina elipsis, algo que se usa para crear el “tempo” cinematográfico, algo que posee suma importancia y que en “World War Z”, luego de una secuencia inicial de tremenda fuerza dramática, pierde todo su significado: la familia Lane sale en la mañana a llevar a los niños al colegio, se forma tremendo lío y, al rato, ya es de noche; desde la mañana les dicen que les van a recoger en un helicóptero en la madrugada del día siguiente, llegan al edificio de apartamentos, conversan tres boberías con los que allí residen y, ¡zas!, ya es de madrugada.


domingo, 23 de junio de 2013

'Sangre, sudor y gloria'

        Hasta este mismo instante en que escribimos, lo único destacable que hemos visto del señor Michael Bay es la secuencia del ataque al puerto en “Pearl Harbor”, y es todavía posible que ese trabajo lo haya hecho el director de la segunda unidad.
Definitivamente, a Bay lo que le cuadran son los espectáculos cargados, desbordados de efectos especiales, y con eso ha ganado mucho dinero, pero, como cine, no creo que haya despegado ni creemos lo haga pronto.

Y la presente, supuestamente tomada de una historia real y escrito el guión por Christopher Markus y Stephen McFeely, quienes se basaron en un artículo de revista escrito por Pete Collins, muy a pesar de la historia, que es interesante y ofrece un buen grupo de personajes bien definidos en su extravagancia, en manos de un verdadero realizador hubiera sido todo un éxito, pero… Michael Bay.
Para empezar, lo de siempre; que haya sido tomada la historia de la realidad ocurrida en los 90 en Miami no le confiere no solamente calidad al film, sino que, incluso, no le garantiza veracidad, porque nadie es tonto para pensarlo. Los guiones son pura ficción manejada con la idea de llamar la atención al espectador, y este relato tiene los mismos pormenores que incurren en escasa verosimilitud que cualquier otro: que a Paul Doyle le arranquen un dedo gordo del pie y a los dos minutos no se acuerde y camine como cualquier otro cuando hasta con una uña enterrada o encarnada se cojea, esa no la tragamos.

‘La chispa de la vida'


Existe una indudable conexión entre el guión escrito para este filme de Alex de la Iglesia y la desesperante situación que se vive en estos días en España, a pesar de que, como detalle peculiar, ese guión no fue escrito por un español, sino por un norteamericano, Randy Feldman, a quien, si no le recuerdan, les diremos que fue el guionista, hace ya buenos años, de la popular ”Tango & Cash”.
Porque sucede que el personaje central de esta historia es Roberto Gómez, un hombre de la publicidad, casado, pero que anda dando bandazos buscando un empleo porque lleva buenos días en el paro.
Y uno de esos días, luego de otra solicitud frustrada, Roberto va a dar a un museo donde hay una exhibición, pero que, además, tiene una parte trasera donde se está trabajando, hay excavaciones, andamios, agujeros, de todo y, por razones que tendrán ustedes que ver y comprender cuando vean la película, allá va a dar el bueno de Roberto y… ¡zas!, resbala y cae y queda su cabeza atravesada por una varilla.
Bien, ahora podrán decir: ¿qué? ¿Murió acaso el Roberto? Pues no, porque entonces o se hubiera acabado la cinta o tomaría un rumbo muy diferente.

sábado, 15 de junio de 2013

“No” Sí, muy buena


Lo primero que debemos decir es que en realidad nos gustó más el libro de Antonio Skármeta en el que se basa el guión de este film del chileno Pablo Larraín, lo cual no implica, necesariamente, que no nos guste la película porque, de todos modos, sí, encontramos muy buena esta “No”.
Aunque la historia es conocida porque ha sido objeto de numerosos relatos periodísticos, eso que sucedió realmente en 1988 en Chile está visto desde la óptica particular de Skármeta, del guionista Pedro Peirano y el escritor y autor y, por supuesto, de Larraín, razón por la cual, como todo aquello que pasa por semejante proceso, pasa a ser ficción cinematográfica aunque se base en hechos reales.
Y, para aquellos que no han leído el libro y para cientos de “estudiantes” que no conocen la historia como deberían, les diré que se nos cuenta esos días del señalado año cuando el “gobierno” de Augusto Pinochet decidió, atemorizado por la presión internacional, convocar a un plebiscito para legalizar lo que había sido un cruento golpe de estado y luego una verdadera ordalía de presos políticos, asesinatos, desaparecidos y exiliados. Según los términos establecidos para el tal plebiscito, el gobierno y la oposición tendrían 15 minutos diarios de publicidad en televisión y nada más. La idea de los chicos de Pino era que, aparte de la enorme ventaja que representaba tener el poder y, precisamente, poder hacer todo lo que les diera la gana, confiaban en que la oposición estaba realmente atomizada: si mal no recordamos, existían 16 ó 17 partidos cada uno de ellos con sus ideas particulares y sus tendencias políticas propias.
Y entonces esa fue la tarea que le encomendaron a un publicista reputado, René Saavedra, quien, desde las primeras reuniones, comenzó a sentir la enorme presión que significaba tratar de captar las ideas propias de cada grupo y fundirlas en “spots” televisivos.
Por supuesto, no les vamos a decir lo que hizo Saavedra.

“El hombre de acero”

acero... mezclado con hierro colado 

El subtítulo les da, de entrada, la idea de que este “comic” no nos ha resultado tan “cómico” o, mejor, no demasiado estimulante.
De entrada, por igual, podrán recordarnos que nunca hemos sido demasiado admiradores de los “comics”, aunque hay algunos de ellos que nos han llevado al paroxismo de la admiración como “El caballero de la noche”.
Pero ese es Nolan, no Zack Snyder, precisamente.
Por supuesto, todo aquel que vive en este planeta tan deseado de trastocar y destruir como tal por el General Zod y su grupo (por cierto, una sencilla pregunta: Zod fue enviado al infinito para toda la eternidad junto a sus dos cómplices y, de buenas a primeras, aparece todo un grupo: ¿de dónde les sacaron?), conoce a perfección la historia por los “comics” y porque ya la hizo la misma historia Richard Donner hace más de 30 años (y nos gustó más): lo que sucedió en Kripton, lo que pasó con Kal-El, enviado por sus padres al espacio con destino a Kansas, la vuelta a la acción de Zod y el subsiguiente pleito de perros, aparte de la primaria desconfianza de nosotros, los terrícolas, ante la estrafalaria presencia de un tipo con malla azul y capa flotante que volaba (blanco, como es natural, y nacionalizado norteamericano, como también es natural).
Lo que cambia entonces son los detalles.
Lo que cambia es el derroche de efectos especiales, que ya es la impronta normal de cualquier superproducción de Hollywood que cueste más de 200 millones de dólares (el costo estimado de este “Hombre” es de 225 millones).

sábado, 8 de junio de 2013

“El gran Gatsby”

No hay suerte para Scott Fitzgerald 


Cuatro versiones tenemos entendido se han realizado sobre “The Great Gatsby”; recordamos la de Jack Clayton, 1974, con Robert Redford como Gatsby y, a pesar de la calidad de este director, la película no fue gran cosa.
Ahora la emprende Baz Luhrmann, a quien consideramos también un muy buen director (su “Moulin Rouge” fue atrevida y muy buena), y encontramos detalles que no nos satisfacen: por ejemplo, siendo esta historia todo un conflicto de emociones donde a un contrabandista delincuente se le presenta como un ser a admirar, o sea, un film que debe ser hasta cierto punto intimista a pesar de las orgías y las interminables fiestas, ¿para qué diablos usar 3-D? Luhrmann da explicaciones, pero nos convencen tanto como las de Cameron diciendo que “Avatar” es una “defensa de la naturaleza”.
Otro detalle: el cine de Hollywood sigue siendo casi tan modoso como en los ’50: orgías van y vienen, pero teníamos entendido que orgía eran mujeres y hombres haciendo de todo y mucho, y en este film no aparece ni un seno ni una nalga, y eso no es realismo ni nada que se le parezca.
¿Qué tiene muy buena fotografía? Cierto, y puede decirse lo mismo del montaje. Pero eso se queda en cáscara cuando tratamos de penetrar en la mente de estos personajes, en su convulsionada intimidad, en esa sociedad que es sucia de arriba abajo porque si Gatsby es un criminal adinerado, Buchanan es un pérfido malandrín que no vale una peseta aunque sea millonario y no sea contrabandista, en tanto Daisy, la esposa, es veleidosa y en realidad falsa, no ama ni a su esposo ni a quien fuera su amante y la buscó por años y años.


“Después de la Tierra”


¿Ciencia ficción? No, disparate.

Todo parece indicar que los de Hollywood son pesimistas, fatalistas o, simplemente, puros comerciantes sin traza de creatividad (nos inclinamos por esto último). Eso porque se nos hace larga, muy larga la lista de historias en imágenes en las cuales la Tierra, nuestro querido y agredido y destelengado hábitat, se ha ido al mismísmo carajo.
Y, cuando siguen con ese asunto, no iba a ser el cada vez más desventajado M. Night Shyamalan quien iba a salvar no ya la Tierra, sino la calidad de esas historietas banales, superficiales y adecuadas para el consabido despliegue de efectos especiales.
Si en una oportunidad vimos a Marc Whalbert conversando con un arbusto en una sala normal, ahora encontramos una enorme águila agradecida del Kitay Raige que trató de ayudar a sus pichones e, inteligente el avechucho, arrastra al carajito a una zona “caliente” cuando estaba por congelarse. O sea, que si es un disparate lo del ave, lo es también lo de las “zonas calientes” que están a diez metros de las congelantes.



“Línea de emergencia”

La historia. “The Call” es un “thriller” de suspenso que marcha bastante bien en su primera hora.

Los guionistas, directores y, muy especialmente, productores en Hollywood tienen una idea de las historias que deciden rodar muy preconcebida y especial: tanto si son guiones originales como si son “remakes” o secuelas, lo que buscan es atrabancar la historia, no importa el tipo que sea, pero sobre todo si son “thrillers” o policiales, con descargas de rampante violencia, incluso dañando argumentos que podrían haber funcionado con eficacia.
Este “The Call” es un “thriller” de suspense que marcha bastante bien en su primera hora: la protagonista, Jordan Turner (Halle Berry) es operadora del sistema 911 y cuando recibe una llamado de una jovencita pidiendo ayuda porque un individuo entra en su casa donde ella está sola, queda traumatizada al no poderla ayudar y se queda con eso en su mente.

‘Dos más dos’ Muy agradable… ¿comedia?

La película “Dos más dos” es una comedia argentina original de Diego Kaplan. Los personajes son cuatro, tal y como insinúa el título, dos parejas: Diego y su su esposa Emilia, y Richard y su esposa Betina. Ellos son cirujanos y socios en una clínica.
Desde el inicio se va insinuando una ligera indisposición entre ellos porque, aunque son socios a partes iguales, cada vez que hay un homenaje o una presentación cualquiera, Diego se hace dueño de la palabra y deja dicho que “lo mejor que se hace es lo que él hace”.
Pero, entre tanto, nos percatamos de que Diego tiene cierta envidia a Richard por la pasión que vive con Betina, y ese detalle también mortifica a Emilia que logra que su amiga le confíe su secreto de felicidad: es que ellos, Richard y Betina, no solamente hacen de todo en la cama, sino que intercambian con amigos.