O sea, lo que queremos decir es que se trata de ficción, la del cine,
sobre la ficción de la novela.
Pero eso no significa, en modo alguno, que resulte en desmérito de la
película. Nos da la impresión de que, necesariamente, la Genova pudo
experimentar en carne propia los sufrimientos de alguna persona de su propia
familia, tal vez su madre, para poder llevar a las palabras una cantidad de muy
sutiles detalles acerca de lo que experimenta una persona que sufre un agresivo
proceso de Alzheimer, como el que vemos en el film en la persona de Alice.
Toda la historia se inicia con esos pequeños detalles que podemos captar
en Alice, detalles que, en principio, no nos percatamos de su significado,
hasta que, ella percatándose de lo que sucede y se incrementa, como nosotros
como espectadores, indaga con un especialista, un neurólogo.
Hasta que conoce la terrible verdad.
Y lo peor del caso es que esa Alice no es una mujer cualquiera: es
renombrada profesora de lingüística, conferencista, muy distinguida en su
profesión, y por esa razón su angustia es mayor, angustia a la que se añade un
sentimiento de culpabilidad porque ese proceso que sufre es hereditario, o sea,
que sus hijos pueden sufrirlo tal y como ella.
La película, como tal, puede que no la consideremos como excelente, pero
sí es muy digna de verse porque el trabajo de sus creadores es muy bueno,
porque, siendo una puesta en escena escueta, sin exageraciones de tipo alguno,
desprovista de lamentaciones inútiles, aún así logra meternos en la piel de esa
Alice y sentir junto a ella el enorme dolor en que es sumida una persona que
experimenta un deterioro progresivo que no se puede revertir de manera alguna y
que, saliendo la persona que lo vive y sufre de sus lagunas de olvido, siente
con enorme intensidad el dolor de saber que se va a perder, en un momento dado
inevitable, en el más absoluto olvido. Como muy bien expresa Alice en un
momento de lucidez: “Preferiría tener una cáncer”, porque el cáncer mata, pero
no te convierte durante años en un inútil.
Y si la película es muy buena, lo es más, muy posiblemente, por la
actuación, en especial, de Julianne Moore, exquisita en todo instante durante
esos 101 minutos que recaen sobre ella, expresiva, intensa, magistral. Junto a
ella, Alec Baldwin, como su esposo, John Howland, y lo mismo todos los que
interpretan a sus hijos y esposas, están estupendos. Pero ella, Julianne Moore,
es mejor que la misma película.
Hagan por verla, bien vale la pena en un necio momento de rapideces y
furiosidades inútiles.
Siempre Alice (Still Alice)
Dirección y Guión: Richard Glatzer y Wash Westmoreland; Fotografía: Denis
Lenoir; Musucalización: Ilan Eskeri; Intérpretes: Julianne Moore, Kate
Bosworth, Hunter Parrish, Alec Baldwin, Kristin Stewart.
Clasificación: Puesta en escena: 3;
Dirección: 3; Guión: 4; Actuación: 4; Sonido: 3
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