sábado, 27 de diciembre de 2014

Los mejores films de 2014

Esta lista es restringida porque, a decir verdad, este año las cantidad de películas excelente excede en mucho la lista de una mejor y otras diez, razón por la cual luego de esas ofrecemos otra con aquellos filmes que tienen categoría para estar entre las mejores, por lo menos, 20.
La Mejor del año: “Boyhood”, de Richard Linklater. Pocas veces aparece un realizador con tanta vocación como para acometer un proyecto tan difícil y, por supuesto, para llevarlo a cabo con inusitado despliegue de talento. Doce años pasó Linklater siguiendo a sus personajes, y su obra es todo un prodigio de expresividad, de sentido cinematográfico pleno, de singulares interpretaciones de todos y cada uno de sus intérpretes.
Y ahora, las 10 mejores iniciales:
1.- El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street), de Martin Scorsese.
2.- La bicicleta verde (Wadjda), de Haifaa Al-Mansour.
3.- Her (Ella), de Spike Jonze.
4.- La Jaula de oro, de Diego Queimada-Díez.
5.- Heli, de Amat Escalante.
6.- La gran belleza (La grande belleza), de Paolo Sorrrentino.
7.- El gran hotel Budapest (The Great Budapest Hotel), de Wes Anderson.
8.- El sabor del amor (The Lunchbox), de Ritesh Batra.
9.- Primicia Mortal (Nighcrawler), de Dan Gilroy. 

“Paddington”

 Es una lástima que haya pasado ya una semana desde el momento en que se estrenó esta película, “Paddington”, porque me hubiera encantado haberla recomendado de entrada para padres y, sobre todo, para sus hijos pequeños.
Y muy especialmente porque, estando en una época en la que, aunque a nosotros nos parezca lo que sea y tengamos ciertos reparos por lo que significa en términos generales para toda una sociedad, porque nos parece que una minoría disfruta y una mayoría permanece velando con ojos mustios la felicidad de los primeros, de todos modos es una historia que nos habla sobre el amor fraternal, sobre ese sentimiento que se impone sobre las diferencias entre los seres, en este caso, ya no única y exclusivamente humanos, pero que, precisamente por ello, hace que pensemos mejor en aceptar a aquellos que son diferentes a nosotros por su color, por su religión, por su condición económica o su física.

sábado, 20 de diciembre de 2014

'Relatos salvajes'

Y ahí, de inmediato, encontramos la gran diferencia: Jackson nos ofrece un espectacular show en tercera dimensión y no nos cuenta nada que importe. Damián Schifrón, argentino, nos cuenta una historia que es cine y que sí dice algo sobre lo que somos nosotros todos, los seres humanos, y eso es importante tal y como él lo ha hecho.
Con dos o tres efectos especiales y nada más, pero con actores y actrices haciendo de lo que somos, o sea, de seres humanos, repetimos, comunes y corrientes, como usted que lee estas líneas y tiene esposa e hijos, como su vecina que se va a casar pronto, como el otro que tiene que viajar mucho por nuestras carreteras, como la otra infeliz que tiene que pasar casi toda la noche sirviendo en una cafetería, como el señor millonario cuyo hijo tiene un buen carro pero no responsabilidad, ambas cosas venidas del padre, como usted que maneja en la ciudad y ve cómo un general o un político se salta el semáforo en rojo y nadie mira, pero si usted pisa la ralla amarilla le ponen una multa y tiene que pasarse cuatro horas en la sede maravillosa de AMET para saldarla, de eso trata, eso es lo que nos cuenta Scifrón en “Relatos salvajes”.

‘El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos’

Si dejamos a un lado que los caracteres, o sea, todos esos personajes raros, grotescos, humanos,  enanos, monstruosos o lo que sean, han sido inspirados por el muy decantado y archifamoso J.R. R.Tolkien, luego de dos horas y 24 minutos de enfrentar a los tales mencionados, y ya desde antes pero confirmando en el último minuto de proyección, esta fue la única pregunta que nos colmó el cerebro: ¿qué es lo que hemos visto? 
¿En qué consiste eso que hemos visto?, ¿qué nos ha dejado en el cerebro a nosotros y a miles y miles que se van a sorber este asunto, sobre todo porque son fanáticos “duros” de toda esta saga que nos han metido por ojo, boca y nariz desde hace ya unos años? Pues, para que vean como son las cosas, nosotros, que privamos en conocedores, que presumimos de un ligero barniz de cultura, que hemos leído una buena cantidad de libros y escrito unos cuantos, pues no estamos nada seguros de lo que hemos visto.
Aunque, eso sí, de lo que estamos muy seguros es de que, aparte el beneficio algo huero de una fastuosa producción cinematográfica cuyo costo debe oscilar entre los doscientos y los trescientos millones de dólares (¿y quién sabe si más?, porque en la ficha no lo precisan: puede que estén algo avergonzados), de la “maravillosa” tercera dimensión, y de la presencia de centenares de intérpretes vestidos de mojiganga, no nos parece haber absorbido algo valioso de esta “historia”.

sábado, 13 de diciembre de 2014

“Exodo: Dioses y Reyes”

Si usted recuerda haber visto “Los 10 mandamientos” es por una o las dos cosas: porque la compró en DVD hace poco, o porque es tan viejo como yo. Ese film de Cecil B. DeMille es ejemplo de espectáculo y recordado sobre todo por sus efectos especiales, entre los cuales es el más mencionado (y admirado) la llamativa secuencia del Mar Rojo dividiéndose para dar paso a los hebreos de Moisés y apabullar a los egipcios de Ramsés.
Y ahora, quién sabe por qué endiablada razón, un director que es uno de mis favoritos desde que vi, en 1969, “The Duellists”, o sea, Ridley Scott, se deja llevar por las emociones ($$$) y decide brindarnos otra versión de aquellos ajados mandamientos y con mejores efectos.
El único problema, en que a nosotros respecta, es que ya no tenemos la edad que teníamos en 1956 y que, por ende, no nos sorprendemos y menos extasiamos con efectos cuando la base que los sostiene no nos cala muy hondo. 
Y volver a lo mismo casi me aburre. Por supuesto, Scott no se lleva de superficialidades y su enfoque es un tanto menos artificioso: ya no vamos a ver a Papá Dios dictándole los mandamientos a Moisés, ya no le vemos agitando una vara para abrir las aguas del mar y así por el estilo. O sea, es más sobria esta versión.

María Montez: La película”, luce tabla de plancha

 Y sí, claro, la película, porque no va a ser la estrella que ya está muerta y enterrada desde hace más de 50 añejos. Y lo de “tabla de plancha”, piensen: una tabla para planchar es una superficie lisa, suave, tersa, porque si tiene irregularidades esas pueden causar arrugas a la ropita, ¿no?
Perfecta la definición. Pero, ¿qué tiene eso que ver con la peli? Pues que usted se sienta, comienza a verla y puede pasarse lo que dura, más o menos una hora y media, sin mover un músculo.
¿Por qué? Pues porque el desarrollo de la historia es como la mencionada tabla: no tiene nada que no sea lo mismo, no hay momentos en los cuales usted respinga por la emoción, se sorprende por lo que hace o deja de hacer la diva, se agita porque hay algo que sucede que le parece inconveniente o diferente y, así, cuando llega el final, es muy probable que, como a lo mejor no conoce la biografía de la famosa, diga algo como, “ay, qué pena, se murió del corazón” aunque, si ya sabe algo, si le han hablado del asunto o ha leído detalles sobre la Montez, a lo mejor respinga por vez primera y sospeche que le están metiendo gato por liebre.

sábado, 6 de diciembre de 2014

‘Papita, maní, tostón’

Según contara alguien de la película en “Cineasta radio”, esta comedia recaudó millones en Venezuela. Pasa lo mismo que las españolas citadas en crónicas anteriores, y tampoco encontramos explicación lógica, porque este film puede ser calificado de absurdo, tonto y mediocre.
La única explicación posible pensamos que puede consistir en que los caraqueños, posiblemente, se vieron reflejados en la precariedad de la vida de Andrés, su abuelo y sus amigos: no pueden ver bien la TV porque no tienen ni cable ni antena, no pueden bañarse cuando quieren porque no hay agua, etc.
El resto es un despropósito total, con una chica, Julissa, que sale por vez primera con  el Andrés y, pasando por alto más estupideces del tipo, se da tremenda borrachera

Gilroy… ¡sorprendente!

La vida, como dijera Rubén Blades, está llena de sorpresas, y el mundo del cine lo mismo. Baste saber que este film, “Nightcrawler”, representa el debut como director de ese Dan Gilroy que, hasta el sol de hoy, conocíamos como guionista y no de muchas películas, ninguna de ellas de mucha altura.
Pero, se hace evidente, el señor Gilroy sentía esa comezón por hacer cine, y decidió entonces escribir otra historia, pero pensada para hacerla él mismo, o sea, para ponerse él tras las cámaras.
Y el resultado, como ya señalamos antes, es sorprendente.
Cuando usted busca esta película en IMDB, observará que, de entrada, la colocan genéricamente como “crimen, drama, “thriller”. Y en efecto, usted encontrará de todo eso en esta historia.
Pero lo que sucede con Louis Bloom va mucho más allá de tales simplismos.
Porque, por el lado del personaje, encontramos a un ser que seduce a cualquiera con una labia envolvente, con un poder de convencimiento capaz de derretir el rechazo de cualquier persona sin que importe su condición o su posición frente al seductor. Pero Bloom va más allá: une a ese poder de convencimiento una sangre fría y un cinismo fuera de lo común: a él sólo le importa algo en este mundo: él mismo, y para triunfar, para sentirse elevado en el trono del poder, no habrá de importarle aplastar lo que se presente en su camino.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Armando Almánzar: “La credibilidad se consigue sosteniendo las mismas ideas”

04/12/2014 12:00 AM - Evelyn Irizarri
A juicio del reputado crítico de cine y escritor, el cine local está en sus inicios y aunque reconoce que hay muchas películas malas, afirma que en países con más de 100 años en la industria, también

Entre los alegres saltos y los fuertes ladridos del inquieto Tobi, Armando nos contó sus vivencias. Esas que comenzaron en la calle 19 de Marzo de la capital y que se desplazaron por casi toda la geografía nacional, debido a que sus padres, dos maestros de profesión debían ir, cada año, a diferentes pueblos, trasladados por la Secretaría de Educación. 

En sus primeros años de vida vio llegar y partir a muchos amigos, a los que tenía que dejar cada vez que sus padres debían cambiar de residencia. 
Sin embargo, al llegar a la adolescencia, pudo permanecer en la capital por un tiempo más largo. Aquí comenzaba una nueva etapa. Aquí logró cosechar amistades más fuertes y duraderas.

Pasó por las mismas dificultades que le tocó a todo el que vivió la llamada Era de Trujillo, pero, sin mayores consecuencias, quizás por su juventud o por esa forma tan pacífica con que acostumbra enfrentar las cosas.

Durante la Revolución de Abril del 65, se dedicaba a proyectar películas a los combatientes, de ahí surgió su gran pasión por el séptimo arte y nació el crítico de cine. Un par de años más tarde comenzó a escribir cuentos y novelas, algo que piensa hacer por el resto de su vida.

1. Hijo de maestros
Mis padres, los dos, eran maestros y como en esa época trasladaban mucho a los maestros, aunque yo nací en la capital, en la calle 19 de Marzo, a un par de cuadras del Malecón, viví en Santiago, en La Romana, Puerto Plata, San Pedro de Macorís, en Baní, en Azua y en La Vega. A todos esos sitios trasladaban a mi papá, primero como maestro de escuela, después como director de escuela, más tarde como inspector de educación pública, después como intendente, que ahora ya no existe, y que era una especie de supervisor regional, hasta llegar a ser secretario de Educación. Mi papá se llamaba Armando Almánzar y mi mamá, Luz Rodríguez. Éramos cuatro hermanos. Yo soy el mayor, me siguen, dos hermanos varones y una hermana, que es la más pequeña.


sábado, 29 de noviembre de 2014

‘No hay más remedio’

No logramos explicarnos para que utilizaron nada menos que cuatro guionistas para escribir una comedia tan simplona y tan a ratos empalagosa.
Porque, para empezar, de lo poco que dura el filme, casi media hora se les va en una lacrimógena descripción de los caracteres de los tres personajes centrales, Ángel, Fonso y Roberto, tres jubilados que andan muy de capa caída cada uno de ellos con sus motivos, pero a cual más  sentimentaloide: el Ángel anda desquiciado conversando con la esposa muerta y planeando un viaje con ella; no tiene un centavo pero ya tiene los pasajes comprados para ir a París. Fonso anda tras una hija que ignora ser su hija penando porque el marido la maltrata, y Roberto compartiendo el oxígeno con el hermano que anda muy, pero que muy mal, aunque nadie pueda explicar por qué diablos tiene él, Roberto, que usar también oxígeno: simple artificio para hacer reír con una necedad. Y el plan para robar la farmacia, no importa que sea destartalado, lo que importa es lo que sucede luego con otro, profesionales, pero que ni siquiera le quitan las armas a los viejucos.

Buen día Ramón

“Gutentag, Ramón”, es una co-producción México Alemana. Cuando se inicia, nos plantea en breves imágenes lo que es el México de hoy, que es casi el de toda Latino América: la miseria, el abuso de poder, el deseo de largarse para encontrar algo mejor, sea donde sea, y el sufrimiento tanto de quienes intentan emigrar como el de quienes se quedan.
Y ese Ramón Castro es un individuo que, pese a su juventud, ha hecho cinco intentos por llegar a EE.UU. y ha fracasado. Y todo se inicia cuando ocurre ese último donde, por lo menos tuvo la “suerte” de no morir como muchos de quienes viajaban con él.
Pero Ramón lo intenta de nuevo, solo que esta vez no va a EE.UU sino a Alemania, y ahí el asunto comienza a edulcorarse hasta convertirse en una fábula que, por desgracia para su director y guionista, Jorge Ramírez Suárez, no nos la creemos.

‘Ochos apellidos vascos’

Porque, según sabemos y sabe todo el mundo porque se han encargado eficazmente de hacerlo saber sus creadores, este filme de Emilio Martínez Lázaro se hizo el pasado año con el récord de más entradas vendidas de la historia del cine español, y eso a pesar de la tremenda crisis económica que los afecta.
Bien, pero aunque aceptemos el récord, no podemos aceptar que porque lo tenga haya que decir que esta comedia es de las diez mejores en la cinematografía universal, y ni siquiera en la española.
Incluso, hasta cierto punto, y aunque tratan de disimularlo con ciertas argucias situacionales, y aunque sean ocho los apellidos, es una comedia de fórmula como lo es la anterior exhibida y también española, “Tres bodas de más”, con la única diferencia de que, sí, en efecto, su historia es más diversa y su puesta en escena es mejor.
La historia juega con el asunto de los caracteres regionales: que el sevillano es abierto y campechano, y cuando ese Rafa decide seguirle el rastro a la chica vasca hasta su pueblo, entonces indudablemente va a chocar con los vascos que, vaya usted a saber por qué (dejando a la ETA aparte), son al parecer mucho más duros de pelar.


domingo, 23 de noviembre de 2014

“Birdman” ¡Formidable Iñárritu!

Hace unos días, conversando con Edwin y Hugo en “Cineasta radio”, y a raíz de la muerte del destacado director Mike Nichols, destacamos el detalle de que son pocos los directores de cine que pueden ufanarse de comenzar sus carreras con nada menos que cuatro películas que puedan ser calificadas de excelente hacia arriba, como ese Nichols: 1966: “Who’s afraid of Virninia Wolf?”, 1967, “The Graduate”, 1970, “Catch-22” y, para rematar el cuarteto, la formidable “Carnal knowledge”.
Pero, para que vean como son las cosas, y sin entrar en investigaciones profundas, ahora podemos citar a un director que tiene una seguidilla nada menos que de cinco, y es un mejicano: Alejandro González Iñárritu hizo su primer film en 2000, “Amores perros”, siguió con “21 gramos” en 2003, en 2006 con “Babel”, luego “Biutiful”, 2010 y ahora remata con “Birdman”.
Y esta “Birdman” tiene a mucha gente confundida desde que comenzaron a saber de ella, sobre todo desde que vieron sus avances; algunos creen que es una comedia, otros que pertenece al género fantástico, otros piensan en superhéroes y, para que vean como son las cosas, es probable que todos hayan dado en la diana.
O sea, que es de todo eso y mucho más.
Porque “Birdman” es la historia de Riggan Thomson, actor de cine en su juventud, intérprete de un superhéroe llamado así, una especie de hombre pájaro con poderes extraordinarios entre los cuales, por supuesto, está el de poder volar a gran velocidad y altura.
Pero sucede que el tiempo pasa y los años se acumulan, y un actor, por bueno que sea, no puede “ser” un superhéroe si ya está calvo, barrigón, arrugado y poco dado a ejercicios violentos. Y entonces Riggan decide invertir su dinero en la adaptación de una pieza de Raymond Carver, todo un clásico, cuyo título es “What we talk about when we talk about love”, obra a la que quiere dar un nuevo sentido teatral y dramático.


Juntos pero no tanto


A los cinco minutos de comenzar este film, “And so it goes”, título original, nos percatamos de que iba a ser una historia tan convencional como la del lobo y los tres cerditos. Oren Little es un viudo egoísta y mal educado que ofende a todo aquel que se le arrima a menos de un metro. Pero, de tan molestoso, resulta cargante y exagerado, sobre todo porque usted puede serlo con relacionados, pero no como vendedor, y si se ufana de tener tantos años de experiencia vendiendo, ¿cómo se explica entonces que cada vez que mostraba la famosa mansión de casi 7 millones a posibles clientes le molestara y ofendiera con su mordaz conducta?
Y luego su conducta con los vecinos del hostal donde vivía, peor, su conducta con la nieta, pero, se adivina de inmediato, todo ello para que, de buenas a primeras, el Oren empiece a cambiar hasta que a todos los espectadores les parezca maravilloso como amante, como abuelo, como criador de perros y hasta como coleccionista de sellos o levantador de pesas, si se les hubiera ocurrido.
Y lo mismo sucede con su contraparte, Leah, que canta por dinero en un restaurante, pero a mitad de función arranca a llorar y deja todo. Que lo haga un día, bien; pero todas las veces, vaya, quien le paga es un tarugo y un imbécil, y si la gente sigue yendo a escucharla, son peores que idiotas.

sábado, 15 de noviembre de 2014

“Dólares de arena”

Si, haciendo cine en serio, porque se hace indudable que Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán no han querido, nunca han deseado hacer espectáculo, llamar la atención con caras bonitas o curvas irresistibles, sino crear tomando la vida real como base para sus historias.
Por ejemplo, con lo que costó hacer “Interestelar” (165 millones de dólares), de tenerlos en fondo para trabajar (nunca han tenido ni una centésima parte de tal suma), ellos podrían trabajar a sus anchas y hacer una docena de obras cinematográficas con verdadero sentido de lo que es el Arte cinematográfico en su relación con el Ser Humano.
Algo que en “Dólares de arena” lo demuestran de manera contundente.
La muy madura mujer europea que interpreta (magistralmente) Geraldine Chaplin, es todo un caso, pero no una excepción. Ella escapa de su ambiente natural porque no le permite ciertas digresiones en lo que a conducta se refiere. Huye de su soledad existencial y se aferra desesperadamente a una chica campesina dominicana que, a pesar de su corta edad, ya está embarazada y si se une a la otra, que podría ser su abuela, es por pura necesidad. Usted, como espectador, puede atisbar con atención y encontrar en ella ciertos sentimientos de apego a su compañera ocasional. Pero, para la joven, la idea de vivir cómodamente, incluso en Europa como vislumbra en un futuro inmediato, no es una necesidad vital. En cambio, para la señora adinerada pero solitaria, la compañía de la joven es su tabla de salvación porque sin ella su angustia, la angustia de una soledad que no ofrece posibilidades de ser remedada es honda y desesperante. Ella sabe que si se marcha sola, sola quedará porque su soledad no se remedia con amigos o familiares; necesita quedarse en esta tierra hermosa donde puede vivir plácida y tranquila, pero si es acompañada porque esa traviesa chica que, aunque sabe que la usa para tener dinero y comodidades, le brinda lo más parecido al amor que puede tener.

“Interestelar”

Desde “Following” pasando por “Memento”, siguiendo con ”Insomnia” y “The Prestige” para rematar con la formidable “The Dark Knight” y terminar bajando el tono con “Inception”, el muy estimado Christopher Nolan nos tiene acostumbrados a la calidad, a la profundidad, a la certeza de una cinematografía vistosa y depurada que tiene sus notables descensos con la tercera parte de ese oscuro Batman que nos dejó fuera, que no pudo sujetarnos.
Y ahora, con “Interestelar”, sin que nos parezca una cinta deficiente, de todos modos no nos convence.
Porque, sobre todo al llegar al final, y a pesar de toda esa disquisición sobre la relatividad y el tiempo, sobre la gravedad y la quinta dimensión, sobre la conciencia del ser humano que le lleva en ocasiones a los más sublimes sacrificios y en otras a la más pura demostración de egoísmo, nos da la impresión de que estamos viendo algo más de lo mucho visto.
Por ejemplo, pueden contarse por docenas los filmes postapocalípticos, nuestro planeta vuelto un majarete por obra de una guerra, de la degradación de los recursos naturales, por obra de un loco, por docenas de razones, y en casi todos esos films (exceptuando la estupenda “Wally” entre otras pocas), ¿qué sucede al final? Pues que los muy benévolos y aguerridos norteamericanos nos salvan de la destrucción final.

sábado, 8 de noviembre de 2014

‘Caminando entre tumbas’

Cuando vimos el anuncio del estreno de “A walk among the tombstones” y percibimos la egregia figura del muy distinguido señor Liam Neeson haciéndonos saber que su personaje, ese Matt Sauder, es un ex policía que en su presente diegético es detective privado, le recordamos repartiendo mamporros a diestra y siniestra en algunas de sus más recientes.
Y, francamente, se nos quitaron los deseos de ver el asunto.
Sin embargo, como es cuestión de tradición, y esa tradición que nos acompaña desde hace tantos años indica que tenemos que decirles algo a algunos que nos hacen caso tanto en este periódico como en la radio (“Matutino alternativo”, “Cineasta radio”), pues nada, que no nos quedó más remedio que enfrentar los tapones rumbo al 360 a verle la cara a Liam y esperar que la nuestra no expresara en exceso el hastío.
Y, sorpresa, que resulta y viene a ser que nos gustó el asunto.
Porque este personaje, este Matt Sauder anda muy alejado del “niño maravilla” Bryan Mills (Taken, 2008, Talekn 2, 2012), capaz de destripar a cuanto mortal se le ponga por delante. En realidad, Sauder, creación del novelista Lawrence Block, es un simple mortal que purga las culpas de un pasado borrascoso como oficial de la policía, como borrachín redimido cuya mente rebosa de culpa por la muerte de una niña, que es detective privado pero como tal anda más cercano a los personajes de la novela negra que a los impolutos héroes de Hollywood, que ni siquiera tiene permiso oficial para actuar como detective, que casi sin quererlo se ve mezclado en la sangrienta ruta de dos sanguinarios secuestradores, chantajistas y asesinos y que, si bien resuelve, no es precisamente por ser un as de la pistola o de los puños.


"Tres bodas de más", en efecto: de más

De boca de su propio director, Javier Ruiz Caldera, a quien entrevistamos en “Cineasta radio” junto con Edwin, Hugo y Maracallo, escuchamos que este filme, “Tres bodas de más”, resultó ser uno de los más taquilleros del pasado año en España.
Eso nos hace pensar que, aparte de la terrible crisis económica que sufre la “madre patria”, aparte de los cinco millones sin trabajo, hay otra crisis latente en dicho país: la de buen gusto.
Porque si esta tan convencional comedita romántica fue vista por más gente que algunas películas españolas de gran valor que hemos visto durante estos últimos años, creemos que es muy deficiente el buen gusto de los españoles.
 Veamos: desde que se inicia la historieta de Ruth, chica bonita que trabaja como en un laboratorio de una universidad, que investiga sobre las langostas, pero cuya vida sentimental es un desastre porque ha sido abandonada por un trío de novios sucesivamente, cuando vemos que todos ellos, los exnovios, la invitan a sus respectivas bodas



sábado, 1 de noviembre de 2014

Yo soy la salsa

La mezcla, alternancia, paralelismo y sucesión de escenas y secuencias que van desde 1971 hasta 2014 es un estupendo trabajo de paciencia y de buenas manos.     

 “Yo soy la Salsa”, de la autoría de Manuel Villalona, con guión de Enrique Soldevila y pr
oducción de Andrés Van der Horst, es un buen trabajo cinematográfico.
Y, si les extraña que en el subtítulo diga eso de “como lo que sea”, es por la relativa incertidumbre sobre lo de “documental”.
Porque, aducen algunos, un documental es un trabajo que se hace sobre un tema determinado buscando desentrañar sus más variados aspectos, desde su origen hasta los más peculiares aspectos de su desarrollo y las conclusiones a que se ha llegado, tanto si es un tema a estudiar, como podría ser un trabajo sobre los indígenas de la isla Hispaniola, como si es otro sobre la vida de Mozart o, como es el caso que nos ocupa, la de Johnny Pacheco.
Pero resulta que, por un lado, desde el mismo instante en que se inicia este film de Villalona, el mismo Pacheco, ya todo un señor de edad provecta, o sea, en la actualidad, una actualidad que, presumimos, debe ser de principios de este año o tal vez de finales del pasado, cuando se le habla del proyecto, o sea, de este filme que tratará sobre su persona, aduce que, entre sombras y luces (no estamos citando, es pura reconstrucción de memoria mala), deberá tratarse de las luces, o sea, de la parte que se puede presentar de su vida, su vida “buena”, léase, entre otras cosas, sus resonantes éxitos en el campo de la música, de la creación de ese movimiento que dio lugar a la masificación de esos ritmos que luego recibieron el nombre genérico de “salsa” y que, como tal, ha recorrido el mundo entero.

El aprendiz

Otra vez lo mismo porque todavía se sigue exhibiendo el “show” en imágenes de Denzel Washington arreando villanos por todos lados sin dejar títere con cabeza, como ex miembro de la CIA o de cualquiera que fuera la compañía, y ahora, sin haberse secado la sangre de los despanzurrados pasados, le llueve más cuando otro retirado, Devereaux (Pierce Brosnan), es sacado de su tranquila Lausana en Suiza para destripar unas cuantas docenas más de villanos, con la pequeña diferencia de que la mayor parte de esos villanos de ahora, malos, muy malos, son también agentes de esa misma organización enfrentados al “anciano” experto capaz de darse de cabezazos hasta con un transformer último modelo.
Porque esa es la idea en ambas boberas: que nosotros los viejos somos mejores, cosa que no pondríamos en duda si de pensar se tratara, pero que, ya siendo asunto de puras cachetadas, patadas, empellones y carreras no me parece tan justo.
Pero, recuerden, estas historias no son cosa de casualidad; los de Hollywood hacen encuestas muy a menudo para conocer las preferencias y gustos de la juventud, y no hay duda alguna de que esos gustos van de la mano con la violencia, los golpes y la sangre. Y entonces, a ello se le agrega el “sex appeal” de las figuras veteranas y populares de la pantalla internacional, y esos dos ahora mencionados, Denzel Washington y Pierce Brosnan, indudablemente, tienen aún un buen caudal de admiradores.


sábado, 25 de octubre de 2014

‘Sueños de libertad’

Como otras ha sucedido, supimos de este film del interesante director James Gray (Little Odessa, We own the night), se habló muy bien de él en la crítica norteamericana, y nos quedamos buscando la tal excelencia.
Nos da la impresión de que los críticos USA se dejan impresionar por las historias que involucran a pobres seres desvalidos, sobre todo si son europeos, cuando nosotros lo que vemos es melodrama y no del mejor.
Marion Cotillard tiene muy buenos bonos en esa crítica, pero tampoco nos dejó lelos, más bien algo decepcionados. Y esa historia de las dos hermanitas que llegan en 1921 a Elis Island, N. Y., y que son separadas por la enfermedad de una de ellas para que entonces la otra, Ewa, se pase casi dos horas preocupándose por ella mientras cae en las garras (algo mondas) de Bruno Weiss, un hombre del vodevil que se “protege” llevándola al teatro para luego prostituirla, nos luce más propio de Douglas Sirk, que era un verdadero especialista en el melodrama, pero sabía manejarlo mejor, mucho mejor que James Gray.

‘El sabor del amor’

La semana pasada, recordarán, plagada de famosos nombres, todo resultó un verdadero fiasco. Esta semana vemos un film de un señor llamado Ritesh Batra y con intérpretes tan o más desconocidos que él y... ¡sorpresa! Salimos encantados de “The lunchbox”, que es el título original y no ese cursilón que le han endilgado en español.
Para comenzar, el tal “lunchbox” es lo que por estos lados se denominaba la “cantina”: familias que por alguna razón no podían cocinar en su hogar, recibían esa cantina de cuatro o cinco contenedores superpuestos en los cuales estaba la comida completa del mediodía.
Y la idea es más que original: Sarjan Fernandes es un funcionario viudo y en edad de retiro que recibe todos los días en su oficina esa cantina. EIla es una mujer joven y hermosa, casada con una hija, que le envía todos los días una cantina a su esposo en su oficina. Por alguna misteriosa razón, Sarjan empieza a recibir la cantina destinada al esposo de ella, que, asesorada por la tía que habita el piso encima de ella, le recuerda que el amor entra por el estómago, por lo cual ella se esmera en la preparación de suculentos platillos.

sábado, 18 de octubre de 2014

“Alexander y un día terrible”

Nos simpatiza Steve Carell, nos cae bien su parco y algo pasivo estilo de comicidad, algo que no es muy frecuente y que tampoco casi nadie recomienda, pero que con él funciona.
Pero un estilo no es una varita mágica, o sea, que no tiene por qué funcionar por obligación.
Porque cualquier estilo, desde los de Olivier pasando por Chaplin, por Welles, por la Streep, la Bergman o la Garbo hasta alcanzar a los mejores de estos 2000, depende de la creación, primero, de un personaje que tenga peso específico, de otros personajes que rodeen, alimenten y condicionen al principal, y de la una historia que tenga por igual substancia.
Y de todo eso carece “Alexander and the terrible, horrible, no good, very bad day”.

“Primero de enero”

Por supuesto que se han hecho excelentes películas sobre historias melodramáticas. Pero para que el resultado trabajando con una historia de ese tipo sea interesante, tiene que partir de una buena historia, de una buena dirección y de buenos intérpretes.
Lamentablemente, “Primero de enero” carece de todas esas condiciones.
Es una historia floja, deshilvanada, que avanza a tropezones y con una serie de personajes carentes de personalidad definida e interpretados a tontas y locas.
Para empezar, este es un film al cual no llevaría a un nieto pequeño porque presentar a ese Sebatián como el héroe de la historia es una barbaridad: ese personaje es, de principio a fin, detestable como ser humano, un mal ejemplo para cualquier chico desde los más pobres hasta los más ricos, y que no nos salgan ahora con que “el pobrecito está traumatizado por lo que sucede con sus padres”: la madre debió darle una pela, y el padre otra.
Segundo, esos personajes hacen lo que les viene en ganas sin ton ni son: el Francis, haitiano, tiene un autobús, pero no lo usa para trabajar sino para pasear, sobre todo como medio de transporte del enano Sebas; si lo atrapamos, va preso por dejarse mangonear de unos menores y ponerles en peligro.

“El Justiciero”: Convencional hasta el último sorbo

Noticias que han llegado a nuestra redacción nos aclaran ciertos puntos oscuros en la historia del “comic” y del cine en sentido general. Confidencialmente, por supuesto, se nos ha hecho saber que Batman, a quien muchos creían retirado gracias a su prolongada ausencia frente a su público admirador (entre el cual nos encontramos nosotros, por supuesto), en realidad no hizo tal cosa.
La realidad real y verdadera es que el héroe anda por esos lados oscuros de incógnito, que se ha despojado de la peculiar vestimenta, de la capucha y la capa y que por esa razón no es reconocido cuando circula por las calles de Bostón o las de cualquier otra ciudad, cuando va a restaurantes de poca monta y que, incluso, para confundir a sus seguidores, hasta ha conseguido un trabajito de nada en un almacén de artículos de construcción, que se ha cambiado el nombre de Bruce Wayne y ahora sacó una cédula con el nombre de Robert McCall.

sábado, 11 de octubre de 2014

‘La entrega’ Algo diferente y excelente

¿Podría decirse que “The Drop” es un “thriller”? Siempre es posible si usted se queda encerrado en la idea de que una historia en la que haya gente del bajo mundo y muertos es eso, un “thriller”.  Pero, por lo menos en lo que respecta a nuestro modo muy particular de ver las cosas, esta cinta de Michael R. Roskan va mucho más allá de esa simpleza definitoria y eso se puede advertir desde que se “abre el telón”, o sea, desde el mismo instante en que empieza la historia y se nos hace conocer el “Bar del Marv” y sabemos que no es un bar como otro cualquiera donde van comensales a beber unos tragos o a ver un juego de eso que los yanquis llaman “futbol”.
Porque ese bar del primo Marv es un lugar de entregas, o sea, una especie de lugar para depositar, determinados días, el dinero sucio que viene del juego clandestino, de la prostitución, de la droga. Allí lo llevan y se va juntando una noche, y luego vienen los de la banda a recoger la totalidad de las entregas: de ahí el título en español.
Pero, además de dicho particular sistema, lo que nos hace diferenciar esta historia de docenas y docenas de “thrillers” es la particular forma de ser de sus personajes: desde que escuchamos un par de veces a Bob sabemos que hay algo en esa mente que funciona de manera por completo diferente a los demás. Pero eso va también por el Primo Marv, aunque no tanto, ya que este se decanta por el lado de la ambición, pero sí, de manera prácticamente idéntica a Bob, con un bicho tan particular como ese Eric Deeds, a quien se nos enseña a temer desde que se le menciona por vez primera, a quien sabemos cruel y despiadado. La misma Nadia es un ser errabundo que carece de un destino real y apenas parece estar allí a la espera de lo que surja, sea lo que sea.

‘Cantinflas’: un melodrama… ¿cómico?

De entrada, y por eso de que es, tal vez, un melodrama cómico, se habrán percatado de que el asunto cantinflesco no ha sido muy de nuestro agrado. Y es que casi parece una cinta de Hollywood para vender a un famoso que la vida del tal.
Y es un melodrama un tanto simplista aun cuando se trate de la “verdad” sobre la vida de Mario Moreno, porque lo que vemos, con el archipopular cómico absorbido por su vida triunfal y sus millones y dejando a un lado al “amor de su vida”, luego de la frustración de saber que no podrán tener hijos naturales, aunque ese distanciamiento venía desde antes, aunque nos parezca que vienen a darse cuenta de su problema como padres frustrados, se dilató demasiado en surgir (tenían años de casados, según el film, cuando lo saben), llevado y traído por otras “famosas”, metido en tragos (aunque todo muy rosadito, muy tenue, muy “no es la gran cosa porque no se puede ofender la memoria del prócer de la comedia), todo eso que vemos lo hemos visto docenas de veces en melodramas de pura ficción.

sábado, 4 de octubre de 2014

Una muestra con interesantes propuestas

"Boyhood"

Es muy difícil fallar cuando de ciertos nombres se trata y, por supuesto, Richard Linklater es uno de ellos. Y este señor es empeñoso, decidido; por eso, cuando se le mete una idea en la cabeza, pues la lleva a cabo aunque tenga que pasar la vida trabajando.
Y, bien, tal vez no estuvo toda la vida trabajando en una idea, pero si nada menos que doce años. El amigo Linklater se buscó un par de chicos, una niña de 8 años, un pequeño de 6, y se dispuso a hacer todo un filme con ellos siguiendo su evolución durante 12 años.
Pero no la evolución de ellos, de Mason y su hermana, sino de una historia de ficción por él concebida y en la cual dos intérpretes veteranos (y muy buenos), Patricia Arquette y Ethan Hawke, hacen el rol de sus padres.
Y ahí está esa tan peculiar historia, ahí están los dos chicos creciendo en andas de la cámara de Linklater, ahí se va tejiendo esa historia de amores y desamores de sus padres y de otros que también serían padres hasta que llega el momento en que la madre tiene que dejarle volar hacia la universidad y llorar su soledad de mujer que ha triunfado y ha perdido.
Admirable Linklate, admirables actores, los veteranos, los improvisados, todos. Admirable “Boyhood”, pieza fundamental de este muy interesante Festival de Fine Arts.

 “Vijai and I”
Extraña combinación: Sam Garbarski reúne productores de Bélgica, Alemania y Luxemburgo para hacer una película que se desarrolla en Nueva York.
Y extraña también su idea, porque lo que cuenta es la historia de un actor que se ha hecho muy popular, pero que no es conocido por su rostro sino por su personaje. Porque él es el “conejito de la suerte” en una serie para niños, por lo cual siempre se le ve bajo su disfraz.
Pero el problema es que este Willhem se siente menoscabado, hundido en su angustia porque advierte que su hija no le hace caso y su esposa menos.
Por eso, cuando tiene problemas en la grabación de la serie, lo manda todo al cuerno y se marcha.
Y ahí es donde se inicia todo, que no les contaremos y que, luego de ese inicio tan interesante y provocador, se va desvaneciendo poco a poco y queda todo en una historieta un tanto desmadejada y taciturna.
O sea, que lo prometido es, como en la política, algo que parece habrá de ser formidable, pero luego, cuando llega la realidad, nos quedamos esperando más, y ese más no llega o llega de manera tan poco correspondiente con lo esperado que nos desilusiona.
En otras palabras, que, sin ser una película mediocre, tampoco es material para Festivales.

“Viaggio sola”
Buena historia sobre la soledad en medio de la abundancia: Irene es inspectora de hoteles de gran categoría, por lo cual tiene que viajar continuamente y alojarse en esos maravillosos lugares para chequear su servicio. Y la pagan para ello.
Dirán: ¡qué mejor trabajo! Pero, como descubrirán a través de la vida esta Irene, no todo es tan maravilloso, y ella descubre que la alocada vida de su hermana casada es preferible a la continua soledad de su trabajo.
Maria Sole Tognazzi (Hija de Hugo Tognazzi, famoso actor italiano ya fallecido) tiene una buena historia y la sabe llevar, sin duda alguna. No es “viajo sola” una gran película, pero si una pequeña obra muy apreciable y muy bien interpretada, en especial por Margherita Buy, la Irene de la historia.

“Conducta”

La cinta cubana original de Ernesto Daranas es de lo mejor en el Festival.  Nos cuenta sobre Chala, chico de 11 años que no vive, sobrevive en La Habana, en esa ciudad que Daranas nos pinta con fuertes trazos ruinosa y difícil, con ese chico inteligente pero que medra entre sus amigos del barrio, entre el “amigo” de su madre a quien le cuida los perros de pelea, a la espera de la siguiente borrachera de su madre bebedora, drogadicta y “jinetera”, y cuyo único amparo es su maestra, Carmela.
Y todo podría reducirse a un simple melodrama social de no ser por las agudas lanzadas de Daranas, que aprovecha su historia para herir en profundidad la sensible piel del sistema político cubano en más de una forma: a través de las crudas imágenes de la pobreza generalizada, a través de los diálogos, en especial los de la veterana maestra que carga contra le “perfección” de un sistema que protege y ampara el conjunto pero olvida al individuo, al Ser Humano, pasando entonces a ser, prácticamente y hasta cierto punto, inhumano.


“Betibú”

Miguel Cohan, director argentino, al parecer quiso seguir la senda de su colega y paisano Campanella con “El secreto de tus ojos”. O sea, la idea es tener una historia que narra una investigación policial pero no contada a través de los investigadores sino de periodistas.
Todo se inicia con el asesinato de un famoso mafioso, sospechoso de haber asesinado a su esposa, y con el encargo que hace el Jefe de redacción de un diario importante a una escritora para que, viviendo en el paradisíaco logar con residía el fiambre, escriba una serie de artículos sobre el muertito. Y a eso la ayudan otros dos periodistas, y van reuniendo datos y completando una historia que se va complicando más y más, hasta que…

sábado, 27 de septiembre de 2014

Wetlands, otro filme muy fuera de lo común

Feuchtgebiete”, ese es el nombre original de esta cinta alemana original de David Wnendt, y esta es tan extraña aunque no tanto como la anterior comentada. Porque, aunque ustedes y nosotros hemos visto muchas películas que narran la historia de alguna chica o chico, la vida de Helen no es ese relato común y normal a que estamos acostumbrados.
Porque, aunque la raíz de sus problemas viene de una fuente que es común a muchas historias de chicos ina-daptados, aunque ella es hija de un matrimonio disfuncional como tantos otros, aunque ella ha vivido y sufrido los desafueros del padre y las imprevistas formas de pensar de su madre (la primera escena en la que vemos a Helen y a su madre es, de entrada, como para que lleguemos a la necesaria conclusión de que este ni es un filme “corriente”: Helen de unos 7 u 8 años, parada sobre un parapeto, a unos cinco pies del suelo, y la madre que la invita a tirarse para ella apararla; ella lo hace, y la madre se aparta dejándola caer y golpearse: es su primera lección, no confíes en nadie, ni siquiera en tu madre; de todos modos la conducta de la chica desde pequeña va acentuando la enorme distancia que la separa de la “normalidad” del resto de las chicas de su edad.
Ella es rebelde, pero su manifestación va más allá de la rebeldía, pasan a lo escatológico, a lo insano, a lo anormal a ratos, como sucede durante su estadía en la clínica, donde ella esconde lo que hace para que no la den de alta porque, posiblemente, ese chico enfermero es lo único que le queda para aferrarse a la vida.

The Owners, extraña y sugestiva

Esta es la primera película original de Kazajistán que hemos visto en nuestra muy larga vida. Y, para que vean, nos dejó con un palmo de narices.
Porque, si bien se inicia con tres hermanos que llegan a un apartado y pobre lugar de esa nación, en la época soviética una de las tantas naciones de aquella confederación, dos hermanos y la hermana menor que llegan a habitar en una destartalada casa y tienen que enfrentar a un señor de aires matones que les conmina a desalojarla porque, dice él, esa casa es suya y no de ellos, luego de que incluso la policía local, muy a pesar de las protestas de los hermanos que alegan poseer título de propiedad, también les insta a dejar el local, pasadas varias palizas propinadas por los lugareños a los recién llegados y otros incidentes, poco a poco, pero de manera que se va haciendo cada vez más clara y ostensible, el carácter de la historia se va tiñendo de detalles de una extraña sutileza burlesca.
 Entre los vecinos atacantes siempre hay algunos que se la pasan bailando, haciendo muecas, burlándose, tanto así que la hermana menor disfruta viéndolos muy a pesar de la situación que están viviendo, y ese incremento de situaciones que no caen en el marco original realista se va acentuado más y más, tanto que, en los minutos finales, el tinte de la narración llega a recordarnos aquella formidable parodia surrealista del maestro Vitorio de Sica, “Milagro en Milán”, donde el gran director abandona por una vez el acendrado carácter neorrealista de su obra para subirnos a una nube y llevarnos en andas de un estilo surrealista que no parece suyo pero que, aún así, es uno de sus grandes logros.
Algo que acentúa lo diferente de este filme de Adikhan Yerzhanov es la muy especial tesitura de sus intérpretes, todos o casi todos durante el desarrollo de la historia adoptan actitudes estatuarias; muy a pesar de los mencionados bailoteos, de la burla continua de los lugareños, tanto ellos como los recién llegados adoptan actitudes hieráticas, muy alejadas de lo que supone la situación que se está viviendo.
Extraña, entonces, pero muy interesante y poética: “The Owners” (Los propietarios).

http://listindiario.com.do/entretenimiento/2014/9/26/339219/The-Owners-extrana-y-sugestiva

The broken circle breakdown, interesante y muy bien realizada

No forma parte del Festival, pero se está exhibiendo en varias tandas en Fine Arts. No habíamos podido verla antes y es una lástima porque valía la pena darla a conocer antes. Es una historia en apariencia normal: Didier enamorado de Elise, y su preciosa niña Maybelle. Pero esa historia, dicho así, es el colmo de lo convencional.
Lo que la saca de la rutina de los dramas amorosos es, por una parte, una puesta en escena de primera categoría con una edición preciosa. Y, segundo, la evolución de las características psicológicas de sus personajes. Porque, cuando conocemos a ese belga que es Didier, cuando lo sabemos como hombre normal de clase media acomodada que ama a Estados Unidos su gente y sus costumbres, nos sacude verle luego evolucionar en sus formas de pensar cuando reacciona contra el veto a la Ley de uso de células madres de Bush, y luego contra la religión y el mismísimo Dios.

sábado, 20 de septiembre de 2014

‘Código Paz’ otro pasito adelante

En efecto, “Código Paz” representa, desde nuestro punto de vista, otro paso, pequeño, pero otro paso adelante para nuestra incipiente cinematografía. Eso, porque anda por otros vericuetos argumentales muy diferentes a los trillados: es un “thriller”, pero, sobre todo, es uno que no se limita a las persecuciones, balaceras y muertos, sino que interna en un terreno espinoso y peligroso: es un “thriller” político de arriba abajo.
Porque, aunque a ratos la historia avanza un tanto a trompicones y se torna algo confusa, aunque se le pueda objetar algo de cierta ingenuidad en la creación de los personajes y de algunas situaciones, de todos modos hay algo que sí está muy claro: si se pasa lista a los personajes (desde los humildes “tígueres” de Villa Consuelo hasta las secretarias, desde los “pushers” al detalle hasta los compradores de lo robado, desde los grandes y poderosos empresarios hasta los oficiales de la policía y los senadores) quienes salen un tanto mejor parados, en lo que a responsabilidad social se refiere, son los chiquitos, los infelices porque ellos, al menos, lo único que anhelan es salir de ese agujero de miseria en el que les ha puesto la vida.
Y, mientras usted, como espectador, va haciendo el esfuerzo por entender lo que está sucediendo, la increíble facilidad con que los cómplices roban gracias a su red de corrupción que nadie es capaz de investigar (si usted entra a un lugar sin romper nada, es porque tiene las llaves y las claves de las alarmas, y esoÖ), de todos modos don Pedro Urrutia se las arregla para dejarnos pasmados con una edición tan trepidante que nos hace pensar que mangansonadas como todas las “Expendables” y las “Fast & Fury” sin olvidar a la tristemente famosa “Machete” y diez docenas más de “maravillosos” productos de la “fábrica de sueños” son mamotretos olvidables.

‘El viaje de diez metros’, hermosa y suave historia

Si hacemos un poquito de memoria, recordaremos que hasta hace muy poco se exhibía “El Chef” en nuestras salas. Y ese filme era sobre un renombrado chef que devenía en vendedor de emparedados y arepitas y todo era felicidad.
Ahora, el sueco Lasse Hallstrom vuelve sobre un cocinero indio que viaja a Francia con su familia por los problemas sociales en su país y, al llegar por accidente a un pequeño (y encantador) pueblecillo en medio de la campiña, decide el “pater family” comprar un local cerrado y abandonado para instalar allí su restaurante.
Pero, en frente, a unos cuantos pies (no son 10  metros como sugiere el título en español, son 100 pies), está un restaurante famoso que ostenta dos medallas Michelín, y hay que recordar que esas medallas son lo más grande que puede exhibir un restaurante do quiera esté.
Lo más interesante de la película reside en la primera parte, o  sea, en la presentación y definición de los personajes, los de la India, los franceses, Madame Mallory, la dueña del famoso, incluida, por supuesto; el interés continúa y se incrementa con la enconada rivalidad que surge: los franceses, muy orgullosos de su cocina, no soportan la intromisión, y los encontronazos en unos y otros no se hacen esperar.

sábado, 13 de septiembre de 2014

‘Si decido quedarme’

El título de esta peliculilla nos viene al dedillo: dura una hora y cuarenta y siete minutos y, desde que iban más o menos 15, nos podíamos decidir si nos quedábamos o no en la sala de cine embadurnándonos con toda aquella profusión de almíbares.
Cierto, Hollywood es la perfecta máquina de sueños, es una formidable maquinaria que lo mismo nos fascina con una que otra obra maestra que nos desazona, nos duerme, nos horripila, nos hastía, nos aburre o nos desagrada.
O sea, la imaginación de sus guionistas no tiene límites y cuando otean un tema que piensan que puede ser del gusto y la preferencia no de unos pocos sino, por el contrario, de unos muchos, entonces se lanzan de cabeza y se inventan las historias más necias.
Como de todos es sabido, en Estados Unidos de Norteamérica, con sus más o menos 350 millones de habitantes, tiene una enorme proporción de adolescentes.
Y esos adolescentes, obnubilados por la publicidad, encerrados en un mundo de imágenes que pasan de la enorme pantalla plana a las tabletas, a los I Pod, a los celulares, viven precisamente por ello en un mundo hermético que gira de manera vertiginosa mordiendo su propia cola: esa enorme profusión de imágenes les sumerge en sueños cada vez más irreales que les llevan a preferir, a su vez, otros sueños que refuerzan los anteriores.

‘Así en la tierra como en el infierno’

Ya comprobaron, luego de mucho leer, que la anterior cinta no nos gustó. Pues, para que vean, al lado de “As above/so below”, “If I Stay” es casi una obra maestra.
Porque la presente pertenece al grupito de “creadores” que andan desesperadamente tras un “blockbuster”.
Por si acaso no han leído anteriores comentarios nuestros (o de otros), lo que se busca es hacer un film bien barato pero que reúna ciertas condiciones que lo conviertan en gran favorita del público, como antes ha sucedido.
Para conseguir esos fines se procuran una historieta de terror fantasmagórico, unos cuantos actores y actrices locos por salir en pantalla y que por ello cobran poco, un fotógrafo de tercera categoría y unos decorados de cartón piedra, sumergidos en la oscuridad. Entonces, los intérpretes principales se adosan sus camaritas portátiles, llevan linternas y todos corren para atrás y para adelante por los meandros de esos decorados mientras lanzan chillidos y se escucha una melodía “ad hoc” y, por supuesto, un buen surtido de ruidos “infernales”.

domingo, 7 de septiembre de 2014

“Lucy” ¿Un “thriller” científico?


Sin lugar a dudas, el francés Luc Besson es un buen director de “thrillers” y, si no lo creen, recuerden entonces “La femme Nikita”, (1993), “The Proffesional” (1994), y “El quinto elemento” (1997).
Y ahora demuestra, además, que se atreve a abordar temas importantes, aunque sea para fundirlos con el caracoleo de los tiros, los muertos, los “carritos chocones” y una ciencia ficción un tanto alucinada.
Pero le funciona. Le funciona por dos motivos en especial: su edición es trepidante y sabe mezclar la violencia con la erudición científica superficial y extralimitada, y esa misma edición goza de una excelentísima banda sonora creada ex profeso por Eric Serra.
Y ella, Lucy, bien interpretada por Scarlett Joahnsson, es una simple chica norteamericana de vacaciones en París a quien su amigo Richard le hace entregar un maletín a un peligroso mafioso coreano, secuencia que se ilustra en edición alterna con una gacela acechada, perseguida y atrapada por un leopardo y que es un primor.

“Un golpe de talento”

Si nos ponemos contar las películas que inician con la leyenda que reza “Basada en una historia real”, no acabamos nunca. Y es que, hasta cierto punto, es cierto: la gran mayoría de ellas sí se basan en historias reales. Entonces, dirán, ¿cuál es el problema? Pues, muy sencillo: esa “realidad” que es narrada en imágenes, sufre una serie de pequeñas alteraciones que van desde lo más elemental, como podría ser que el héroe, la heroína o ambos, eran personas del común, o sea, tan feas como nosotros.
Pero, para llevarlas a las imágenes, entonces se convierten nada menos que en Tom Cruise, en Sofía Vergara o cualquier actor o actriz que tenga la suficiente popularidad, además de la apostura, para atraer el gran público.
Además, si al personaje protagonista le mordió un gato, en la versión fílmica probablemente se transforme en un jaguar, y no de zoológico y manso.

sábado, 30 de agosto de 2014

“Tortugas Ninja”, quelonios héroes

Como nos recordara Patricia, lo único que se pudo mencionar como ventaja del estreno en 1990 de la primera versión de estas “tortugas” fue que pusieron a los niños de entonces a degustar las pizzas preferidas de los tales bichos.
Alguien dijo que hizo que alguna gente se interesara por personajes de la cultura clásica como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Donatello o Rafael, pero mucho lo dudamos.
¿Cuál puede ser, entonces, la diferencia entre aquella y la presente? Pues, en resumidas cuentas, dos aspectos que no tienen nada que ver con la calidad per se de ambas películas: primero, por supuesto, que cambiaron la historia hasta cierto punto y, segundo, que ahora los efectos especiales son más depurados, pero, sobre todo, más estruendosos.
Como tantas otras veces, salimos de la sala de cine antes de terminar la cosa ésa que estábamos viendo. Tanto nosotros como todos los demás que estaban viendo el asunto sabían desde el principio cómo iba a terminar el desaguisado.

“En la tormenta”

El jueves es el día de estrenos en nuestro país. El jueves es, entonces, un día que, por fuerza, tenemos que esperar para atisbar lo que aparece y poder entonces comunicar los resultados de ese “brecheo” en las salas de cine de Santo Domingo, con Guzmán en retiro forzoso por impostor.
El jueves es entonces, también, un día que, en algunas ocasiones, nos introduce de lleno dentro de la euforia de disfrutar de una que otra gran película.
Como recordarán quienes leen esta columna (que espero sean más de dos docenas: podríamos citar por docenas las veces que nos preguntan por nuestras apariciones en la TV, pero escasas, más que escasas las veces que me han preguntado por esta página del Listín que cumplió en este caluroso y lluvioso mes 51 años, aunque, se aclara, no todos esos años han sido en este diario), hace poco expresamos gran satisfacción por haber visto la primera película hecha en Singapur, “Ilo Ilo”, y también por haber visto “The most wanted man”.

sábado, 23 de agosto de 2014

"Líbranos del mal"

Líbrennos de las bobadas        
Este es el tipo de películas perfectamente predecible. Desde el instante en que aparecen un sargento casado felizmente, un cura “atípico” que fuma y bebe pero que es más bueno que un pan sobao con jamón y queso y, frente a ambos, un misterio que se va ramificando poco a poco y que ofrece tintes “misteriosos”, ya puede apostar peso a cabo’e túbano (frase hecha que denota nuestra edad, ¿cierto?) a que los dos pimpollos se van a unir contra el mal, y que el mal viene del sospechoso habitual en estos casos.

¿Qué todavía no saben quién es el sospechoso? Vayan, andan más perdidos que el hijo de Linbergh (ratificamos lo de nuestra edad proyecta con esta otra frasesita). Pues, caramba, qué fracaso, si no es otro que el mismo demonio, el diablo, Luzbel, Belcebú, satán, o sea, ese a quien aquellos que no quieren o no se atreven a señalar como causantes de la maldad porque son de verdad, de carne y hueso y se pueden desquitar, pues le echan todas las culpas de todo lo malo, funesto y horrible que sucede.Con todo este exordio queremos (aparte de rellenar porque  tanta tontería no nos ofrece mucho material para inspirarme) decir que este filme está repleto de los clichés más resobados que puedan imaginar, aparte de gazapos que brincan por todas partes.

Por ejemplo, estos señores poseídos no solamente son diabólicos, sino que su satanismo les confiere poderes diversos como pueden ser lanzarse por una ventana y caer pero no despatarrado sino muerto de risa.

‘Los Indestructible 3’ y vendrán veinte más

The Expendables”, la primera, la original, fue tremendo fiasco.  La segunda, por si acaso, fue mucho peor. El problema con Hollywood es que, como por estos lados (copiamos hasta lo peor), es que si un clavo hace dinero, antes de que pasen dos semanas del estreno ya están escribiendo el guión (hay que llamarle de alguna manera a eso que escriben) de la secuela.
Y ahora, por supuesto, tenemos en las narices la tercera.
Y alguien que tenga que escribir por obligación, como nosotros, se queda entonces con un palmo de narices porque, traten de imaginar, si de la anterior no nos salía nada porque es una birria, ¿qué decir entonces de esta especie de estruendosa mojiganga?
Usted está viendo lo que va sucediendo, les ve llegar a los famosos a Mogadiscio, desbaratar media ciudad a tiros y bombazos, no lograr lo que se suponía debían hacer pero, increíble, salir de esa ciudad, de ese país independiente con un gobierno y todo, tan frescos y felices como si se hubieran pasado un fin de semana en un hotel de playa.
O sea, que a nadie le importó lo que sucedió, aunque fuera todo un desastre con por lo menos dos docenas de muertos.

‘Dos Vidas’ es mucho mejor

Vimos este film de Georg Maas y Judith Kaufman en la Muestra Internacional hace ya buenos meses; no pudimos verla ahora de nuevo para recordar detalles, porque, por desgracia, no nos es posible ver tres películas en diferentes cines un jueves.
Pero, de todos modos, lo que sí podemos hacer es recomendarles este filme porque es muy interesante y, por supuesto, si lo colocamos al lado de los otros dos mencionados, es algo de la noche a la mañana.
La trama nos cuenta sobre algo que fue frecuente en países que estuvieron ocupados por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, en especial en Francia y en Noruega: lo que sucede a mujeres que tuvieron relaciones con soldados invasores.
Algunas de esas mujeres lo hicieron para sobrevivir, otras, simplemente, se enamoraron, pero sobre todas cae el estigma de sus conciudadanos y, en el caso de Katrine Evensen es más complicado porque, cuando se investiga el caso, hay personas en Noruega que no desean que el caso salga a la luz porque les perjudica y ejercen presión sobre Katrine para impedir que testifique. Aparte de ello, Ase Evensen, el esposo de Katrine, no estaba enterado de lo sucedido a su esposa.

sábado, 16 de agosto de 2014

‘Un lío en dólares’ Un Indio que progresa

En efecto, Francis Disla, conocido por muchos como “El Indio”, nos hizo pasar un rato desolador cuando vimos su “Hoyo del Diablo” hace un par de años, porque no fue el Diablo quien se fue por el hoyo sino sus guionistas que crearon una historia estrafalaria y repleta de eso, de hoyos.
Pero ahora, no hicimos más que ver el comienzo de “Un lío en dólares” y pusimos buena cara: es la primera vez en todo lo que hemos visto del cine dominicano que encontramos un diseño de títulos tan bien logrado, en especial porque, en ese renglón específico, nunca se había hecho nada que no fuera poner los nombres de actores y técnicos.
Pero, además, como sucedió con “De pez en cuando”, en esta oportunidad no se anda con los chistes de velorio y con los personajes sin ton ni son: aunque no sean maravillosos, sí hay creación de personajes y sí encontramos una comicidad que reside sobre todo en las situaciones que se plantean.
Porque todo va, en lo que a planteamiento de guión se refiere, a la idea de un trasiego de valiosos diamantes desde Santo Domingo a New York, para lo cual se valen como mula de un ingenuo infeliz a quien le consiguen el pasaporte y la visa para que vaya a conquistar el sueño americano, deseo ferviente del 90% de los criollos.

“Guardianes de la galaxia”: super héroes simpáticos

        Que guardemos en la memoria, nos parece que apenas contar hasta 6 las películas sobre super héroes que nos hayan gustado. Y eso sucede porque, a nuestro modo de ver las cosas, quienes las hacen al parecer tienen en mente los gustos de los fanáticos de dichos justicieros que, evidentemente, les parecen formidables en su misión de salvarnos a todos hasta de la chikun o el ébola.
Pero nosotros estamos hasta la coronilla de que nos salven de mentirijillas, sobre todo porque muy bien sabemos que mientras más nos salvan, peor estamos en la vida real, que es donde en realidad bien necesitaríamos salvadores.
Pero, precisamente es esa la razón por la cual pasamos un buen rato viendo “Guardians of the Galaxy”, porque, a pesar de su abrumadoramente triste introducción, que nos puso la piel de gallina previendo el desastre, luego ya desde los títulos comienza la guasa, se inician las alusiones a otros films populares (Footloose, 1984), se hace mención de intérpretes (Kevin Bacon), y se provocan situaciones ingeniosas en las cuales los héroes ganan batallas o enfrentamientos individuales de manera poco ortodoxa o más que fantasiosa.

sábado, 9 de agosto de 2014

“Ilo Ilo” realista y hermosa

A pesar de nuestra atrabiliaria memoria, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esta es la primera película hecha en Singapur que hemos visto.
Y, para ser la primera, es todo un regalo a la vista, al oído, al intelecto.
Con todo ello no queremos significar que se trata de una historia de corte intelectual a través de la cual vamos a descubrir nuevas concepciones sobre el ser humano. Por el contrario, es un relato sobre la vida normal y sencilla de seres humanos normales y sencillos.
La familia Lim está compuesta por el padre, Terk, la madre, Hwee, el hijo de diez años, Jialer. Son clase media, ambos padres trabajan, el chico es travieso en exceso y tiene problemas en la escuela. Como Hwee está embarazada, se traen de Filipinas a Terry, para que atienda al chico y la casa.
Nada del otro mundo, algo que podría suceder en cualquier parte del mundo, muy en especial en nuestro país donde son tantos los haitianos y haitianas que vienen a trabajar por la muy sencilla razón de que su nivel de vida es inferior al nuestro. Incluso, la familia, o sea, los nacionales de Singapur, habla su idioma y la filipina Terry otro diferente, y se entienden solo en inglés.
Y, como también podría suceder en cualquier parte, la situación va tornándose agria para la familia porque esta historia se desarrolla a fines de los 90, cuando una tremenda depresión económica se abatió sobre la región y vemos como van sucediéndose los despidos en la empresa para la cual trabaja la madre, y lo que sucede con el padre.
Pero lo interesante de este drama cotidiano es como maneja el director y guionista Anthony Chen la situación, como mueve los hilos conductuales dentro de ese reducido grupo de cuatro personas, como va manejando el comportamiento de sus personajes para producir esa sensación de malestar que ensombrece minuto a minuto la vida de todos ellos

“El hombre más buscado”

Se puede decir que “A most wanted man” es, en comparación con “Ilo Ilo”,  el reverso de la medalla: lo que es sencillo en la de Singapur, es complicado en la presente. La primera no requiere de complicaciones ni de gastos, la de Corbijn precisa de una puesta en escena que precisa de gran gasto.
Pero, ojo, no queremos decir con esto que la primera sea excelente y la presente floja. No, Anton Corbijn es un holandés que sabe hacer cine, es el autor de la estupenda “The American”, uno de los pocos “thrillers” que hemos visto enfocados desde un punto de vista sicológico y con una ambientación fabulosa en un pequeño pueblo europeo.
Y ahora, este señor vuelve a enfocarse en la sicología de sus personajes. Aunque basada en un “best seller” de John Le Carré (que no hemos leído), podría jurar que el escritor hizo más énfasis en la acción y en el suspense que Corbijn en su film. Porque todo en este relato apunta en dirección a Gunther Bachmann, cabeza de una organización antiterrorista alemana secreta, y luego sobre Annabel Richter, abogada, e Issa Karpov, emigrante ilegal en Alemania, checheno por parte de madre, ruso por parte de padre, terrorista asesino y millonario.

Armando Almánzar, un literato poco común

El periodista, cuentista y crítico de cine habla sin tapujos, como su personalidad demanda, en esta entrevista con LISTÍN DIARIO

Saiury Calcaño
Santo Domingo

Pensar en Armando Almánzar Rodríguez es acoplar literatura y cine, no como un arrastre de un arte con otro, sino como dos vocaciones bien diferenciados dentro de un mismo ser.
“Limites” y “El gato” son sus cuentos por excelencia, por tanto como escritor es considerado uno de los cuentistas más prominentes.  Merecedor del primer lugar en el concurso de cuentos de Casa de Teatro en 1977 con el libro Infancia feliz y el Premio Nacional de Cuento en 1996 con Marcado por el mar, además es Premio Nacional de Literatura en el año 2012.
Sus críticas de cine no se hacen esperar, son transmitidas a través de todos los medios de comunicación, estas han marcado una trayectoria  del séptimo arte tanto dentro como fuera del país.
UNA MIRADA MÁS PERSONAL
¿Desde qué edad le interesa la literatura y el cine?
Desde tan pequeño que ya lo he olvidado, aunque, claro, primero fue la literatura.
De todos los premios que ha recibido, ¿Cuál ha sido el más significativo para usted?
Cuando me dieron el Primer Premio del concurso de La Máscara por “El Gato”, la impresión fue rotunda porque venía de manos del profesor Juan Bosch.