Desde hace ya muchos años estamos enterados (porque no es un secreto,
no porque tengamos acceso a pormenores ocultos) de que las grandes
compañías productoras de cine hacen, de cuando en vez, encuestas entre
la gente común y corriente para conocer los gustos, las nuevas
tendencias sobre los jóvenes en USA. Y esas encuestas las hacen con
ellos porque son los que llenan las salas de cine, son sus clientes
favoritos y para ellos, en términos generales, producen.
Y todo
parece indicar que los héroes de carne y hueso, pero que rozan lo
increíble a pesar de ello en sus maravillosas hazañas, son de la
preferencia de esos chicos y, para que vean cómo se cocinan las cosas en
Hollywood, esos héroes los prefieren interpretados por sus intérpretes
veteranos, no por jóvenes actores buenos mozos y fortachones.
Eso
explicaría, entonces, toda esa sarta de películas interpretadas por
ídolos y no tan ídolos que pasan de los 50 años y que, gracias a la
“magia” portentosa de los dobles y de los trucos de cámara y las nuevas
técnicas para la creación de efectos especiales inunda nuestras
pantallas, que son las mismas de todo el mundo, porque, en materia de
distribución, para ese tipo de producto enlatado (no para el mejor cine
latinoamericano, no para el mejor cine europeo, asiático o africano y el
mismo norteamericano) somos tan abundosos como Chicago, Barcelona,
Tokio, Buenos Aires o Londres.
Es esa la muy simple razón por la
cual nos invaden Liam Neeson, Denzell Washington, todavía Bruce Willis y
otros, a los que se agrega ahora un actor de estirpe que decidió, todo
parece indicar, ganarse unos suculentos millones haciendo lo mismo que
los ya mencionados.
Las características de estos personajes son
las mismas: antes, o sea, cuando eran jóvenes (o no tanto), eran agentes
policiales, miembros de la CIA o el FBI, asesinos a sueldo de la mafia
en algunos de sus ramales, están retirados, ahora son ciudadanos
normales y comunes que hacen una vida rutinaria o, por lo menos, que no
andan en malos pasos, quieren vivir tranquilos pero, qué barbaridad,
cómo es la Humanidad de perversa, no pueden hacerlo, no les dejan ser
buenos y entonces, como es natural, tienen que recurrir, para vengarse
de los otros más malos que ellos o por Arte de birbiriloque, a sus algo
ajadas destrezas de juventud y con ello, como es “natural”, barren con
media humanidad villana en menos de dos horas.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/4/17/363899/El-intermediario-no-pero-otra-vez
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