Usted, en un grupo de cinéfilos, pregunta por grandes directores y,
dependiendo de la edad de quien responda, brotan a raudales los nombres:
Chaplin, Renoir, Wilder, Hitchcock, Kubrick, Altman, Bergman, Fellini,
Visconti, y así, ad infinitum. Pero, ¿acaso piensa que le van a
mencionar un nombre como Nuri Bilge Ceylan? Pues claro que no, sobre
todo porque ese señor es turco, y por estos lados de Turquía apenas se
menciona el “wasabi”, como en la misma película suya, “Winter’s sleep”,
en su idioma original “Kis Uikusu”.
Pero, por si acaso, cuando le
vuelvan a preguntar, si ya ha visto este film, menciónenlo, porque es
evidente, más que evidente, que este Ceylan es todo un creador.
Sobre
todo, porque, a pesar de que esta película tiene nada menos que 3 horas
y 14 minutos, por encima de que su planteamiento filosófico es expuesto
a través de las conversaciones entre Aydin, el esposo maduro, y Nihal,
su esposa aún bastante joven, y entre Aydin y su hermana Necla, luego
con su amigo solitario y el maestro, o sea, que el guión es
prácticamente “contado” a viva voz por esos personajes y el chofer de
Aydin, muy a pesar de ello, esa peculiar combinación de palabras en
profusión y una hermosísima fotografía invernal en interiores y
exteriores convierte lo que pudo ser un multiplicado discurso extenso y
pesado en un discurrir intenso y tenso cuyo ritmo no decae.
http://www.listindiario.com/entretenimiento/2015/5/15/367312/Cuando-hacer-cine-no-es-un-sueno
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