lunes, 6 de enero de 2014


Prólogo, “Infancia Feliz”, 1967

Juan Bosch, Escritor  y politico

 

“Ofrecer a la observación y el estudio de las mujeres y los hombres sensibles ese reflejo, que viene a ser la sustancia misma de una realidad social en medio de la cual vive el autor, puede parecerle muy poco cosa a los que buscan la denuncia en la literatura, pero no es poca cosa porque sin necesidad de levantar actas ante la Policía de la Historia, Armando Almánzar presenta en Infancia Feliz una verdad tan sórdida que su cuento pasa a ser, al mismo tiempo que una obra de arte, una condena enérgica del tipo de sociedad en que se dan como plantas naturales padres borrachos, madres desnaturalizadas, amantes sin amor y niños abandonados que aprenden desde sus años más tiernos a ver el dinero como la imagen misma del poder y la felicidad.”

 
Prólogo “Selva de agujeros negros para Chichí la Salsa”, 1985
Cándido Gerón, Escritor

 “Y clima, ambiente, un estado de vida y ánimo que se transmite cuento a cuento y con todo lo que se cuenta.  Generales y comunes experiencias particularizadas por la magia de la literatura, ejemplarizadas por el toque del estilo del autor.  Y un estilo, el estilo Armando Almánzar de recordar e inventar cosas que le han ocurrido a mucha gente y que pudieran ocurrirle, aunque en esas vidas sin el ingrediente real maravilloso de la creación artística mezclada con la sensibilidad y/o hipersensibilidad del recuerdo, y con la nostalgia, para convertirse en cuento y en un buen libro de cuentos.”
 
 
Prólogo “Cuentos en Corto Metraje”, 1993
José Alcántara Almánzar, Escritor


Armando Almánzar R. se inserta con una visión muy personal en el contexto de la narrativa dominicana de los últimos tiempos. Sabe lo que es un cuento y cómo lograr esa atmósfera envolvente y sugestiva que es la obsesión de cada cuentista.  No pierde de vista que la literatura es una de las mentiras mejor elaboradas que existen, pero sabe también que detrás de las imposturas de la ficción siempre laten verdades contundentes.  Si el cuento es fabulación, quiere decir que estamos construyendo mundos irreales, a menudo fantásticos y absurdos, sobre realidades conocidas”.
 

 
Armando Almánzar.  El cine como vínculo de fabulación en la literatura.  Biblioteca, Suplemento Cultural “Ultima Hora” 1993
José Rafael Lantigua, Escritor y crítico literario
 
“Los veinticinco cuentos de este último libro de Armando Almánzar cuentan, sin mayores asombros, sin intento de novedad, las claves sempiternas del buen cuento: la tensión y la intensidad.  Escribir tensamente, mostrar intensamente.  ‘No hay otra manera – decía Cortázar – de que un cuento sea eficaz, haga blanco en el lector y se clave en su memoria’.  Almánzar un cuentista veterano de los años sesenta, busca una motivación, la anécdota que desea salvar y conjurar, la vivencialidad de una historia sentida o percibida, la expone con deliberada sencillez, la fabrica con emoción incontenible y la deja vibrar, la deja que discurra como un “slow motion” que, de pronto se dispara para dejarnos boquiabiertos, boquiacontecidos, o simplemente, relajados.”

 
 
Prólogo “Marcado por el Mar”, 1995
Juan José Ayuso, escritor.
 
“La riqueza del interior almanzariano se manifiesta en lo variopinto de sus historias.  Un vegetal, quien si oye y si siente, olvidado en un balcón; una mujer estragada por el machismo que recurre al cosuicidio; la angustia de pequeñas cotidianidades que forman una conspiración para destruir el matrimonio; un viejoverdismo que no cuaja; el barrio pobre que vive y mata; la música de Michel Camilo en la contraparte trágica de la amena infidelidad; el mismo que no era él; y las complejidades que pueden sobrevenir por la curiosidad de llamar a un número de teléfono.  Las vidas que pasan en una vida, tan diferentes y tan iguales.  La trascendencia de lo banal y la banalidad de la trascendencia.  Y hacer el cuento dentro de una metodología que no fuerza, con espontaneidad, fluidez y personalidad características.”

 

 

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