Jean Pierre y Luc Dardene, cineastas, directores y guionistas de su
cine, un cine, por lo que podemos apreciar, muy particular, muy
diferente a lo que acostumbramos a ver por estos lados tan alejados,
hasta cierto punto, de las manos de Chaplin, de Welles, de Wilder,
Fellini o Renoir, para solo citar unos pocos nombres.
Ellos nos
ofrecen ahora una historia descarnada, por completo alejada de los
cánones comerciales en uso, en la cual, para cumplir con tal idea,
incluso una actriz consagrada y hermosa, Marion Cotillard, hace el rol
de una empleada de una empresa, una obrera, tal vez especializada, pero
obrera en fin.
Y, claro, si la obrera hubiera sido una actriz de
Hollywood, nos hubiera deslumbrado con su belleza y con sus formas. Pero
la Cotillard se pasa 94 minutos vestida de la manera más corriente, sin
maquillaje, y su personaje, esa Sandra que lucha por su existencia como
esposa y madre de familia, en un estado depresivo casi total, dando
indicios, por momento de que lo único que desea es rendirse, echarse en
la cama a esperar lo peor.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/1/30/354486/Dos-dias-una-noche
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