sábado, 31 de octubre de 2015

República del Color

No hay lugar a dudas: aunque hay muchos entre nuestra gente del cine que llevan signos de dólares tatuados en los ojos, o sea, que cada vez que piensan o imaginan una historia para llevar al cine, lo hacen en función de lo que van a invertir y, sobre todo, en lo que van a ganar.
Y uno de esos osados es un joven que ya nos diera un largometraje de ficción, “Al sur de la inocencia”, Héctor Valdez, y que ahora, de buenas a primeras, nos ofrece un documental, y hasta los tan mentados chinos de Bonao saben que con documentales no se gana dinero, a menos que sea una perfecta casualidad o un afortunado sesgo de la historia.
“República del Color” nos lleva a través del tiempo y el espacio hacia las vidas de unos cuantos artistas creadores que, por azares del destino, fueron a dar con sus huesos a nuestro país y nada más y nada menos que durante la aciaga y dolorosa era de Trujillo.
O sea, que huyendo de la Guerra Mundial la familia Chauseriau vino a dar al este de nuestro país y aquí inició sus andares por el mundo de la luz y el color.
Qué huyendo de la saña alevosa de un Francisco Franco, artistas de la talla de Vela Zanetti djearon sus fabulosa impronta en numerosos murales de iglesias y edificios gubernamentales.
Y eran pagados por ese mismo tan cruel y despiadado como Franco, Trujillo, lo cual prueba una vez más que nadie es absolutamente malo ni absolutamente bueno.
Y este documental se destaca no tanto por su guión, que en verdad no lo es tanto desde el punto de vista formal y académico, sino por su edición y, muy especialmente, por la fotografía de Frankie Baez.

“Actividad paranormal: la dimensión fantasma”

Esta es la sexta edición de “Paranormal activity” y, al comenzar, usted, que a lo mejor se ha zampado las 5 primeras, piensa que la presente va a ser algo diferente porque vemos una familia normal en una casa normal en actividades normales.
Pero la variante es que encuentran una cámara y varios casettes y, claro, se ponen a verlos y resulta que no sólo esos casettes desbordan fantasmas de todos los tipos y colores sino que los trasgos de lo filmado se comunican con los vivos que los ven.

Y entonces empieza la fiesta de siempre: sombras y movimientos inesperados, golpes, empujones, chilidos y todo el repertorio normal de la anormalidad fantasmagórica.

“El golpe de Estado”


Tiene otro título: “Sin escape”, pero lo principal es la idea de un matrimonio norteamericano con dos niñas pequeñas que arriba a una nación que hace frontera con Vietnam contratado como ingeniero por una muy importante empresa y, no hacen más que desempacar cuando, fuás, se les viene encima un cruento o más que violento golpe de Estado.
Por lo tanto, ya podrán imaginar la historia: la familia haciendo hasta lo imposible por salir con vida apenas con la ayuda providencial de un inglés que resulta ser agente secreto en medio de aquella baraúnda de muerte y destrucción.
Podría decirse que John Erik Dowdle, director y coguionista del filme sale bien librado como lo primero, porque, muy a pesar de los 103 largos minutos de tiros, muertos y correderas todo aquello discurre con viveza, no nos deja descansar.

sábado, 24 de octubre de 2015

"Oro y polvo", mucho polvo, poca sustancia

El cinéfilo tendrá que soportar en esta historia por lo menos unos cuantos miles de disparos de pistolas, revólveres, ametralladoras y fusiles.


Lean sobre esta teoría que resulta muy instructiva: desde que llegaron los españoles de Cristóbal a estos para entonces ignotos territorios, los extranjeros se han estado beneficiando de todos los del patio desde la Patagonia hasta Alaska. Por esa razón, debemos establecer nuevas reglas y, se cae de la mata, quitarles los negocios de nuestros países a todos los extranjeros.
Ese es el argumento que esgrime Marisela, la hermosota chica protagonista de “Oro y Polvo” que, por si acaso andan algo enredados, cuando esas palabras pronuncia no se está refiriendo a la importación de rulos ni de caviar, sino nada más y nada menos que... a las drogas.
De ahí en adelante, válidos de la tal teoría, la chica y su novio luego marido, Teo, y el amiguísimo de este último, Daniel, se enfrascan en una docena de tiroteos con cuanta banda de narcos aparece, y van destutanando a todo aquel que presume de “capo” para, por supuesto, ser ellos los “capos” de verdad y tener mesas rebosantes de fajos de billetes que se exhiben para gusto de los amantes del, claro, billetaje.
Por esa razón, y aunque ellos son los jefes más jefes, el Teo maneja él mismo una lancha motora desde quién sabe dónde y burla a la DEA, que para eso son protagonistas.
Por esa misma razón, la primera expedición en lancha burla a otra lancha que les está acribillando a tiros sin que sepamos cómo.
En otras palabras, que si usted, amigo cinéfilo, delicado de oídos, tendrá que soportar por lo menos unos cuantos miles de disparos de pistolas, revólveres, ametralladoras y fusiles. Esa es la historia, escrita por Huchi Lora y Jesse Wheeler, que no se andan disimulando cuando de asesinar unas cuantas docenas se refiere.         
 La película, como la anterior del “tandem” Lora-Limardo,   es dirigida por Félix Limardo y, para que vean como son las cosas, no nos parece que sea un mal tratamiento el suyo: el relato fluye con buen ritmo y la fotografía de Seamus Tierney posee cierto dinamismo y buenos enfoques. Cierto que en ocasiones la musicalización sobreabunda, que hubiéramos preferido un tanto más de silencio para acentuar el dramatismo de secuencias como la de los dos amigos enfrentados, pero, aún así, no anda mal el asunto.

“El último cazador de Brujas”, ¿último? a lo mejor se lo creen

Porque recuerden que este asunto, “The last witch hunter”, es un producto enlatado (aunque ya no vengan en latas las películas) de Hollywood, igual que una compota de Gerber sigue siendo una compota de Gerber sin importar su sabor, con la diferencia esencial de que las compotas son más saludables.
O sea, que si este tejemaneje absurdo costó nada menos que 90 millones de dólares (algo que, para nosotros por lo menos, es como quemar dinero), si por cosa del demonio recauda más de 150 entonces podemos apostar ahora mismo que viene la secuela, llámese como se llame.

Y esa apuesta va sobre todo porque el señor Vin Diesel es el formidable protagonista, un personaje inmortal por conjuro de bruja bruta porque lo hace durar mucho para que se la pase barriendo el piso con ellas. Diesel (no gasolina), apareció en el 2006 en un apreciable filme titulado “Find me guilty”; tenía cabellos entonces y tal vez por eso logró una muy buena interpretación, lo cual hizo pensar a muchos que, en verdad, era actor.
Sin embargo, a partir de entonces se dedicó a un asunto muy particular que al parecer tiene fanáticos en el mundo entero: los carritos “chocones”. Por si acaso no lo recuerdan o no son aficionados al cine, todo se inició con “Fast & furious” en 2009 y, aunque antes tenía más de una docena de apariciones, entonces fue cuando empezaron a conocerle como Dominic Toretto y sus “furiosidades” a hacer dinero a espuertas, tanto que para este año tiene la No. 7 y para el 2017 viene la 8.

O sea, que el asunto tiene características de epidemia, sobre todo porque en todas sucede siempre más o menos lo mismo.

sábado, 17 de octubre de 2015

‘El Clan’: de lo mejor en el Festival

Esta estupenda cinta con guión y dirección del argentino Pablo Trapero resultó ganadora en el recién terminado Festival de Fine Arts. Siempre es posible que a usted, amable o atrabiliario lector, le haya gustado otra más que la presente, pero sin embargo, no hay dudas sobre su calidad.
Cuenta este filme sobre eso que siempre queda luego de terminada una dictadura: de toda esa canalla que disfrutaba del poder, sus remanentes, esos que sirvieron y contribuyeron con torturas y asesinatos, no se conforman con volver a una vida normal. Sucedió en nuestro país, ha sucedido decenas de veces en otros, a lo mejor su vecino era un asesino o, por lo menos, un cómplice que disfrutaba de las mieles del poder.
Y por eso esta historia sobre uno de ellos, con la peculiaridad de que, siendo un hombre maduro con esposa y cuatro hijos, todos ellos conocían lo que sucedía en su casa, en la habitación de arriba, en el sótano, uno de ellos, tan conocido como atleta, era de los activos, pero todos, desde la esposa hasta la niña más pequeña, sabían y continuaban con su vida “normal”.


‘Ladrones’

Nos gusta más el Gato con botas. Eso porque esta historieta que escribiera Jon Molerio es una especie de cuento de hadas sobre gente pobrecita y abusada que se busca a unos Robin Hood mejicanos para que les saquen de aprietos.
De esa manera, por tratarse de un cuentecillo fantasioso, no importará que los villanos, encabezados por la terrible Miriam Kilroy y su matón “despiadado” Rex se más malos que Trujillo, Franco y Hitler a la vez, porque los Robin, ayudados por las “habilidades” de algunos de los miembros de la familia abusada que incluye hechiceras y tontos de capirote, le van a dar ciento y raya a los malos aunque sea para que usted pase el rato riéndose de los chistes introducidos para hacernos pasar mejor el rato, y de las sandeces de los “héroes” para vencer a los muy, muy villanos.
Joe Menéndez saca adelante su filme con cierta agilidad en el montaje, es un veterano de algunos largo metrajes y de docenas de episodios de TV y por eso el asunto no termina cansando en exceso. Las interpretaciones no son nada del otro mundo porque los personajes no tienen peso específico, como en otras tantas cintas del patio.

‘La cumbre escarlata’

En efecto, es posible que ahora estén pensando, luego de ver “The Crimson Peak”, filme en el que Guillermo del Toro se desenvuelve como director y co-guionista, que este señor ha hecho mejores películas.
Y, claro, les daremos la razón a quienes así piensan recordando, para no ser exhaustivos, apenas “Cronos”, del 96, y sobre todo la formidable “El laberinto del fauno”, del 2006. Y dirán, también a lo mejor, que se trata de “otra película de fantasmas”.

Pero no nos parece tan simple hablar así de esta cinta. Porque, sobre todo, tal como expresa Edith, personaje central de la historia al hablar sobre una novela que escribe y a la cual se refiere un editor como “historia de fantasmas”, en realidad esos fantasmas son accesorios, porque la historia en sí es una especie de fantasía oscura sobre una pareja hundida hasta el tuétano de una sevicia criminal muy poco común.

‘En la cuerda floja’

Aunque, como con el caso de Del Toro, hemos visto más de media docena de obras de Zemeckis mejors que la presente.
Sin embargo, no hay duda alguna sobre el detalle de que Zemeckis consigue acalambrarnos con su puesta en escena que reproduce, en la ficción, lo que hiciera en la vida real el volatinero francés Philippe Petit, un verdadero especialista en caminar y hacer travesuras sobre una cuerda floja: atravesar sobre un cable de acero los 45 metros que separaban las dos famosas Torres Gemelas en New York.
Lo cierto es que, si usted sufre de vértigo o si, por lo menos, no le agrada la cercanía de las grandes alturas, esta película le va a hacer pasar un par de horas tembloroso porque, sobre todo en su segunda parte, a partir de los preparativos para la tan peligrosa hazaña, la cámara de Dariusz Wolski nos pone a sufrir el vértigo del inminente peligro que corre Petit e, incluso, uno de sus colaboradores en la cima de la torre primero, sobre el cable después.

Buen trabajo entonces el relato de esa descabellada acción que, por supuesto, acometió el francés a escondidas porque nadie le iba a dar permiso para semejante locura.

sábado, 10 de octubre de 2015

‘Truman’, mucho mejor sin tanta bulla

Española, dirigida por Cesc Gay, un señor que nada de famoso ni de gran director tiene, nos ofrece, sin embargo, sin gran presupuesto, sin efectos especiales, sin gente bonita, una hermosísima historia de amistad y cariño.
En efecto, no tiene nada de lo mencionado que sí tienen las de Hollywood, pero tiene algo emocionante y genuino que contar, y además tiene dos actores formidables, Ricardo Darín y Javier Cámara en los roles principales y otros excelentes que les ayudan de cuando en vez: Dolores Fonsi, Javier Gutiérrez, Eduad Fernández y Alex Brendemhul.
Y un perro: Truman.
Y lo que cuenta es muy sencillo pero muy apasionante y sentido: la amistad entre dos amigos, y el cariño de un hombre por su perro, Truman.
No se necesita nada más, se cuenta ese encuentro en Madrid, lo que sucede entre ellos durante esos 5 días que dura la visita, se nos remite a los sentimientos más puros del ser humano, se dirige con gracia y con buen sentido, y ya: una estupenda cinta que usted debe ver.

"Sicarios"

Y es que este señor director, el canadiense Denis Villeneuve, al parecer anda por la misma ruta por la que anduvo Clint Eastwood durante muchos años, ruta que consiste en una alternancia en lo que se refiere a los guiones a escoger: de buenas a primeras, toma uno que le ofrece una gran empresa productora, lo lleva adelante, cobra sus buenos dólares y, entonces, con ese acumulo, la emprende con uno suyo o, por lo menos, que le parezca más que importante como para emprender un filme al estilo, digamos, “Incendies”.
En esta oportunidad se mete de cabeza en un libreto de Taylor Sheridan que es una especie de policial-thriller sobre el mundo del tráfico de drogas.
Por supuesto, es un “thriller” bien llevado, excelente fotografía de Roger Deakins, bien musicalizado, bien actuado, con una edición que no permite descansar al espectador; o sea, que no estamos diciendo que su película sea una tontería, lo que presenta es duro, contundente en su plasmación de la crueldad de las mafias del tráfico que hacen sus siniestras tropelías desde México hasta los estados fronterizos con USA; cuando nos muestra la facilidad con que “la Ley” norteamericana se desempeña para lograr sus propósitos no se las anda con boberías.

Pero, de todos modos, “Sicario” sigue siendo un “thriller” con buena factura como pudo haberlo hecho, sin tanto aspaviento, Walter Hill, todo un especialista en el género.

'Misión rescate'

Si pensaba usted, buen aficionado al buen cine, que una cinta de ciencia ficción de un director con tanta reputación como Ridley Scott iba a resultar igual o tal vez hasta mejor que la de Alfonso Cuarón, “Gravity”, pues se equivocó pero por mucho.
La historia planteada por el mejicano posee fuerza, profundidad en su enfoque del ser humano y sus circunstancias, nos pasma con la fuerza de sus imágenes ante la idea de la soledad humana inmersa en la inmensidad del cosmos.
“The Martian”, en cambio, es una simple aventura que nos entretiene durante nada menos que dos horas y 21 minutos, lo cual es otra desventaja respecto a la otra: 91 minutos, pero intensos y apasionantes.
Tomando el libro de Andy Weir, Drew Goddard escribió este guión que nos cuenta sobre un equipo de astronautas en Marte que, de buenas a primeras, es sorprendido por una fuerte tormenta y por fuerza despegan para evitar males peores, dejando abandonado a Mark Watney a quien creen muerto.

Pero, por supuesto, no lo está, porque si lo estuviera entonces no habría una película llamada “Misión rescate”, y por eso nos vamos a pasar esos largos minutos mencionados viendo cómo Mark sobrevive gracias a su habilidad como botánico y a su ingenio particular para hacer casi de todo que no sea pasar un rato divertido con una chica.

sábado, 3 de octubre de 2015

"El Clan”, estupendo trabajo de Trapero .VI Festival de Cine de Fine Arts.

En Argentina hay muy buenos directores y, sin lugar a dudas, Pablo Trapero es uno de ellos: sólo con recordar la tan original y estupenda “Carancho” tienen más que suficiente como para validar esta muy sentida  opinión.
Pero, si aquella cinta era excelente, nos parece que la presente la supera precisamente en lo que su puesta en escena se refiere.
En una historia que, por cierto, es en todo sentido lo opuesto a la antes reseñada (época moderna, maldad y corrupción a flor de piel, violencia inau-dita), Trapero se vale de todos los recursos propios del Arte cinematográfico para mantenernos sujetos firmemente a la butaca. Y habría que recordar que los personajes centrales del relato son los miembros de una familia de clase media: el padre maduro, la esposa, los hijos adolescentes y una más jovencita, su casa en un barrio cualquiera de Buenos Aires, el comercio que manejan, la novia luego esposa del joven Alejandro. En otras palabras, una familia como casi cualquier otra.

Y esa familia, encabezada por Arquímedes Puccio, se diferencia porque comienza sus andadas durante la siniestra dictadura miliar en los 70-80. Y el padre medra trabajando en el departamento de seguridad de ese oprobioso régimen. O sea, es un hombre importante, pero, sobre todo, es un hombre con poder.

‘Lejos del mundanal ruido’

En el presente caso tenemos que aclarar que eso de “hermosa, aguda y moderna” no se refiere única y exclusivamente a esta película de Thomas Vintemberg (La caza), sino también a la novela de Thomas Hardy.

Porque, muy a pesar de ser una obra escrita en el siglo 19, las incidencias que ofrece y, sobre todo, las características psicológicas de sus personajes están muy por encima de lo que era una incipiente clase media en la Inglaterra de ese entonces. Si se piensa en el personaje de Bathsheda Everdene, sobre todo, una joven dueña de una pequeña finca que se siente atraída por un pastor del rebaño de su vecino, que prácticamente se lo deja saber pero que, de todos modos, prefiere continuar con su vida de soltera, que luego, reclamada por un vecino rico, también le desprecia en una época en la que era normal que una mujer soltera se entregara casi al primer solicitante porque ninguna quería quedarse a vestir santos, no es común, sobre todo cuando luego sufre un arrebato pasional inesperado y da un mal paso, rompiendo con su conducta “normal”.
La historia de Bathsheda es hermosa, en la literatura y en el cine. Vinteberg vuelve a sus escenarios de “La casa”, la campiña, la tranquila belleza de las llanuras enfrentada a las pasiones que se mueven en el interior de los hogares.