Pierre-Auguste Renoir, uno de los brillantes creadores del movimiento
impresionista en la pintura, es a quien vemos en su finca de la Costa
Azul francesa en 1915.
Renoir, ya un anciano, padeciendo de una
severa artritis que le dificultaba el movimiento, muy a pesar de ello,
cuando le vemos en su silla de ruedas, dominando a fuerza de voluntad su
destino: seguía pintando, casi no podía aferrar sus pinceles, pero
seguía pintando y, cuando le decían, le aconsejaban que no se esforzara
tanto, increíble, respondía que tenía que seguir mejorando, él, que en
esa época era ya tenido como un genio, como uno de los grandes en la
pintura de su época.
Giles Bourdos, naturalmente francés, hizo que
sus guionistas tomaran el libro de Jacques Renoir, sobrino del
famosísimo director de cine Jean Renoir, a su vez hijo de Auguste, que
nos hace una detallada relación de unas cuantas semanas de la vida del
prestigioso pintor en aquella finca.
Esos breves episodios nos
hacen conocer no solamente al personaje central sino a Andree
Hewschling, jovencita algo aventurera que le sirvió de modelo, a su
corte de criadas domésticas, a su hijo Jean, a su hijo menor apodado
Cocó, brevemente a su otro hijo mayor, pero, sobre todo, nos envuelve en
una atmósfera de una incomparable belleza que es, precisamente, el
marco que rodeaba, conformaba y condicionaba al artista para crear sus
obras inigualables, cimeras en la historia de la pintura de todos los
tiempos.
http://listindiario.com.do/entretenimiento/2014/6/13/325847/Renoir-filme-de-gran-belleza
No hay comentarios:
Publicar un comentario