La enorme mayoría de quienes hoy leen estas líneas o escuchan lo que
decimos por la radio no vivieron la llamada “crisis de los cohetes” de
1962. Las preocupaciones que ahora les embargan son muy diferentes: el
costo de la vida, la seguridad, la corrupción, etc.
Nada de ello
es comprable con el enorme peso de la angustia vivida en aquel año,
porque, tal vez por un simple guiño, toda la humanidad que conocemos se
iba a ir a la mismísima...
Y ese es el drama que nos plantea Sally
Potter, la directora británica que nos brindó “Orlando” hace ya unos
años; y los personajes sobre los que se centra esa angustia son, sobre
todo, dos chicas, dos adolescentes, en especial Ginger, que se toma el
asunto muy en serio y, a pesar de su corta edad, participa de reuniones,
en grupos de protesta, en todo lo que en ese entonces se hacía para
estigmatizar la bomba.
Pero ese problema no es el único que
embarga a la chica. Además, sufre porque admira a su padre, liberal
inmerso en la protesta radical, que traiciona a la esposa y se separa de
ella. Ginger trata de refugiarse en sus brazos, pero Roland, el padre,
es casquivano y pronto seduce a Rose, la amiga íntima de su hija.http://listindiario.com.do/entretenimiento/2013/10/11/295478/Ginger-Rosa
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