sábado, 31 de mayo de 2014

“La gran belleza”, Paolo Sorrentino y su gran película

   
  Desde la terraza de su hogar, en Roma, la ciudad eterna, Jeb Gambardella presencia y participa de esas inermes orgías que se desarrollan allí, y, en tanto todos beben, fuman, se drogan y bailan frenéticamente, como una especie de ojo vigilante que viene del pasado, lo contempla todo el Coliseo, siglos antes también testigo de orgías de fiesta y sangre, de pan y circo.
Y este Gambardella es todo un simbólico personaje, un periodista que tuvo la suerte (¿?) de publicar una novela siendo joven que se convirtió en todo un suceso literario, en un “boom”. Pero ese triunfo de Jeb fue efímero, de ese suceso en adelante nada pudo escribir que valiera la pena, más, sin embargo, de todos modos se convirtió en uno de los centros de la buena vida de la alta clase romana, y es consultado, temido, escuchado y buscado para todo, sexo incluido, diversión incluida.
Ese es Jeb Gambardella, y él es como la muestra visible que podemos registrar en nuestras mentes como representante de todo un sector social que vive una vida inútil, superficial, dicharachera, sin sentido alguno. En realidad, mientras vamos viendo a unos y otras de las “personalidades” que forman ese grupo desbordado de riqueza apreciamos su falsía, son todos como máscaras que tratan inútilmente de ocultar sus vicios, su inanidad, el deterioro de su clase.



‘El Pasado’ es talento, no dinero

Contando la presente hemos visto tres películas de este realizador iraní, Asghar Farhadi: “A propósito de Ely”, del 2009; “Una separación”, del 2011, y esta “Le passé”, del 2013. Si tuviéramos la necesidad de comparar el cine de Farhadi con el de algunos grandes realizadores occidentales como Kubrick, Coppola, Tarantino, Polanski, los Coen, Nolan, llegaríamos por fuerza a advertir que, siendo todos, Farhadi incluido, formidables, el estilo del iraní, su temática, está más distante de ellos que de Neptuno.
Porque los primeros, hasta cierto punto, basan su temática y su estilo en el enfoque de problemas que pueden ser comunes a grandes sectores de la población, y problemas que implican acción, movimiento, turbulencia social: El Padrino, 2001; Bastardos sin gloria, El caballero de la noche, Rosemary’s baby, Fargo, son todas películas donde la acción es reflejo de la conducta de sectores o grupos más o menos amplios. Desde ese punto de vista, Farhadi se acerca más al cine de un Woody Allen, de un Chaplin o de Bergman, aunque, de todos modos, si pudiéramos hacer un estudio en profundidad de la temática de estos últimos encontraríamos que,  aunque enfocan la personalidad humana desde un punto de vista más intimista, ni aún así alcanzan la constancia con que el iraní usa su cine casi como un agudo microscopio que analiza concienzudamente las reacciones psicológicas y anímicas de sus personajes.

sábado, 24 de mayo de 2014

‘La vida de Adele’

En efecto, hay personas que se han sentido molestas viendo “La vie d’Adele”, formidable historia en puras, prístinas imágenes de un director tunecino que trabaja en Francia, Abdellatif Kekiche; incluso, según nos dijeron, hubo personas durante la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo que se salieron de la sala de cine.
Debemos confesar que nosotros también sentimos vergüenza.
Pero sentimos vergüenza de comprobar cómo, en pleno siglo XXI, en 2014, y en un Festival cinematográfico con todo lo que eso implica, todavía hay personas que se dejan abrumar por su herencia judeo-cristiana y no pueden soportar escenas de amor lésbicas abiertamente presentadas por un creador que sabe lo que está haciendo, que sabe a perfección cómo enfrentar los sentimientos más íntimos de una joven mujer y que, se hace más que evidente, no lo está haciendo para provocar el morbo.
Esas mismas personas que no pueden enfrentar unos minutos de sexo son los que ven, sin mover un músculo, películas de terror con desmembramientos, thrillers repletos de asesinatos crueles, inhumanos, porque el espectáculo de la violencia desatada y desmotivada, la idea de la muerte cruel de seres inocentes no les resulta molesta.

sábado, 17 de mayo de 2014

‘La Extraña’ una historia bien llevada

Según una leyenda urbana, mi nunca olvidado amigo Arturo Rodríguez Fernández había visto, hace miles de años, “L’etrangere”, el film original de Sergio Gobbi de 1968.
Esa misma leyenda precisa que, a no ser que nuestra comatosa memoria esté pasando por uno de sus peores períodos, nosotros no la llegamos a ver, por lo cual colegimos que Arturo debe haberla visto en España, todas teorías que no podemos corroborar a menos que no nos dediquemos con ahínco a la práctica de la Ouija.
De todos modos, por tan sencillas y claras razones, debemos dedicarnos a la presente, que ofrece la misma historia de la original aunque haya sido adaptada (aplatanada) por Alejandro Andújar. Y esa, la presente, es un relato que nos gusta como tal.
Nos gusta porque, desde el mismo instante en que aparece la Rosa para que, gentilmente (e interesadamente) Jean Louis la ayude a salir del apuro poniéndose como garante de ella en Casa de Campo, una ligera aureola de sospecha nos va ganando por dentro: ¿qué sucede con la hermosa chica? ¿Por qué su nombre no figura entre las reservaciones, por qué no tiene documentos? Parece una locura lo de ella, a nadie le pueden pasar tantas cosas desfavorables a la vez.

‘El Gran Hotel Budapest’

Desde que hace mucho viéramos “Rushmore”, de Wes Anderson, caímos en cuenta en que este señor director no se andaba por las ramas, que sus historias no eran plato de segunda mesa, que cuando elige una, la que sea, es porque le tienta, le llega muy hondo, y esa es la razón por la cual podemos afirmar que es único, no queriendo decir con ello que es mejor que todos los demás, sino que nadie lleva adelante asuntos tan originales, tan diferentes, tan exóticos a ratos.
Ahora, por ejemplo, conforma un reparto extenso repleto de nombres formidables (no bellezas, no buenos mozos: actrices y actores en roles a ratos muy breves: se comprende que todos quieren trabajar a sus órdenes, como sucede con Woody), y nos presenta a un escritor que cuenta lo que a su vez le cuenta un anciano de nombre Moustafa, propietario de un lujoso hotel en decadencia, de cómo él, Moustafa, llegó a ser el dueño de aquella esplendidez que se acerca a su inevitable final, hundido por la modernidad.
Y, amigos, la historia de ese Moustafa que no era más que un botones del hotel entonces de moda por su lujo y comodidad, es una fantasía trepidante que nos lleva a través de un mundo que parece construido, a ratos,  más de sueños que de realidades.

sábado, 10 de mayo de 2014

‘Mujeres al ataque’: bobería graciosa

Eso es lo mejor que podemos decir, en una frase, sobre esta comedita de Nick Cassavettes, “The Other Woman”. Porque se hace cada vez más evidente que los guionistas de Hollywood, y en este caso muy a pesar de ser una guionista escribiendo sobre problemas de mujeres, Melissa Stack, no logran crear personajes que valgan la pena. 
Las tratan, como en el caso, de manera tan superficial que da la impresión de que desean burlarse del género en su totalidad.
Cathy Whitten, el personaje central, interpretado por la decadente Cameron Díaz, es una ejecutiva de una importante firma comercial a la que, para empezar, jamás la veremos trabajando; está en la oficina, pero nunca veremos que haga algo siquiera importante.

‘Días de venganza’ Bien… pero no es lo mismo

 No es la primera vez, nos ha sucedido una buena cantidad de veces. Observen: si este film que se ha dado en llamar en español “Días de venganza”, en su original inglés, “Oldboy”, estuviera firmado por un director llamado Estanislao Erguberen, y si el guión fuera del mismo señor Erguberen, ahora mismo, en lugar de todo este exordio algo necio, estuviera escribiendo elogios para el tal señor.
Pero sucede que este film no lo hizo el señor Erguberen, sino nada menos que Spike Lee, a quien siempre hemos estimado como un original y excelente director, y el guión tampoco es original suyo, sino de unos señores coreanos llamados Garon Tsuchiyo, quien concibió la historia; Nobuaki Manegashi, quien hizo el cómic, y de ahí partieron nada menos que Chun-Hieong Lim y Jo-Yun Hwang para escribir el guión junto con su director, el formidable Chan-Woo Park.
Y ahí está el problema: se trata de una adaptación, y es de todos puntos de vista que, por mejor trabajo que pueda hacer Spike Lee, muy a pesar de su reconocida gran capacidad, no iba a ser posible que superara a otro Maestro, así, con M mayúscula, precisamente por esa tan sencilla razón.

sábado, 3 de mayo de 2014

XVI Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo

Son muchas las películas, son muchas y excelentes la mayor parte de ellas, como le hubiera gustado a su creador, nuestro gran y desaparecido amigo Arturo Rodríguez.
En su nombre, vamos a darles algunos títulos de aquellas que ya hemos visto y que de antemano podemos recomendarles por su gran calidad.
“Gabrielle”
La película de apertura de la Muestra, siendo en esta oportunidad dedicada a Cánada, es de la directora Louise Archambault, “Gabrielle”.
Este film nos cuenta una hermosa y sentimental historia de amor. Y, dirán a lo mejor, que se han hecho docenas y docenas de cintas hermosas y sentimentales, algunas incluso de tremendo valor estético.Pero lo que diferencia este relato de las demás es que sus intérpretes no son actores y actrices profesionales, sino jóvenes que sufren de discapacidad intelectual, llámese como se les quiera llamar.
En realidad, Gabrielle Marion-Rivard y Alexandre Laneky padecen esa discapacidad, ellos se representan a sí mismos, ellos están enamorados y ellos buscarán la manera de vencer las dificultades propias de su condición y las que pone el entorno que les rodea y condiciona para alcanzar la culminación de su amor.
No es una gran película, pero es una historia penetrante capaz de llegarnos muy hondo. Y los chicos lo hacen muy bien.
“Incendies”
Si hubiéramos estado al frente de las decisiones, esta hubiera sido nuestra selección para abrir la Muestra por la puerta grande.
Porque este film de Denis Villeneuve es formidable desde cualquier punto de vista: cinematográfico, porque ofrece una puesta en escena envidiable para cualquier director famoso, y con una historia capaz de sacudir hasta a los más cerrados caparazones mentales.
La saga de estos dos hermanos que, cumpliendo el último deseo de su madre, emprenden un  viaje por los inhóspitos territorios del Oriente Medio, la idea de cómo ellos enfrentan peligros de muerte a cada paso, y el final que espera para dejarnos como de piedra, estupefactos, sin aliento, todos esos detalles convierten a “Incendies” en, probablemente, una de las tres o cuatro mejores películas de toda la Muestra.
Claro que no está en competencia, porque podría resultar abusivo para muchos de los films que participan en la competencia oficial. Pero a Villeneuve deberían hacerle por lo menos un reconocimiento, porque hacer cine de esa categoría no es algo frecuente.

viernes, 2 de mayo de 2014

Enigma - Alicia

Enigma- Alicia es publicado y presentado en el contexto de la celebración de la XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014, bajo el sello de Ediciones Ferilibro, del Ministerio de Cultura de la República Dominicana .
El volumen contiene las novelas  Enigma” y“Alicia” cuyas tramas, según destaca el autor, “se desenvuelven  en un entorno citadino, lleno de peripecias, suspenso, amor, corrupción y odio.”
“Alicia” es una novela de corte fantástico, al estilo “Alicia en el país de las maravillas”. El protagonista está obsesionado con el rostro de una mujer que ve en una foto del periódico.
 “Enigma” es una investigación sobre el supuesto suicidio de un muchacho joven y rico, que se lanza desde la azotea de un edificio donde él no vive.


Presentan libro “Enigma-Alicia” de la autoría de Armando Almánzar R.


Santo Domingo – 1ro. de mayo de 2014.  En el contexto de la celebración de la XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014 fue presentado el libro “Enigma-Alicia”, de la autoría de Armando Almánzar R., Premio Nacional de Literatura 2012. 
El volumen contiene las novelas “Alicia” y “Enigma”, cuyas tramas, según destaca el autor, “se desenvuelven  en un entorno citadino, lleno de peripecias, suspenso, amor, corrupción y odio.” 
Este nuevo libro de Almánzar es publicado con el auspicio del Ministerio de Cultura y se suma a la extensa obra del autor, quien a la fecha ha publicado 19 libros de cuentos y  novelas. 
En las palabras de presentación, el licenciado Alberto Perdomo Cisneros, amigo de infancia del autor,  comenta que “Alicia”, uno de los dos títulos de este volumen,… equilibra la tensión del cuento con la exposición novelística, no hay historias al margen de lo que nos dice en primera persona su protagonista,  está construido con tiradas alternas entre el tiempo real que vive el personaje y lo que sueña, incluso marcados con un tipo de letra para cada estado.” 
”“No vacilamos en recomendar las dos novelas cortas incluidas en el tomo que pasa a manos de sus lectores, como una muestra más de un narrador que logra de nuevo, cumpliendo con el primer mandamiento del escritor  de ficciones, que no es otro que atrapar la atención de sus lectores, no importa el género que haya escogido, hasta sacarlos de la cotidianidad,  para vivir el encantamiento inefable de toda buena literatura, como la que continúa haciendo Armando Almánzar Rodríguez. “, expresó Perdomo Cisneros.   
Dos novelas
“Alicia” es una novela de corte fantástico, al estilo “Alicia en el país de las maravillas”. El protagonista está obsesionado con el rostro de una mujer que ve en una foto del periódico. 
“Enigma” es una investigación sobre el supuesto suicidio de un muchacho joven y rico, que se lanza desde la azotea de un edificio donde él no vive.

1 de mayo de 2014



Presentación de las novelas Enigma - Alicia por Alberto Perdomo Cisneros


                                  A manera de introducción


Armando Almánzar Rodríguez presenta en esta ocasión a sus lectores, este tomo con dos novelas cortas, última producción de su muy dilatada carrera como escritor de ficciones, prestigiado ya con el Premio Nacional de Literatura (2012). Mejor conocido  como cuentista,  a partir de su primer libro en la década de los sesentas y las decenas que ha publicado hasta la fecha,  tras los pasos de consagrados precursores dominicanos,  de la talla de Juan Bosch, Sanz Lajara,  Virgilio Díaz Grullón, comenzó su andadura junto a sus contemporáneos  René del Risco, Miguel Alfonseca y Enriquillo Sánchez,  hasta alcanzar un lugar señero entre los cultores del género, tanto en nuestro país, como en la rica tradición latinoamericana.

La madurez y el trabajo constante, creo que siempre tiene un historia por escribir en la cabeza,  ha ido con el paso del tiempo, destilando la singularidad de su propio estilo, hilando historias ceñidas, sin ripios, centradas,  que a veces  parecen más bien  crónicas de la agobiante realidad que nos rodea, social y física,  la ciudad de Santo Domingo, su ciudad, en el sentido más visceral, llena de excesos y carencias, de barrios y clases sociales entrecruzadas, de mansiones y casuchas destartaladas, avenidas pretenciosas y callejuelas y en el fondo, siempre,  la zona intramuros, donde transcurrió su infancia y primera juventud, en aquella casona de la 19 de marzo, en un patio estrecho, con un abuelo gruñón, solteronas y tíos excéntricos, primeros amoríos y todo aquello que conforma el trasfondo inconsciente , el sustrato común a toda su obra, espacio y tiempo literario donde se agitan los variopintos personajes de sus relatos, representantes la mayor parte de  ellos, de los dominicanos que sobrevivieron, cuando menos traumados,  la tiranía de Trujillo, para quedar inmediatamente atrapados en la convulsa y sangrienta transición, pasando por la guerra de abril, hacia una democracia defectuosa y corrompida, en la que sobreviven entre simulaciones y engaños, en la lucha por alcanzar una vida  razonable y digna.

A grandes rasgos, esta ciudad crecida y múltiple y estos personajes atrapados y aturdidos en la convulsa historia nuestra, casi surrealista, constituyen el núcleo, el fundamento, de casi todo lo que nos cuenta  Armando Almánzar Rodríguez, por supuesto no toda su obra, pues en adición a su contribución a la crítica cinematográfica, de la que ha sido auténtico  pionero y cultor permanente, ha  tenido tiempo y garra para incursionar en otras temáticas y otros formatos, este es el caso de sus novelas policíacas, este subgénero tan querido por todos los lectores, natural y creíble cuando transcurre, como casi todas, en los países desarrollados cuyos cuerpos policiales y sus ingeniosos detectives de gran capacidad deductiva, aceptamos. Por eso siempre me atrae el contraste y la originalidad de las historias donde opera a contrapelo de una policía encallecida y brutal, el desencantado capitán Cardona, dilucidando crímenes obscuros en medio de personajes corruptos y retorcidos del bajo mundo dominicano. Un protagonista como este y los casos que resuelve son dignos de nuestra mejor elección literaria.   

Son muchos los que vinculan  su obra sólo con la narración corta, el cuento, conocen de los premios que ha logrado con ellos, las antologías en que han aparecido y pasan por alto su incursión en el género de la novela y especialmente  la  novela corta,  cuya escritura demanda otro enfoque y una técnica distinta, sin que esto tenga que ver por supuesto, con el valor intrínseco, con la calidad literaria que debemos exigir a cualquier texto.

Involuntariamente preso de unos arquetipos y una tradición, la mayoría de los escritores se someten, incluso en sus parciales rebeliones, a los dictados de una forma literaria específica,  postergan su personal individualidad al colectivo monumento literario en el que participan. Así lo siente el lector que suele reclamar más del género que de tal o cual escritor: dicen “me gusta la novela negra” o el “cuento corto” antes de precisar “me gusta Conrad” o “Hemingway”, sometiendo un poco la creatividad de autor a las peripecias, involutivas o evolutivas del género en cuestión. Armado Almánzar R., ha tenido la inteligencia necesaria para no quedar preso dentro de los límites de un género en particular, aún siendo un autor más que exitoso dentro  de una de estas formas establecidas de la ficción, el cuento corto,  desde relativamente temprano en su carrera,  cultivó  otras formas de la narración ficcional como la novela clásica, la novela negra y la novela corta. 

Precisamente son dos novelas cortas las que recoge el presente volumen  y ha riesgo de resultar cargante creo que vale la pena hacer algunas precisiones sobre esta categorización literaria que viene de lejos, tiene como antecedente el relato corto medieval, menos desarrollo que la novela aunque sin la economía del cuento. En Italia  con el término “novella”  se denominaba aquel relato más breve que el “romanzo”, “roman” en francés, que devino novela en el idioma nuestro. Ya en el siglo de oro español comenzó a usarse en el sentido que le daban los italianos, Cervantes llamó  “novelas ejemplares” a sus textos más cortos y “libros” a los extensos, como el propio Quijote.

El siglo XIX, fue el siglo del apogeo de la novela, tal como la conocemos ahora, el insigne E. A. Poe, con  aguda inteligencia, se quejaba de que lo peor de este género es, que al no poder ser leída de una sola vez, priva al lector de la inmensa fuerza que se deriva de la totalidad. Aunque la novela fue la forma preferida de la mayoría de los  escritores de ficciones desde esos años de comienzos del XIX,  hubo, paralelamente, grandes cuentistas, Maupassant, Chejov,  por mencionar solo dos, por cierto el primero excelente cuentista pero pésimo novelista, Quiroga en nuestra América es otra muestra del buen cuentista y fatal novelista. Otros escritores más afortunados,  han conseguido obras apreciables en la novela convencional, en la novela corta y en el cuento propiamente.

Benedetti en un pequeño ensayo que publicó en 1953, sobre la novela corta, dice: “un cuento que tenga un núcleo de novela, como cuento es imperfecto; como es imperfecta la novela que sea el estiramiento de un cuento”. El cuentista sugiere más que lo que dice, el novelista necesita más espacio para un efecto igual. Cortázar, otro que incursionó con éxito en todas las formas de la narración, concluye que este género, la novela corta o short storie en inglés, se encuentra a caballo entre la novela y el cuento y que quien lo afronte como escritor debe tener presente una especie de equilibrio entre ambos. Para citar algunos ejemplos de novelas cortas, al margen de la literatura llamada negra, donde es casi la norma, pensamos en la “Metamorfosis” de Kafka;  “El Perseguidor” de Julio Cortázar; “La Hojarasca” de Gabriel García Márquez y tantos otros que el amable lector conocerá.

“Alicia”, uno de los dos títulos de este volumen, es un magnífico ejemplo,  equilibra la tensión del cuento con la exposición novelística, no hay historias al margen de lo que nos dice en primera persona su protagonista,  está construido con tiradas alternas entre el tiempo real que vive el personaje y lo que sueña, incluso marcados con un tipo de letra para cada estado. Al principio con una descripción detallada, propia de la novela, Armando Almánzar R., pinta, sin  los trazos enérgicos y cortos de sus cuentos, sino con morosa delectación, como una cámara que se pasea lentamente por el  entorno del protagonista, la calle, las casas, los vecinos, así como la psiquis acomodada a circunstancias que le han favorecido, luego cambia de ritmo y  retoma la intensidad del cuento que termina con un final sorpresivo y rotundo.

En suma, no vacilamos en recomendar las dos novelas cortas incluidas en el tomo que pasa a manos de sus lectores, como una muestra más de un narrador que logra de nuevo, cumpliendo con el primer mandamiento del escritor  de ficciones, que no es otro que atrapar la atención de sus lectores, no importa el género que haya escogido, hasta sacarlos de la cotidianidad,  para vivir el encantamiento inefable de toda buena literatura, como la que continúa haciendo Armando Almánzar Rodríguez.     



Alberto Perdomo Cisneros                                                                  

Mayo del 2014