Estamos como
cinéfilos tan acostumbrados a las hazañas de todos los tipos de los policías y
agentes secretos norteamericanos que, cuando aparece una historia real de algo
sucedido verdaderamente nos queda la impresión de que le falta vida, acción,
movimiento.
El infiltrado de
la película es Robert Mazur, que en los años 80s era un agente de la ley que
fue infiltrado en las filas de las mafias de la droga. El relato se inicia con la colaboración de él
para atrapar a un vendedor de cierta categoría; pero de ahí en adelante los de
la ley van armando poco a poco el tinglado para ir ascendiendo, paso a paso, en
las redes de los narcos más importantes y, sobre todo, de los banqueros también
muy importantes que les daban ayuda y protección.
Es una buena
historia, está muy bien interpretada por Bryan Cranston, John Leguizamo y Diane
Kruger.
En cuanto al dinamismo de la historia, nos parece que hay detalles que salen sobrando, como
la inclusión de la tía Vicky, interpretada por Olimpia Dukakis, que aunque es
muy buena, su personaje no es imprescindible para nada.
De todos modos,
podemos recomendarla como una buena película.
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