Malo, deprimente resulta ser crítico de cine, o sea, una persona que busca
por todas partes lo mejor del arte cinematográfico y que, después de haber
visto una hermosa, bien realizada y mejor actuada película, tiene entonces que
zaparse, por obligación, por respeto a quienes le escuchan para informarse,
una… cómo decir, una cosa tan deprimente como “El Plan perfecto”.
Y ahora, para desahogarme, una pregunta para los cinéfilos: ¿Cuál es la
diferencia entre un clavo esperpéntico como “Tubérculo Presidente” y un clavo
desazonante como “El Plan perfecto”? Pues, a mi modo de ver las cosas, que la
primera es desagradable, estúpida y no tiene casi nada de cine, mientras la
segunda, “El plan perfecto”, es ridícula, deshilachada y burda. Pero la primera
cuenta una muy mala historia de principio a fin mientras la segunda no cuenta
nada porque es perfectamente incoherente.
O sea, tomando algo de mi amigo Pachico, lo de esta “cosa” es un desfile de
torpezas sin sentido, una historia que no lo es porque nada de lo que dizque
cuenta termina como un relato real, no es más que un grupo de tipos dando
brincos, soltando cancioncitas, diciendo torpezas también sin sentido para que
el espectador, al terminar el asunto, se pregunta, pero por fin, ¿qué fue lo
que pasó?
El plan perfecto.- Guión y Dirección:
Roberto Ángel Salcedo; Fotografía: Francis Adames; Intérpretes: Fasto Mata,
Roberto A. Salcedo, La Beba Rojas, Cheddy García, Daniel Sarcos, Maolo Ozuna,
Jalsen Santana, Jochy Santos, Salvador Pérez Martínez.
Clasificación: Malísima
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