sábado, 24 de diciembre de 2016

Rogue One: un cliché superado

Desde que hace ya muchos, muchos años surgió “Star Wars”, comprendimos que George Lucas era (e iba a seguir siendo por años), el mejor vendedor de toda la historia del cine y otros: si hubiera descubierto lo sabrosas que son las empanaditas de cativìa, de seguro las estaría vendiendo desde Africa del Sur hasta Londres, Pekin y Río de Janeiro.
Crear un modelo como fue la mencionada, seguir con “El imperio contrataca” y pasarse luego años y años armando y desarmando el mismo asunto es como para admitir que el tipo es un genio.
Y si no, piensen en “Rogue One”, algo que llaman “spine off” porque no es continuación de la saga y anterior a la misma historia sino porque “se relaciona” con algunos personajes. ¿Y qué nos cuenta? Pues que los humanos somos pocos, somos débiles, tenemos pocas armas poderosas y los malos, de otros lugares no precisados, son eso, muy malos, son muchos, andan por todas partes y tienen armas destructivas terribles. Y entonces  cuando se inicia la historia ya están enfrentados, como siempre, luchan como siempre y, al final, luego de aparecer los héroes de turno  que ahora es una chica, un mexicano, negros y asiáticos con arcos y flechas, surge la gran batalla final y…¿quiénes ganarán? La respuesta la saben todos antes de ver el filme, pero de todos modos van a ir a verlo, van a chillar como posesos y saldrán más que contentos recomendándola a todos los demás.
Yo no chillé, yo no me entusiasmé.
Y me aburrí.

Sorry.

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