viernes, 3 de abril de 2015

“Siempre Alice” Hermosa y conmovedora

                                                                       
            “Still Alice”, el filme hecho en colaboración, guión y dirección, por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, no es la biografía fiel de una mujer llamada Alice Howland ni de ninguna otra. En verdad, se trata de una historia escrita, una novela de Lisa Genova.
O sea, lo que queremos decir es que se trata de ficción, la del cine, sobre la ficción de la novela.
Pero eso no significa, en modo alguno, que resulte en desmérito de la película. Nos da la impresión de que, necesariamente, la Genova pudo experimentar en carne propia los sufrimientos de alguna persona de su propia familia, tal vez su madre, para poder llevar a las palabras una cantidad de muy sutiles detalles acerca de lo que experimenta una persona que sufre un agresivo proceso de Alzheimer, como el que vemos en el film en la persona de Alice.
Toda la historia se inicia con esos pequeños detalles que podemos captar en Alice, detalles que, en principio, no nos percatamos de su significado, hasta que, ella percatándose de lo que sucede y se incrementa, como nosotros como espectadores, indaga con un especialista, un neurólogo.
Hasta que conoce la terrible verdad.
Y lo peor del caso es que esa Alice no es una mujer cualquiera: es renombrada profesora de lingüística, conferencista, muy distinguida en su profesión, y por esa razón su angustia es mayor, angustia a la que se añade un sentimiento de culpabilidad porque ese proceso que sufre es hereditario, o sea, que sus hijos pueden sufrirlo tal y como ella.
La película, como tal, puede que no la consideremos como excelente, pero sí es muy digna de verse porque el trabajo de sus creadores es muy bueno, porque, siendo una puesta en escena escueta, sin exageraciones de tipo alguno, desprovista de lamentaciones inútiles, aún así logra meternos en la piel de esa Alice y sentir junto a ella el enorme dolor en que es sumida una persona que experimenta un deterioro progresivo que no se puede revertir de manera alguna y que, saliendo la persona que lo vive y sufre de sus lagunas de olvido, siente con enorme intensidad el dolor de saber que se va a perder, en un momento dado inevitable, en el más absoluto olvido. Como muy bien expresa Alice en un momento de lucidez: “Preferiría tener una cáncer”, porque el cáncer mata, pero no te convierte durante años en un inútil.
Y si la película es muy buena, lo es más, muy posiblemente, por la actuación, en especial, de Julianne Moore, exquisita en todo instante durante esos 101 minutos que recaen sobre ella, expresiva, intensa, magistral. Junto a ella, Alec Baldwin, como su esposo, John Howland, y lo mismo todos los que interpretan a sus hijos y esposas, están estupendos. Pero ella, Julianne Moore, es mejor que la misma película.
Hagan por verla, bien vale la pena en un necio momento de rapideces y furiosidades inútiles.
Siempre Alice (Still Alice) Dirección y Guión: Richard Glatzer y Wash Westmoreland; Fotografía: Denis Lenoir; Musucalización: Ilan Eskeri; Intérpretes: Julianne Moore, Kate Bosworth, Hunter Parrish, Alec Baldwin, Kristin Stewart.
Clasificación: Puesta en escena: 3; Dirección: 3; Guión: 4; Actuación: 4; Sonido: 3  













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