Realmente nos parece asombroso que un señor director de cine
australiano, señor que se dio a conocer nada menos que en 1979 cuando
hizo “Mad Max”, historia post-apocalíptica sobre un policía que cobra
venganza y que, de paso, puso en el mapa de las estrellas a un jovencito
Mel Gibson, señor que hizo luego “Mad Max 2: The road warrior” (1981),
para muchos críticos aún mejor que la primera, y bajara de nivel
cualitativo al reincidir con “Mad Max Beyond the Thunderdome” (1985),
deje pasar nada menos que 30 años para entonces decidir la muy ardua
empresa de volver a ese mundo ya tratado, retomar el personaje de Mad
Max y contar otra aventura del mismo tipo, con el riesgo de que ya sus
espectadores jóvenes son señores casados y con hijos algunos también
casados, a más de que, si ya contó tres historias todas girando sobre lo
mismo, intentar rizar el rizo, volver sobre lo mismo, ¿no podría
resultar redundante? ¿no corría el riesgo de ser tratado de mercurial,
de querer exprimir más de la cuenta la misma teta? Pues George Miller,
evidentemente, es un australiano valeroso y arriesgado, decidió eso,
volver sobre lo mismo, retomar a su amigo Max y envolverle en ese mismo
mundo de 35 años atrás.
Y, aunque le acusen de mercurial, este
autor ya con 70 años hizo “Mad Max: Fury Road” y nos parece que su nivel
cualitativo anda ahora cerca de sus dos primeras.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/5/15/367311/Mad-Max-furia-en-el-camino
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