Pero, si aquella cinta era excelente, nos parece que la presente la supera precisamente en lo que su puesta en escena se refiere.
En una historia que, por cierto, es en todo sentido lo opuesto a la antes reseñada (época moderna, maldad y corrupción a flor de piel, violencia inau-dita), Trapero se vale de todos los recursos propios del Arte cinematográfico para mantenernos sujetos firmemente a la butaca. Y habría que recordar que los personajes centrales del relato son los miembros de una familia de clase media: el padre maduro, la esposa, los hijos adolescentes y una más jovencita, su casa en un barrio cualquiera de Buenos Aires, el comercio que manejan, la novia luego esposa del joven Alejandro. En otras palabras, una familia como casi cualquier otra.
Y esa familia, encabezada por Arquímedes Puccio, se diferencia porque comienza sus andadas durante la siniestra dictadura miliar en los 70-80. Y el padre medra trabajando en el departamento de seguridad de ese oprobioso régimen. O sea, es un hombre importante, pero, sobre todo, es un hombre con poder.
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