Los grandes nombres en el mundo del cine son, en un enorme
porcentaje, personas que pasan, a veces mucho, de los 40 años. Damien
Chazelle cumplió en febrero 30 años, apenas había hecho antes un corto
que es el germen de la presente película, y otro largometraje que no
conocemos.
Pero se hace evidente no solamente que Chazelle sabe de
sobras lo que está haciendo, sino que, además, lo hace con una pasión
que se desborda en sus personajes.
Y eso es formidable. Porque
todo aquel que presume de ser un artista creador, sea intérprete,
compositor musical, pintor, escultor, escritor o, como en su caso,
director de cine, si en su obra no se advierte la pasión, es porque no
la tiene como creador. Y, por lo menos en lo que nos parece, nadie puede
ser un artista si no está impulsado por la pasión creadora. Puede que
pinte, que escriba, que cante o escriba una partitura, que interprete un
personaje, pero todo eso será puro calco, puro manerismo, pura fórmula.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/2/13/356203/Chazelle-y-la-pasion-desbordada
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