Hasta este mismo instante en que escribimos, lo único destacable que
hemos visto del señor Michael Bay es la secuencia del ataque al puerto
en “Pearl Harbor”, y es todavía posible que ese trabajo lo haya hecho el
director de la segunda unidad.
Definitivamente, a Bay lo que le cuadran son los espectáculos cargados,
desbordados de efectos especiales, y con eso ha ganado mucho dinero,
pero, como cine, no creo que haya despegado ni creemos lo haga pronto.
Y la presente, supuestamente tomada de una historia real y escrito el
guión por Christopher Markus y Stephen McFeely, quienes se basaron en un
artículo de revista escrito por Pete Collins, muy a pesar de la
historia, que es interesante y ofrece un buen grupo de personajes bien
definidos en su extravagancia, en manos de un verdadero realizador
hubiera sido todo un éxito, pero… Michael Bay.
Para empezar, lo de siempre; que haya sido tomada la historia de la
realidad ocurrida en los 90 en Miami no le confiere no solamente calidad
al film, sino que, incluso, no le garantiza veracidad, porque nadie es
tonto para pensarlo. Los guiones son pura ficción manejada con la idea
de llamar la atención al espectador, y este relato tiene los mismos
pormenores que incurren en escasa verosimilitud que cualquier otro: que a
Paul Doyle le arranquen un dedo gordo del pie y a los dos minutos no se
acuerde y camine como cualquier otro cuando hasta con una uña enterrada
o encarnada se cojea, esa no la tragamos.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2013/6/21/281664/Sangre-sudor-y-gloria
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