sábado, 31 de agosto de 2013

“Las nieves del Kilimandjaro”

Por si acaso alguno de los lectores tiene tanto y tantos años como nosotros, hemos de advertirles que este film nada tiene que ver con aquel otro del mismo título realizado en 1952 por Henry King y basado en un cuento de Ernest Hemingway, muy bien actuado, por cierto, por el estupendo Gregory Peck y a cuya vera aparecen Susan Hayward y Ava Garner.
Ahora bien, volviendo a ese que ahora nos ocupa, “Les neiges du Kilimandjaro”, del francés Robert Guediguian, director y co-guionista junto a Jean-Louis Milesi, la única relación que existe entre el hollywoodense y el actual es el título, y la idea de que los hijos del personaje central, Michel, recibe como regalo de sus hijos un pasaje para él y su esposa para una excursión a esa elevada montaña africana.
El recién pasado jueves, conversando con Edwin y Hugo en el inicio de “Cineasta radio”, comentábamos que una de las diferencias fundamentales del cine europeo (y el oriental, y el africano, y el latinoamericano) con el de Hollywood era que, si bien sus intérpretes no son casi nunca “superestrellas”, o sea, luminarias a nivel mundial, en lo que sí se destacan es en su capacidad para imbuirse de las características sicológicas de los personajes que interpretan. No son famosos, no son casi nunca hermosos ejemplares o mujeres bellas, pero sí son verdaderos actores y actrices.

“Armados y peligrosos”

Hace unas pocas semanas vimos una pareja de chicas haciendo de agentes de la ley y eran algo así como “Armadas y peligrosas”, y nos pareció una historia burda, necia y sin sentido, todo para poner a sus “estrellas” a lucirse dando golpes y disparando.
Ahora les toca a dos chicos, uno de ellos no tanto: Denzel Washington, y el otro Marc Wahlberg, quienes, cuando se inicia la historieta, son un dúo que propone un trato de drogas de mucho dinero a un capo mejicano, Papi Greco, interpretado por el aún más veterano Edward James Olmos.
Pero, como se comprueba al rato, no todo es tan sencillo, ya nos extrañaba que Hollywood colocara a dos de sus amadas y refulgentes estrellas en el campo sucio de los villanos, y pronto sabemos que son y seguirán siendo héroes prístinos per sécula seculorum

lunes, 26 de agosto de 2013

“Amores peligrosos”: Horrible título para ríspida cinta

Terminamos de ver “The paperboy” y todavía no nos reponemos de esa historia que acabamos de ver. Porque, le guste o no le guste, este relato cinematográfico es algo de lo más punzante y crudo que pueda imaginar.
Cierto, el cine, como todo en la vida, evoluciona, todavía muchos recuerdan aquellos años cuando no se podía mencionar la palabra homosexual en un cine, o que al “Drácula” de Bela Lugosi le cortaron segundos para que no se le viera morder el cuello de sus víctimas
Pero Lee Daniel, en su doble función de director co-guionista junto a Peter Dexter a cualquiera la da la impresión de que se le fue la mano en algunas escenas y, recuerden, nunca hemos sido mojigatos.
Pero ese no es el problema del film sino su multiplicidad de enfoques. Cuando se nos presenta a Anita, la criada negra de los Jansen, quien nos cuenta la historia, ella nos da a conocer a Jack Jansen, el joven nadador expulsado del equipo que ahora reparte el diario que hace su padre en aquel pueblo de Florida. Y, a seguidas, a Ward, su hermano mayor, que llega junto a Yardley, negro, ambos periodistas que están allí para investigar el caso de Hillary Van Wetter, preso por asesinato del sheriff del lugar, a quien ellos consideran inocente por detalles prejuiciados en el juicio. Y con ellos llega la inefable Charlotte, quien sostiene una pasión viciosa por correspondencia con Hilary y cuenta con detalles para la investigación.

“El conjuro”: Ni tanto huele la flor

Eso del olor viene a cuenta porque, charlando con los amigos de “Cineasta radio”, nos percatamos de que la crítica norteamericana había puntuado este film de terror nada menos que con 7.2, lo cual es un promedio que revela que muchos le endilgaron mucho más de 7. Y, qué les vamos a decir: luego de ver la tan cacareada excelencia lo que nos queda es una pregunta: ¿nos estamos volviendo locos o somos nosotros los que andamos cojeando de la sesera?
Porque, por más vueltas que le damos al asunto, no logramos encontrar una simple brecha para pasar de un “buenecillo” (como hubiera dicho Don Agustín) este asunto de fantasmas y demonios ruidosos y molestosos
Véanla, hagan por verla (sobre todo si les gusta el asunto fantasmagórico) y dígannos qué puede tener esta cinta que no tenga “Actividad paranormal” y otras tres docenas por el mismo estilo. Porque, ¿cuál es el planteamiento? Pues el mismo; una familia que llega a un nuevo hogar, en este caso un caserón inmenso (a juzgar por lo que sucede en el lugar, debía poseer más de 20 habitaciones entre normales y ocultas tras las paredes, debajo del piso, etc.) y no hacen más que acostarse cuando empiezan a tirar de los pies a una de las niñas, a escucharse ruidos raros y a caerse tereques.

sábado, 17 de agosto de 2013

¿Quién manda? Agradable y, vaya, bien realizada

Cierto, y lo decimos antes de que salgan otros a decirme que no lo dijimos: “¿Quién manda?” es una comedia romántica de fórmula. O sea, desde que el cine es cine, se están haciendo comedias tomando como base una simple formulita que fue “explicada” o definida por un crítico norteamericano: “un chico conoce a una chica; ambos se enamoran, luego, por alguna razón que puede y debe variar, se separan, pelean; pero, al final, se reconcilian”.
En este filme de Ronni Castillo, esa es la fórmula que se aplica, esa es la fórmula que repite el guionista, Daniel Aurelio.
Ahora bien, repetir una fórmula no implica, necesariamente, que el producto de esa aplicación sea ni bueno ni malo, sino simplemente eso: que se asienta en ella y, de esa manera, se han hecho durante todos estos años del cine muchísimos disparates y unas cuantas excelentes  y hasta geniales películas.
Y, ahora que vemos “¿Quién manda?”, nos percatamos de que, por encima de la fórmula, la comedia funciona. ¿Cuál es la diferencia para apreciar que esta vez es interesante y otras no? Pues, por una parte, que se crea una evidente química entre sus protagonistas: Frank Perozo como Alex y Nashla Bogaert como Natalie funcionan a la perfección, ambos se mueven y reaccionan como peces en el agua con sus personajes.

“Broche de oro”, algo cursi, pero bien

Raúl Marchand Sánchez escribe el guión y dirige este film producto de la incipiente cinematografía puertorriqueña.
Con evidente claridad se nota el cariño con que han sido diseñados lor personajes, en especial esos tres abuelos que son el centro vital de la historia: Rafael Medina, Anselmo Rodríguez y Pablo, tres ancianos que viven en una casa de acogida, tres seres humanos de muy diversa manera de ser, de pensar, de sentir, pero que, en realidad, se conectan precisamente por su tan próxima relación física y sus edades. Y es la relación de Rafael con el nieto, Alberto, lo que define e impulsa la historia, cuando el joven se entera de que sus padres y él van a ir a vivir a USA dejando atrás al abuelo, lo que le hace emprender una pequeña aventura: tomar el carro de su padre a escondidas e ir, con el abuelo y sus dos cuates, a un pueblo playero donde él, Alberto, disputará una competencia de surf.

jueves, 15 de agosto de 2013

Armadas y peligrosas

En el género policial, los protagonistas pasan a veces de ser uno, el héroe impoluto que lo puede todo, a ser un grupo de expertos en diversas formas de lucha contra el crimen o, lo que más ha abundado en los últimos años, un dúo. Y ese dúo puede ser de dos hombres blancos, pero, más a menudo, de un blanco y un negro por aquello de que ya el racismo no es frecuente en USA y claro, menos en su cine.
Pero en “The Heat” el dúo es entre dos chicas contrastantes: una, atildada, bonitilla, suave de carácter, apegada a las reglas, Ashburn, interpretada por Sandra Bullock, y la otra, gorda, fea, descuidada, que se salta todas las reglas y se la pasa insultando y peleando a todos y por todo, Mullins, encarnada por la popular gordita Melissa McCarthy.
Ashburn, agente de la CIA, es enviada a Boston a investigar un crimen y el sospechoso que busca ha caído en manos de Mullins y por esa razón empiezan los pleitos entre ambas, pleitos que se nos hacen eternos, desaforados, escandalosos y, desde nuestro punto de vista, alejados de todo razonamiento.

“La huésped”

En “The body Snatchers” (1956, Don Siegel), en un pequeño pueblo, un doctor atiende a varias personas que sufren el mismo síntoma: todos aducen que algún amigo ya no es el mismo de antes. De ahí viene a saberse que unos seres extraños están “tomando” los cuerpos de esas personas dejándolas idénticas corporalmente, pero desprovistas de emociones.
Ahora, 57 años después, la “genial” autora de novelitas de vampiros al estilo “Twilight” escribe “The host”, y, según su historia, ahora el mundo es perfecto: no hay guerras, no hay crimen, no hay problemas de ambiente, pero, qué barbaridad, ya no somos lo que éramos, ahora casi todos los seres humanos han sido “captados” por seres de otras galaxias y apenas restan algunos escondidos. ¿Verdad que es casi lo mismo?

“La suerte en tus manos”

En otras palabras, que, para alguien a quien le fascina el cine de calidad, este es un fin de semana fatal. Fatal y algo aburrido. Fatal y bastante deprimente.Pero, de todos modos, vamos, unas palabras sobre la argentina del veterano Daniel Burman, que por lo menos se deja ver.
Es una comedia, y una comedia romántica que, como tantas y tantas en la prolífica historia del cine, es un planteamiento que usa la famosa fórmula que reza algo como: chico conoce chica, se enamora de ella y ella de él, por alguna razón se separan y, al final, vuelven al amor.
En el presente caso casi lo complican demasiado: Uriel, divorciado y con dos hijos pequeños, de buena posición económica, adicto al póker, no quiere ni pensar en tener más hijos y por ello consulta a su doctor para hacerse la vasectomía. Y va de Buenos Aires a Rosario a hacérsela para evitar curiosidades innecesarias. Pero, en el hotel, se encuentra con Gloria, antigua novia ahora soltera, y se despierta mutua atracción.
Pero él, inseguro sobre la muy reciente operación, no se acuesta con ella, la evade a pesar de la insistencia de la chica y ella, por supuesto, queda desconcertada por su extraña actitud.

http://www.listindiario.com/entretenimiento/2013/8/9/287765/La-suerte-en-tus-manos

sábado, 3 de agosto de 2013

‘El Teniente Amado’ debió gustarnos más

En efecto, “El Teniente Amado” debió gustarnos más porque por el simple hecho de que nos hemos pasado todos estos últimos años rogando porque se hagan más películas sobre temas serios y profundos, dejando de lado las acostumbradas, anodinas y necias comedias, cuando supimos que se iba a rodar este relato sobre uno de los héroes que sacrificaron sus vidas para liberarnos del siniestro mandato de Trujillo, pues, claro, nos llenamos de alegría.
Bien, ya el filme está hecho, y podemos afirmar que es una obra que fue acometida con honestidad, que es seria, que apenas trata de adornar los hechos. En resumidas cuentas, que es un intento serio de hacer cine.
Pero, en el arte, no siempre la seriedad implica calidad.
El séptimo arte, como todas las demás artes, tiene su lenguaje propio, un lenguaje que le separa y distingue de las demás, y esas reglas tienen que cumplirse.
El tiempo cinematográfico, algo de lo que hemos hablado en muchas oportunidades, debe ser respetado a como dé lugar en un filme que se respete. Y, por ejemplo, cuando Trujillo ordena al Teniente que acompañe a la señora, cuyo hijo acaba de morir en la invasión del 14 de junio del 59, cuando lo hace para humillarla, para hacerla sufrir, ambos llegan al hogar de la señora para que ella se cambie y se ponga un vestido rojo, o sea, lo opuesto a lo que siente en su corazón enlutado; pues bien, ambos llegan, la señora se dirige a su habitación a cambiarse, Amado asoma a la sala y está viendo una fotografía de los hijos y, ¡oh milagro!, la señora aparece, lo cual da la impresión de que se quitó el traje, buscó el otro, se lo puso y bajó, todo en unos segundos.
Bueno, eso es una simple escena y no hubiera herido mortalmente el filme por ella sola.

‘Los Pitufos 2’ para los más pequeños

Porque en esta oportunidad no les vamos a recomendar a los mayores que aprovechen el llevar a sus niños para que vean la película. Y es que estos Pitufos (Smurfs), que vienen de los años 70, no tienen ni un ligero doblez para insinuar temas profundos o muy interesantes.
Todo se reduce a lo de siempre en ellos, la Pitufina raptada y los otros al rescate, claro, con la eficaz ayuda de los humanos, de Patrick, su esposa, su hijito Blue y el abuelo Víctor, todo enfrentando al malvado muy de tiras cómicas que es Gargamel, poderoso mago que hace de las suyas en París para (vaya propósito) hacer que sus dos protegidos se hagan azules como los Pitufos, ayudado por ellos, que de todos modos se hacen amigos de la raptada, y por el gato, que es quien recibe casi todos los porrazos que se reparten de principio a fin.