Hace unas semanas vimos un “Biodegradable” que, al pasar de la Era de Trujillo al futuro se convertía casi en Orwell. Ahora, sin que digamos que Alan Nadal anda copiando y menos plagiando, “Noche de circo” tiene mucho del Sartre de “Hui clos” (A puerta cerrada, obra teatral, 1944).
Mientras en aquella un mayordomo introducía a cuatro personas en una sala y estos durante más de una hora se destrozaban sicológicamente, ahora diez personas despiertan encerradas en un amplio galpón y ninguno de ellos sabe quién les llevó allí.
Hasta cierto punto, la idea viene siendo la misma, la diferencia se cae de la mata: los diálogos de Sartre son infinitamente mejores tanto desde el punto de vista literario como desde el sicológico.
En “Noche de Circo” no tenemos personas como personajes, sino personajes-símbolos: no hay un Juan o una María ni un José, sino un Niño Rico, en Cura, un Policía, un Forzudo, cuidador de salón de fiestas, una Actriz, una Asistente Social, un Anciano en silla de ruedas, un Político, un Juez, un Banquero.
La idea es que, se puede inferir, todos están no en un lugar determinado (aunque lo sea también), sino en una especie de infierno o purgatorio donde todos tienen culpa de algo y los sucesivos enfrentamientos forzados entre unos y otros van dejando salir sus respectivas culpas, sus pecados contra de la sociedad donde viven. Porque esa es, en realidad, la idea de la historia: una denuncia de la corrupción generalizada de esos “actores” sociales.
El problema es que muchos de los diálogos son un tanto vacuo.
http://www.listin.com.do/entretenimiento/2013/12/6/302492/Noche-de-Circo
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