Hace ya muchos años que Ángel Muñiz destapó el
baúl de las tormentas con una buena comedia: “Nuebayol: al fin llegó Balbuena”.
Repito, una buena comedia, mejor y con mucho de prácticamente todas las
realizadas después. Pero lo de destapar esa caja es porque al hacer muchísimo
dinero en taquilla, abrió los ojos de los comerciantes de eso que ellos llaman
cine y…ya saben el resto.
“Y a Dios que me perdone” es una buena historia
que abarca el sentido social y la
corrupción que nos arropa de pies a cabeza. Toribio Sosa es un simple policía,
pero, como tantos otros, policías o no, que ganan una miseria mensual, cuando
la esposa cae en gravedad tiene que caer en el crimen- Y, de ahí en adelante, nuestro Toribio va
resbalando y las cosas se van complicando con hechos más graves pero de los
cuales no es él responsable, pero, como dice el refrán, al dedo malo todo se le
pega.
Es un planteamiento interesante y bien llevado
hasta cierto punto, aunque es nuestro parecer que muy posiblemente Ángel se
haya dejado llevar por el entusiasmo dejando que el caso pasara de individual
(Toribio) a otros personajes aún más
corruptos hasta llegar a grandes prohombres de la sociedad y a altos mandos
policiales.
A nuestro modo de ver las cosas, plantear la
tragedia de ese Toribio como representante del pueblo pobre era más que
suficiente, el resto es tal vez un gusto
personal, una especie de desquite poniéndose del lado del humilde que lucha por
sobrevivir.
Buena fotografía, la musicalización, cuyo autor no
se identifica, algo cargante a ratos,
excelente edición del autor Muñiz y buena interpretaciones en conjunto; destaca
una serie de caras nuevas bien utilizadas.
O sea, pasando balance, una película seria y con
muy buenos detalles.
Y a Dios que me perdone.- Dirección y Guión: Ángel Miñiz; Fotografía:
Sebastián Cabrera Chellin y Peyi Guzmán; Intérpretes: Johnnie Mercedes, Jean
Jean, Clara Luz Perdono, José Grullón Jiménez, Miguel Ángel Martínez, Yamile
Scheker.
Clasificación: Aceptable
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