En efecto, “El Teniente Amado” debió gustarnos más porque por el
simple hecho de que nos hemos pasado todos estos últimos años rogando
porque se hagan más películas sobre temas serios y profundos, dejando de
lado las acostumbradas, anodinas y necias comedias, cuando supimos que
se iba a rodar este relato sobre uno de los héroes que sacrificaron sus
vidas para liberarnos del siniestro mandato de Trujillo, pues, claro,
nos llenamos de alegría.
Bien, ya el filme está hecho, y podemos
afirmar que es una obra que fue acometida con honestidad, que es seria,
que apenas trata de adornar los hechos. En resumidas cuentas, que es un
intento serio de hacer cine.
Pero, en el arte, no siempre la seriedad implica calidad.
El
séptimo arte, como todas las demás artes, tiene su lenguaje propio, un
lenguaje que le separa y distingue de las demás, y esas reglas tienen
que cumplirse.
El tiempo cinematográfico, algo de lo que hemos
hablado en muchas oportunidades, debe ser respetado a como dé lugar en
un filme que se respete. Y, por ejemplo, cuando Trujillo ordena al
Teniente que acompañe a la señora, cuyo hijo acaba de morir en la
invasión del 14 de junio del 59, cuando lo hace para humillarla, para
hacerla sufrir, ambos llegan al hogar de la señora para que ella se
cambie y se ponga un vestido rojo, o sea, lo opuesto a lo que siente en
su corazón enlutado; pues bien, ambos llegan, la señora se dirige a su
habitación a cambiarse, Amado asoma a la sala y está viendo una
fotografía de los hijos y, ¡oh milagro!, la señora aparece, lo cual da
la impresión de que se quitó el traje, buscó el otro, se lo puso y bajó,
todo en unos segundos.
Bueno, eso es una simple escena y no hubiera herido mortalmente el filme por ella sola.
http://listindiario.com.do/entretenimiento/2013/8/2/286929/La-pelicula-El-Teniente-Amado-debio-gustarnos-mucho-mas
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