sábado, 27 de septiembre de 2014

Wetlands, otro filme muy fuera de lo común

Feuchtgebiete”, ese es el nombre original de esta cinta alemana original de David Wnendt, y esta es tan extraña aunque no tanto como la anterior comentada. Porque, aunque ustedes y nosotros hemos visto muchas películas que narran la historia de alguna chica o chico, la vida de Helen no es ese relato común y normal a que estamos acostumbrados.
Porque, aunque la raíz de sus problemas viene de una fuente que es común a muchas historias de chicos ina-daptados, aunque ella es hija de un matrimonio disfuncional como tantos otros, aunque ella ha vivido y sufrido los desafueros del padre y las imprevistas formas de pensar de su madre (la primera escena en la que vemos a Helen y a su madre es, de entrada, como para que lleguemos a la necesaria conclusión de que este ni es un filme “corriente”: Helen de unos 7 u 8 años, parada sobre un parapeto, a unos cinco pies del suelo, y la madre que la invita a tirarse para ella apararla; ella lo hace, y la madre se aparta dejándola caer y golpearse: es su primera lección, no confíes en nadie, ni siquiera en tu madre; de todos modos la conducta de la chica desde pequeña va acentuando la enorme distancia que la separa de la “normalidad” del resto de las chicas de su edad.
Ella es rebelde, pero su manifestación va más allá de la rebeldía, pasan a lo escatológico, a lo insano, a lo anormal a ratos, como sucede durante su estadía en la clínica, donde ella esconde lo que hace para que no la den de alta porque, posiblemente, ese chico enfermero es lo único que le queda para aferrarse a la vida.

The Owners, extraña y sugestiva

Esta es la primera película original de Kazajistán que hemos visto en nuestra muy larga vida. Y, para que vean, nos dejó con un palmo de narices.
Porque, si bien se inicia con tres hermanos que llegan a un apartado y pobre lugar de esa nación, en la época soviética una de las tantas naciones de aquella confederación, dos hermanos y la hermana menor que llegan a habitar en una destartalada casa y tienen que enfrentar a un señor de aires matones que les conmina a desalojarla porque, dice él, esa casa es suya y no de ellos, luego de que incluso la policía local, muy a pesar de las protestas de los hermanos que alegan poseer título de propiedad, también les insta a dejar el local, pasadas varias palizas propinadas por los lugareños a los recién llegados y otros incidentes, poco a poco, pero de manera que se va haciendo cada vez más clara y ostensible, el carácter de la historia se va tiñendo de detalles de una extraña sutileza burlesca.
 Entre los vecinos atacantes siempre hay algunos que se la pasan bailando, haciendo muecas, burlándose, tanto así que la hermana menor disfruta viéndolos muy a pesar de la situación que están viviendo, y ese incremento de situaciones que no caen en el marco original realista se va acentuado más y más, tanto que, en los minutos finales, el tinte de la narración llega a recordarnos aquella formidable parodia surrealista del maestro Vitorio de Sica, “Milagro en Milán”, donde el gran director abandona por una vez el acendrado carácter neorrealista de su obra para subirnos a una nube y llevarnos en andas de un estilo surrealista que no parece suyo pero que, aún así, es uno de sus grandes logros.
Algo que acentúa lo diferente de este filme de Adikhan Yerzhanov es la muy especial tesitura de sus intérpretes, todos o casi todos durante el desarrollo de la historia adoptan actitudes estatuarias; muy a pesar de los mencionados bailoteos, de la burla continua de los lugareños, tanto ellos como los recién llegados adoptan actitudes hieráticas, muy alejadas de lo que supone la situación que se está viviendo.
Extraña, entonces, pero muy interesante y poética: “The Owners” (Los propietarios).

http://listindiario.com.do/entretenimiento/2014/9/26/339219/The-Owners-extrana-y-sugestiva

The broken circle breakdown, interesante y muy bien realizada

No forma parte del Festival, pero se está exhibiendo en varias tandas en Fine Arts. No habíamos podido verla antes y es una lástima porque valía la pena darla a conocer antes. Es una historia en apariencia normal: Didier enamorado de Elise, y su preciosa niña Maybelle. Pero esa historia, dicho así, es el colmo de lo convencional.
Lo que la saca de la rutina de los dramas amorosos es, por una parte, una puesta en escena de primera categoría con una edición preciosa. Y, segundo, la evolución de las características psicológicas de sus personajes. Porque, cuando conocemos a ese belga que es Didier, cuando lo sabemos como hombre normal de clase media acomodada que ama a Estados Unidos su gente y sus costumbres, nos sacude verle luego evolucionar en sus formas de pensar cuando reacciona contra el veto a la Ley de uso de células madres de Bush, y luego contra la religión y el mismísimo Dios.

sábado, 20 de septiembre de 2014

‘Código Paz’ otro pasito adelante

En efecto, “Código Paz” representa, desde nuestro punto de vista, otro paso, pequeño, pero otro paso adelante para nuestra incipiente cinematografía. Eso, porque anda por otros vericuetos argumentales muy diferentes a los trillados: es un “thriller”, pero, sobre todo, es uno que no se limita a las persecuciones, balaceras y muertos, sino que interna en un terreno espinoso y peligroso: es un “thriller” político de arriba abajo.
Porque, aunque a ratos la historia avanza un tanto a trompicones y se torna algo confusa, aunque se le pueda objetar algo de cierta ingenuidad en la creación de los personajes y de algunas situaciones, de todos modos hay algo que sí está muy claro: si se pasa lista a los personajes (desde los humildes “tígueres” de Villa Consuelo hasta las secretarias, desde los “pushers” al detalle hasta los compradores de lo robado, desde los grandes y poderosos empresarios hasta los oficiales de la policía y los senadores) quienes salen un tanto mejor parados, en lo que a responsabilidad social se refiere, son los chiquitos, los infelices porque ellos, al menos, lo único que anhelan es salir de ese agujero de miseria en el que les ha puesto la vida.
Y, mientras usted, como espectador, va haciendo el esfuerzo por entender lo que está sucediendo, la increíble facilidad con que los cómplices roban gracias a su red de corrupción que nadie es capaz de investigar (si usted entra a un lugar sin romper nada, es porque tiene las llaves y las claves de las alarmas, y esoÖ), de todos modos don Pedro Urrutia se las arregla para dejarnos pasmados con una edición tan trepidante que nos hace pensar que mangansonadas como todas las “Expendables” y las “Fast & Fury” sin olvidar a la tristemente famosa “Machete” y diez docenas más de “maravillosos” productos de la “fábrica de sueños” son mamotretos olvidables.

‘El viaje de diez metros’, hermosa y suave historia

Si hacemos un poquito de memoria, recordaremos que hasta hace muy poco se exhibía “El Chef” en nuestras salas. Y ese filme era sobre un renombrado chef que devenía en vendedor de emparedados y arepitas y todo era felicidad.
Ahora, el sueco Lasse Hallstrom vuelve sobre un cocinero indio que viaja a Francia con su familia por los problemas sociales en su país y, al llegar por accidente a un pequeño (y encantador) pueblecillo en medio de la campiña, decide el “pater family” comprar un local cerrado y abandonado para instalar allí su restaurante.
Pero, en frente, a unos cuantos pies (no son 10  metros como sugiere el título en español, son 100 pies), está un restaurante famoso que ostenta dos medallas Michelín, y hay que recordar que esas medallas son lo más grande que puede exhibir un restaurante do quiera esté.
Lo más interesante de la película reside en la primera parte, o  sea, en la presentación y definición de los personajes, los de la India, los franceses, Madame Mallory, la dueña del famoso, incluida, por supuesto; el interés continúa y se incrementa con la enconada rivalidad que surge: los franceses, muy orgullosos de su cocina, no soportan la intromisión, y los encontronazos en unos y otros no se hacen esperar.

sábado, 13 de septiembre de 2014

‘Si decido quedarme’

El título de esta peliculilla nos viene al dedillo: dura una hora y cuarenta y siete minutos y, desde que iban más o menos 15, nos podíamos decidir si nos quedábamos o no en la sala de cine embadurnándonos con toda aquella profusión de almíbares.
Cierto, Hollywood es la perfecta máquina de sueños, es una formidable maquinaria que lo mismo nos fascina con una que otra obra maestra que nos desazona, nos duerme, nos horripila, nos hastía, nos aburre o nos desagrada.
O sea, la imaginación de sus guionistas no tiene límites y cuando otean un tema que piensan que puede ser del gusto y la preferencia no de unos pocos sino, por el contrario, de unos muchos, entonces se lanzan de cabeza y se inventan las historias más necias.
Como de todos es sabido, en Estados Unidos de Norteamérica, con sus más o menos 350 millones de habitantes, tiene una enorme proporción de adolescentes.
Y esos adolescentes, obnubilados por la publicidad, encerrados en un mundo de imágenes que pasan de la enorme pantalla plana a las tabletas, a los I Pod, a los celulares, viven precisamente por ello en un mundo hermético que gira de manera vertiginosa mordiendo su propia cola: esa enorme profusión de imágenes les sumerge en sueños cada vez más irreales que les llevan a preferir, a su vez, otros sueños que refuerzan los anteriores.

‘Así en la tierra como en el infierno’

Ya comprobaron, luego de mucho leer, que la anterior cinta no nos gustó. Pues, para que vean, al lado de “As above/so below”, “If I Stay” es casi una obra maestra.
Porque la presente pertenece al grupito de “creadores” que andan desesperadamente tras un “blockbuster”.
Por si acaso no han leído anteriores comentarios nuestros (o de otros), lo que se busca es hacer un film bien barato pero que reúna ciertas condiciones que lo conviertan en gran favorita del público, como antes ha sucedido.
Para conseguir esos fines se procuran una historieta de terror fantasmagórico, unos cuantos actores y actrices locos por salir en pantalla y que por ello cobran poco, un fotógrafo de tercera categoría y unos decorados de cartón piedra, sumergidos en la oscuridad. Entonces, los intérpretes principales se adosan sus camaritas portátiles, llevan linternas y todos corren para atrás y para adelante por los meandros de esos decorados mientras lanzan chillidos y se escucha una melodía “ad hoc” y, por supuesto, un buen surtido de ruidos “infernales”.

domingo, 7 de septiembre de 2014

“Lucy” ¿Un “thriller” científico?


Sin lugar a dudas, el francés Luc Besson es un buen director de “thrillers” y, si no lo creen, recuerden entonces “La femme Nikita”, (1993), “The Proffesional” (1994), y “El quinto elemento” (1997).
Y ahora demuestra, además, que se atreve a abordar temas importantes, aunque sea para fundirlos con el caracoleo de los tiros, los muertos, los “carritos chocones” y una ciencia ficción un tanto alucinada.
Pero le funciona. Le funciona por dos motivos en especial: su edición es trepidante y sabe mezclar la violencia con la erudición científica superficial y extralimitada, y esa misma edición goza de una excelentísima banda sonora creada ex profeso por Eric Serra.
Y ella, Lucy, bien interpretada por Scarlett Joahnsson, es una simple chica norteamericana de vacaciones en París a quien su amigo Richard le hace entregar un maletín a un peligroso mafioso coreano, secuencia que se ilustra en edición alterna con una gacela acechada, perseguida y atrapada por un leopardo y que es un primor.

“Un golpe de talento”

Si nos ponemos contar las películas que inician con la leyenda que reza “Basada en una historia real”, no acabamos nunca. Y es que, hasta cierto punto, es cierto: la gran mayoría de ellas sí se basan en historias reales. Entonces, dirán, ¿cuál es el problema? Pues, muy sencillo: esa “realidad” que es narrada en imágenes, sufre una serie de pequeñas alteraciones que van desde lo más elemental, como podría ser que el héroe, la heroína o ambos, eran personas del común, o sea, tan feas como nosotros.
Pero, para llevarlas a las imágenes, entonces se convierten nada menos que en Tom Cruise, en Sofía Vergara o cualquier actor o actriz que tenga la suficiente popularidad, además de la apostura, para atraer el gran público.
Además, si al personaje protagonista le mordió un gato, en la versión fílmica probablemente se transforme en un jaguar, y no de zoológico y manso.