Sorpresa porque en este filme el único conocido, leyendo los créditos, es John Goodman, porque a su director y co-guionista, Dan Trachtenberg, jamás lo habíamos oído mencionar. Pero, para que vean, desde el mismo instante en que se inicia la historia, sentimos, intuimos, que era algo diferente eso que veíamos.
Michelle, con expresión y mezcla de disgusto y desesperanza, recoge a toda prisa su ropa, sale y emprende una carrera en su auto. Suena su móvil y ella ve que es Ben quien llama. Titubea, pero luego contesta y él intenta disuadirla de irse, argumenta que un pleito lo tiene cualquiera, que la ama, etc., pero ella cierra el celular y continúa su marcha sin responder. Transcurrido un rato, en la soledad de la vía nocturna, sufre un fuerte accidente y, cuando despierta, está en una habitación sin muebles, encerrada, tiene un suero puesto; pero también está encadenada a la pared.
Luego aparece Howard, quien le dice que no puede marcharse porque están bajo ataque de seres del espacio que han invadido, que nadie puede salir porque el aire está contaminado. Ella no cree y se resiste; casi inmediatamente aparece Emmett, quien le informa que tiene dos días allí, que sabía del “bunker” de Howard y llegó malherido para refugiarse allí de la invasión extraterrestre Hasta ahí podemos contarles algo congruente; porque, a decir verdad, esta historia no es cosa común, ni tan sencilla como aparenta a primera vista. Este guión escrito de Mathew Stuecken, Damian Chazelle y el mismo Trachtenberg experimenta unos extraños giros, que a nosotros, tan acostumbrados a especies extrañas en el cine, nos tomaron por sorpresa. Desde ahora, le retamos a ustedes, aficionados al cine, a pensar una o varias maneras para continuar hasta el final, basados en el planteamiento mostrado.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2016/04/09/414764/avenida-converfield-10
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