¿Recuerdan “Born on the fourth of July”, de Oliver Stone? En ese
estupendo film, Ron Kovicz, el personaje central, se hace soldado para
defender a su patria del comunismo en Vietnam, y regresa en silla de
ruedas. Y arrepentido, nos hace ver a todos lo que significa la
propaganda a favor de la guerra.
Ahora, Chris Kyle, joven vaquero
texano, crece imbuido de las ideas “puras” de su padre en relación a la
conducta ante los demás, y luego, arropado por la oleada panfletaria de
ideas retrógradas de Bush y su camarilla, se enrola en los “Seals” para
combatir en la sucia guerra de Irak aprovechando su experiencia de niñez
como cazador de ciervos.
O sea, son casos similares, la
diferencia estriba en que el primero sufre un daño físico, en tanto el
segundo recibe un daño mental que lo convierte en un adicto a la lucha,
algo parecido también al William James de “The Hurt Locker”, el film de
Kathryn Bigelow de 2008: se acentúa la semejanza en que ambos son
“especialistas”.
Eso es lo que encontramos de muy interesante en
el planteamiento de Clint Eastwood, porque para nosotros el personaje
vive no solamente inmerso en esa forma de ser, de pensar y de sentir,
sino que el final de la historia viene dado precisamente en ese mismo
sentido por obra y gracia de otro cuya mente ha sido tan dislocada como
la de Kyle por el impacto de la violencia, la ansiedad y la muerte.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/1/23/353713/American-Sniper-El-francotirador
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